A través de sus diferentes etapas y procesos históricos, la humanidad ha tenido presente a la educación como una base fundamental de adecuación para solventar aspectos de la vida diaria, la posibilidad misma de dudar, proponer y preservar la existencia de la especie. La educación, como actividad que orienta, guía, transmite y reproduce saberes que posteriormente una persona puede usar individual o colectivamente, es en definitiva una parte esencial del hombre y de la sociedad. Sin ella, aspectos históricos, culturales y humanos no se pueden preservar, reproducir o inclusive, cuestionar. Nosotros, como Fonoteca, de hecho somos una propuesta que también se interesa por los temas educativos, máxime sabiendo que a través de las frecuencias de la Radio Nacional de Colombia, se emitieron por años enteros, programas de índole educativa.
Y sin que esto pueda sentirse como una sentencia definitiva, somos el resultado de una educación, de unas tradiciones, unas costumbres y unos procesos sobre los cuales hemos depositado la confianza a través del tiempo. Con ellos se nos facilita la resolución o el enfrentamiento de problemas, se nos permite reproducir procesos, tomar decisiones. (Sin ser esto una búsqueda de evitar los obstáculos).
Durante diferentes periodos, la educación ha tenido miradas que van desde la misión del estado como ente educador, la coexistencia de modelos entre entes estatales y privados, la presencia de la religión dentro de un modelo hasta los modelos experimentales o alternativos que en la actualidad se han presentado.
Surgen de este modo, importantes preguntas alrededor del tema cuando se refiere a la cobertura de ella dentro de la población de un país. ¿Puede decirse que tiene una amplia cobertura de la educación cuando al menos el 95% de sus habitantes tienen la educación básica primaria? ¿La educación es un derecho fundamental, una necesidad o una actividad esencial que el estado debe proveer? ¿Es también una posibilidad del mercado? ¿Qué es aquello que debe tenerse en cuenta como parte fundamental de este proceso?
Estas preguntas, aún no resueltas (y que de seguro son aún puntos de discusión entre gobiernos, pedagogos, maestros e instituciones), fueron un punto de partida para un desarrollar una historia que por más de treinta años formó parte de los medios de comunicación nacionales y con las que más de un millón de personas se formaron y se prepararon.
Se trata del programa Bachillerato por radio.
Una iniciativa originada en el gobierno del presidente Carlos Lleras Restrepo (1966 – 1970) como desarrollo de una oficina llamada Fondo de Capacitación Popular. El bachillerato por radio no fue la primera iniciativa para educar a través de los medios en Colombia, pero fue la más duradera. Hacia el inicio de la radio en Colombia (1925 – 1930) existieron emisiones educativas enfocadas hacia temas como filosofía, historia, geografía, inglés y francés. De esas emisiones se guardan registros en nuestros archivos.
Con el nacimiento de la Radiodifusora Nacional de Colombia (1940), estas emisiones dejan de hacerse, para ser retomadas bajo el gobierno de Carlos Lleras como un programa que ya en la década de setenta se hace efectivo. El bachillerato por radio fue además una estrategia de ampliación de la cobertura educativa, en un país que tenía una tasa de analfabetismo del 30% hacia los años sesenta, y que debía salir de este rezago.
Rastrear los pormenores de este programa, podría parecer fácil, sabiendo que más de un millón de personas accedieron a la educación secundaria con los cursos que el Fondo de Capacitación Popular creó y por las emisiones que se hicieron hasta el 28 de octubre de 2004. Pero no es esto cierto. Búsquedas en google no arrojan luces ni presentan los detalles de la historia.
Y es así como se recurre a las personas que hicieron esta historia y quienes tuvieron que ver con ella. Tres personas que dentro de este plan estuvieron, estuvieron contándonos los detalles de este programa con el cual los medios y la educación estuvieron juntos por más de treinta años. Tuvimos así a Rosalba Beltrán, Carmen Inés Gamboa y Esperanza Abril.
Entrevista Parte Uno
De una lección pasada, de una lección de vida
El servicio de capacitación popular, asumió el programa de educación a distancia que contemplaba el uso de medios de comunicación como herramienta de divulgación. Transcurrían los comienzos de los setenta. Fue de este modo como se dio inicio al uso de un tercer canal, conocido como canal educativo y cultural; que fue en el antecesor de la llamada Señal Colombia. La cobertura televisiva no era amplia, por lo que la radio cumplió un papel fundamental en la divulgación de los programas. Ella, al poder estar presente en zonas apartadas del país, hizo que más personas pudieran acceder a la educación con estos programas.
Se desarrollaron programas de primero a sexto de bachillerato (sexto a undécimo en la actualidad) en diferentes áreas del conocimiento (matemáticas, ciencias naturales, ciencias humanas, idiomas, entre otras) que fueron la base de trabajo para educadores y locutores. Las historias recuerdan cómo fue posible educar jóvenes y adultos a lo largo de la geografía nacional. Prácticamente, no hubo departamento de la geografía nacional (inclusive cuanto se les conoció como intendencias, comisarías y territorios nacionales) que no tuviera cubrimiento de este programa.
Pudo ser este un programa sin par en el continente. Fue consultado y referenciado por oficinas educativas de América Latina y el Caribe por medio de varias visitas y asesorías. Con él se formaron personas de distintos lugares del país que a través de las lecciones, los materiales de consulta y las clases, accedieron al conocimiento
Las pruebas de estado del ICFES, fueron también accedidas por un alumnado variado en procedencia, intereses y objetivos de vida. El alumnado podía venir del campo, de la ciudad o de zonas alejadas, pero su objetivo educativo, bien los movía a estar atentos a las lecciones impartidas y pruebas exigidas.
El bachillerato, ejemplo para tres generaciones
Antes de la existencia de las redes sociales, de tener un acceso a la red y la comunicación, en el que la inmediatez y la interactividad mandan la parada, se tuvieron consejos y reuniones de atención de dudas que resolvían las inquietudes de los alumnos. Esto se hacía a través de cartas, llamadas, visitas que alumnos y profesores tuvieron.
Trabajar este programa significó en principio desarrollar espacios de diez minutos para radio que condensaban clases de 45 minutos. Tanto profesores como comunicadores, adaptaron los contenidos para permitir que los oyentes usaran una hora de su jornada diaria, a escuchar y desarrollar las actividades propuestas. Los educadores fueron asesorados en algunos casos por locutores para asuntos de modulación de voz y manejo de micrófonos, o para presentación en televisión.
Entrevista Parte Dos
Estas tres mujeres, recuerdan además el paso por el Bachillerato por Radio como una experiencia en la cual la formación de nación se daba a través de la educación de miles de personas que posteriormente, por medio de cartas, llamadas o mensajes expresaron sus agradecimientos ante esta actividad.
Cada contenido fue cuidadosamente preparado, para cumplir estándares coordinados por el ministerio de educación y los medios de comunicación.
Hoy, casi diez años después de haber finalizado este programa, no solo estas tres educadoras de sociales, matemáticas e inglés recuerdan lo que significó que se redujeran las estadísticas de desequilibrio de acceso a la educación, sino que recuerdan lo que en significó para ellas educar por años a una población que surgió, precisamente por la necesidad de darle al pueblo colombiano, más opciones y ofrecerle una mejor calidad de vida.
A ellas, gracias, la Fonoteca bien sabe que la historia del Bachillerato por Radio hace parte de la historia de la radio pública colombiana.
