Los derechos laborales se obtuvieron luchando. Eso se conmemora el 1 de mayo, que recuerda a personas que murieron en Chicago en 1886 durante una huelga nacional por la jornada de ocho horas. El trabajo nunca ha dejado de cambiar, más aún con el desarrollo tecnológico, que ha traído riqueza pero que no ha solucionado la desigualdad. Los humanos nos adaptamos, pero es necesario pensar nuevas formas de producción frente a la inminente crisis climática. Aún así, el 1 de mayo y la búsqueda por un trabajo más justo no acabará.
Si un día de trabajo que se extiende a diez horas se siente eterno, imagina hace 150 años cuando era normal trabajar hasta dieciséis horas seguidas cada día. Fue necesaria una lucha ardua de los trabajadores, organizados en sindicatos, para conseguir los derechos laborales que tenemos hoy.
El 1 de mayo de 1886 empezó en Estados Unidos una huelga de aproximadamente medio millón de trabajadores, que exigían que la jornada laboral se redujera a ocho horas. En Chicago, entre intentos de la policía por disolver la manifestación y la tensión de la protesta, murieron al menos ocho personas. En honor a ellos, los mártires de Haymarket, el Congreso Obrero Socialista que se celebró en París en 1889 decidió que el 1 de mayo sería el Día Internacional de los Trabajadores.
Hoy, la lucha por un trabajo justo y digno no acaba, como se recuerda cada año en esta fecha, cuando cientos de miles de personas se toman las calles en ciudades de todo el mundo para recordar la historia de condiciones laborales inhumanas para los obreros y protestar por un futuro mejor.
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En Colombia, la lucha por los derechos laborales y el trabajo justo hace parte de un pilar de la democracia. No hay democracia sin sindicatos, que equilibran la relación entre capital y trabajo, dijo en 2012 el sindicalista Julio Roberto Gómez en el documental Día del trabajo, de la Central Unitaria de Trabajadores. Este fragmento del documental explica la importancia de esta fecha así como del movimiento sindical para Colombia:
Central Unitaria de Trabajadores - CUT. (2012). Día del trabajo: Día Internacional del Trabajo [Documental]. Colombia: RTVC Sistema de Medios Públicos. Archivo Señal Memoria, DV-260225.
Desde 1886 el trabajo ha cambiado tanto que, aunque hay puntos que se mantienen, el panorama contemporáneo es totalmente distinto. Algunos factores para considerar son, por ejemplo, la consolidación de China e India como potencias económicas, las transformaciones de los países que a fines del siglo XX transitaron del socialismo al capitalismo, la desindustralización de centros históricos de producción y la globalización. Billones de personas están sumidas en relaciones laborales muy distintas entre sí. Vivimos un contexto de cambio. La pregunta queda abierta: ¿Qué significa “trabajar” en 2021 y hacia adelante?
¿Cómo será el trabajo en el futuro? ¿Habrá trabajo?
Para pensadores del siglo XX como John Manynar Keynes, la clave estaría en el desarrollo tecnológico, que enriquecería a la humanidad. Sin embargo, con los años se comprobó que la riqueza y el desarrollo tecnológico han ido de la mano de la desigualdad creciente. El problema del trabajo y los derechos de los trabajadores no se ha acabado de resolver, y los cambios en el mundo y en las relaciones laborales continúan.
¿Cómo nos adaptaremos a nuevas formas de trabajar y de vivir?
Esta pregunta no es nueva, pues la historia del trabajo también ha sido la de la relación de la humanidad con la tecnología. Ya la máquina de vapor y la revolución industrial, por ejemplo, trajeron cambios radicales que necesitaron una forma totalmente distinta de trabajar, una adaptación difícil. O sea que la historia muestra que los humanos nos adaptamos y seguimos.
En el contexto del calentamiento global es necesario repensar el trabajo y la producción, pues estos dos factores han acentuado la crisis climática. El trabajo es el motor del sistema en el que vivimos ahora, pero ¿podría ser distinto? Ya hay claras propuestas para cambiar profundamente el panorama, como la renta universal básica (que aseguraría la subsistencia de todas las personas) y frenar el ritmo acelerado que nos impulsa.
El documental En el mismo barco (2016) de Rudy Gnutti se pregunta por el futuro y cómo afrontarlo desde la relación entre trabajo y tecnología. Dentro de las posibilidades, considera una forma de trabajar totalmente distinta. ¿Cómo sería una economía colaborativa con recursos comunes? Se divisa en esta opción un mundo sin trabajo, que no quiere decir no hacer nada sino una respuesta a las contradicciones que amenazan a la humanidad hoy: arrancar la raíz y pensar otra forma de organizarnos, de producir riqueza, de distribuirla.
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Es inevitable que el trabajo cambie en los próximos años. A todos los factores que ya venían de hace años se les sumó recientemente el de la pandemia del covid-19, que ya ha desembocado en consecuencias como cuestionar la necesidad de las oficinas y la presencialidad y el aumento de la demanda de domicilios a través de aplicaciones móviles, dinámicas que no entraban en los cálculos de los pensadores del trabajo de hace un siglo.
El trabajo se transformó desde el inicio de la humanidad hasta el siglo XIX, y luego de las huelgas, las conquistas de derechos y el reconocimiento del Día del los Trabajadores ha seguido cambiando, incluso mucho más rápido, hasta hoy. Y no se detendrá. El 1 de mayo sirve para, entre las subidas y bajadas de la marea, pensar en cómo las dinámicas laborales pueden ser más justas, una meta por la que la humanidad lleva siglos luchando. Como la transformación del trabajo, probablemente esta lucha tampoco parará.
Autor: Santiago Cembrano