Por: Luisa Fernanda Ordóñez
La Guerra Fría (1945-1989) como proceso histórico no tuvo un comportamiento homogéneo, de hecho, el muro no fue erigido sino hasta 1961, en un ascenso de la política de contención en las relaciones diplomáticas entre las dos potencias. Así, década tras década, desde finales de los cuarenta hasta 1989, este conflicto se vivió de diferentes maneras: cada territorio tuvo su modo de interpretar la confrontación ideológica en lo que aparentemente era una disputa entre dos sistemas políticos y económicos: el capitalismo y el comunismo. Por ello no sería justo entender la Guerra Fría solamente en coordenadas de El tío Sam versus la hoz y el martillo, lo que sucedió en América Latina fue distinto a lo que sucedió en Europa del Este o el sudeste asiático y, para no ir más lejos, la influencia de la Guerra Fría en Colombia se vivió de formas muy distintas a lo que pasó en Cuba, Argentina o El Salvador.
En Señal Memoria guardamos registros que dan cuenta cómo desde distintos frentes, programas radiales y televisivos cubrieron el paso a paso de la Guerra Fría fuera y dentro del país. Desde documentos que cubren el paso del batallón Colombia por la Guerra de Corea en 1951, la presencia de políticos norteamericanos para afianzar programas de política exterior como la Alianza para el progreso en la década del 60, hasta programas culturales en donde los países del bloque socialista buscaban afianzar los lazos entre Colombia y Europa del Este en las décadas del sesenta y setenta. La década del ochenta, tan traumática para nuestro país y al mismo tiempo tan importante para comprender el porqué del fin de este proceso histórico, está documentada con programas extranjeros patrocinados por embajadas que, por ejemplo, hacían presencia en la programación de la televisión educativa y cultural como los Clásicos de la animación soviética, o en la programación radial con servicios de corresponsalía internacional patrocinado por emisoras como Deustche Welle. Durante la década del noventa, series documentales como Inmigrantes dedicaron franjas de su producción a reflexionar sobre los sucesos transcurridos en este periodo desde la experiencia colombiana.
En nuestro archivo son profusos los documentos audiovisuales producidos en el contexto del surgimiento de la televisión en la década del cincuenta. Curiosamente, estos registros corresponden a documentos fílmicos producidos en película cinematográfica de 35mm, pues la televisión no se fijó en ningún otro soporte audiovisual hasta la llegada de la cinta de video a Colombia ya entrada la década del sesenta.
Gracias a la reciente digitalización de nuestro fondo fílmico, hemos encontrado dos joyas que documentan cómo se vivieron los inicios de la Guerra Fría en nuestro país, antes que se construyera el Muro.
Fernando Orozco produjo El batallón Colombia marcha a Corea, una pieza en la que se describe la partida de soldados colombianos al lugar que fuera el primer territorio de confrontación indirecta entre las dos potencias. En un elogio a las fuerzas armadas, el documento sitúa este evento como la participación de Colombia en una lucha universal para defender la democracia de fuerzas hostiles. Así, el narrador compara la gesta independentista y las ideas de Simón Bolívar con el envío del contingente local al lejano oriente.
En un hecho inédito, escasamente documentado e investigado hasta el momento, contamos con un registro sobre la llegada de refugiados húngaros a Colombia, luego de la infructuosa revolución contra el régimen comunista en 1956. En la década del noventa la directora Camila Loboguerrero realizaría un especial sobre los inmigrantes del lado este de la cortina de hierro, que llegaron a Colombia sin conocer absolutamente nada sobre nuestro país.
A propósito de los años sesenta y setenta, nuestro archivo cuenta con varios registros audiovisuales y sonoros que dan cuenta de, por un lado, la influencia de la política exterior norteamericana en nuestro territorio con programas como la Alianza para el progreso; y por el otro la necesidad de los países del bloque del Este de dar a conocer sus tradiciones y cultura, a través de los servicios de cooperación y transcripción de emisoras como Radio Praga. A medida que transcurren las décadas es posible percibir algunas constantes en la programación radial y televisiva de los medios públicos y de la HJCK en donde el intercambio cultural se hace evidente, en particular con los países tras la cortina de hierro.
Los años ochenta en Colombia fueron indudablemente años trágicos y complejos, en donde a la ya desconcertante situación de orden público se sumaron el auge del narcotráfico, el origen de grupos paramilitares y la persecución sistemática a las incipientes fuerzas de oposición. También son la década en que fue posible poner en marcha iniciativas de diálogo con grupos insurgentes en el país, cuyos registros audiovisuales conservamos en nuestro archivo.
Esta fue también la última década de la Guerra Fría. En América Latina, la primera mitad de la década implicó el inicio del desmonte de las dictaduras del Cono sur, y al mismo tiempo una creciente tensión en Centroamérica gracias al giro de la política exterior norteamericana durante el gobierno de Ronald Reagan hacia una mayor presencia militar y al patrocinio de fuerzas de contrainsurgencia en la región. En Señal Memoria conservamos un registro de la visita en 1982 de Reagan a nuestro país y de la recepción de ello por parte de algunos ciudadano.
En 1989, la caída del Muro de Berlín significó el desmonte del sistema político soviético y el surgimiento de un nuevo orden mundial. Pero mientras que en Europa los himnos de la unificación resonaban con intensidad, nuestra región a finales de los ochenta tuvo experiencias encontradas: mientras que Chile deponía a Pinochet en un exitoso plebiscito cuyo principal detonante fue una campaña mediática, en Colombia la violencia recrudecía y fue documentada extensamente por programadoras y noticieros privados. En nuestro archivo guardamos las alocuciones presidenciales televisivas y los registros radiales noticiosos (del fondo Todelar) que cubrieron los hechos coyunturales que tuvieron lugar en el país y algunos eventos que ocurrían alrededor del globo.
Las lecturas posibles al fin de la Guerra Fría desde nuestro archivo ofrecen un terreno casi infinito de enfoques de investigación y maneras de aproximarnos a un evento que, más que una fecha, es un umbral de la historia a partir del cual podemos entender gran parte del devenir político de América Latina como región. Además, la presencia de reflexiones en torno a la cultura, las artes y la literatura como puntos de encuentro entre los países del bloque este, marcados por la política exterior soviética y América Latina influenciada por la norteamericana, son un corpus documental inédito del que aún quedan muchas historias por contar.