La importancia de llamarse Louis Armstrong | Señal Memoria

gráfica del trompetista Louis Armstrong
Publicado el Mar, 06/07/2021 - 14:11 CULTURA Y SOCIEDAD
La importancia de llamarse Louis Armstrong

Louis Armstrong aprendió a tocar la trompeta en un reformatorio, al que lo enviaron por disparar al aire a los once años. Sin mayor entrenamiento musical que ese, pasó a revolucionar la historia del jazz con su forma de interpretar la trompeta. Además, avanzó el jazz de su dinámica colectiva a un género caracterizado por sus solos. Su canto, con una aproximación melódica particular, también fue transgresor. En todas las facetas, revolucionó la música. Él murió un día como hoy, hace 50 años. Recordamos su impacto y su vida.

La celebración del Año Nuevo embistió a un joven Louis Armstrong con el ímpetu de una estampida de búfalos. Tenía once años cuando, antes de que el reloj marcara las doce y empezara el primero de enero, cogió una pistola y disparó al aire. Por eso fue enviado a un reformatorio. Allí entró a la banda y aprendió a tocar la corneta y la trompeta. Ese fue el único entrenamiento que recibiría, y el inicio como músico de uno de los hombres que fundó el jazz como lo conocemos, un artista revolucionario.

Louis Armstrong nació en Nueva Orleans. Decía que había sido el 4 de julio de 1900, pero los registros indican que fue el 4 de agosto de 1901. Difícil saberlo con precisión: no le celebraban sus cumpleaños en su infancia. Su barrio era pobre; su padre, ausente. Enfrentó discriminación racial.  Y aún así vivió una vida feliz; en uno de sus mayores hits celebraría el mundo como maravilloso.

En New Orleans, a orillas del Mississippi, Armstrong creció rodeado de jazz y la tradición musical negra de blues y lamentos. Allá se volvió una sensación luego de mostrar su talento tocando en clubes, botes y calles. En 1922 se mudó a Chicago para tocar con Joe “King” Oliver, uno de sus ídolos. Luego pasaría a Nueva York, donde tocaría en la banda de Fletcher Henderson y al lado de Ma Rainey y Bessie Smith, notables vocalistas de la época. Así creció su estrella.

En 1925 volvió a Chicago, donde grabó con sus grupos: los Hot Five y los Hot Seven. Y a partir de los 30 empezó a cantar cada vez más y se consolidó como un gran cantante, lo que llevó su carrera a un nuevo nivel. Con esa base, Armstrong vivió de gira, tocando y gozando, el resto de su carrera. Se estableció en Queens, pero se hizo un ícono masivo del entretenimiento y la cultura estadounidenses; incluso llegó a la pantalla grande como actor. 

Entonces, ¿por qué Louis Armstrong es una leyenda del jazz? ¿Qué lo hizo tan especial? ¿Cuál es su legado? En un contexto de inicios de siglo en el que el jazz, todavía en formación, era una actividad colectiva, Armstrong despuntó como solista. La forma en que tocaba la trompeta no tenía precedentes. Cambió las reglas y la estructura con ráfagas de viento sonoro y un torrente de inventiva sin fin para interpretar su instrumento, al que hizo un vehículo de belleza y potencia que el soplo vital de sus labios impulsaba.

En 2001, para el centenario del nacimiento de Armstrong, Roberto Rodríguez Silva hizo un especial en HJCK, material que rescatamos del archivo de Señal Memoria. Acá se puede escuchar a Armstrong desplegando todos sus dotes musicales:

 

Rodríguez Silva, Roberto (2000). Centenario de Louis Armstrong. Colombia: HJCK. Archivo Señal Memoria, HJCK-DGW-077433-01.

 

Louis le dio un nuevo ritmo a Estados Unidos, una nueva técnica a la trompeta e incluso una nueva dinámica al canto, al que también impactó con su noción de melodía y de interpretación...

 

Puede parecer normal visto desde hoy, pero fue él el que normalizó esa forma de hacer jazz, tanto en grabaciones como en vivo, con su sentido del tiempo y del ritmo únicos. Louis le dio un nuevo ritmo a Estados Unidos, una nueva técnica a la trompeta e incluso una nueva dinámica al canto, al que también impactó con su noción de melodía y de interpretación, llena de scat singing. Además, su música fue la banda sonora no oficial del renacimiento de Harlem, un movimiento que revitalizó la cultura negra en Estados Unidos. Su impacto, pues, fue musical y social.

Llegarían sus reconocidos duetos con Ella Fitzgerald y Bing Crosby, así como sus éxitos “Hello Dolly” y “It’s a Wonderful World”. Hacia mediados del siglo XX Armstrong tomó distancia frente al bebop, la nueva corriente del jazz, lo que a lo vez lo alejó de nuevas figuras del jazz. No hubo un gran crecimiento musical en su carrera, señaló el crítico John McWhorter en The New Yorker, pues el estilo con el que empezó fue con el que terminó. “Armstrong incorporó una disyuntiva particular: fue un pionero, pero no un experimentador. Entró a la escena del jazz tan temprano, y su don era tan natural, que apenas parece habérsele ocurrido que lo que hacía era arte”.

 

[...] adaptarse e incorporar más canto a sus rutinas, y así seguir impresionando a las audiencias en los cerca de 300 conciertos que daba por año. Fue un trabajador incansable.

 

Esto no se debe confundir con complacencia: él nunca dejó de exigirse a sí mismo. Incluso cuando ya su familia y amigos le decían que se retirara y su labio superior, fuertemente golpeado y afectado por su técnica heterodoxa a la hora de tocar la trompeta, sangraba tras las presentaciones, no se detuvo. Lo que hizo Loius fue adaptarse e incorporar más canto a sus rutinas, y así seguir impresionando a las audiencias en los cerca de 300 conciertos que daba por año.  Fue un trabajador incansable. 

Tocó la trompeta, cantó y reventó cada escenario que pisó con una presencia escénica notable. Fue criticado por su exuberancia en tarima, donde era todo sonrisas y chistes, (hasta por Miles Davis y Dizzy Gillespie, leyendas del jazz que avanzaron por la trocha que él abrió) por lo que se percibía como complacencia frente al sistema racista y las personas blancas.  Esta percepción omitía, por ejemplo, que rechazó tocar en la Casa Blanca cuando Nixon era presidente, porque reconocía la maniobra como un truco de relaciones públicas del presidente, así como sus críticas al presidente Eisenhower y el gobernador de Arkansas por intentar mantener segregada una escuela en Little Rock, Arkansas. Sí habló y sí le hizo frente al racismo, pero lo hizo a su manera.

 

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El mismo Gillespie lo entendió años después: “Empecé a reconocer lo que yo había considerado como sonrisas en la cara del racismo como su rechazo absoluto a dejar que nada, ni siquiera la rabia por el racismo, le robara la alegría de su vida”.

Louis Armstrong murió en Nueva York el 6 de julio de 1971, un día como hoy hace 50 años. Pop, Satchmo, Louis, llámenlo como quieran. Solo recuerden la importancia de su nombre y de lo que hizo con la trompeta.

Para terminar, escuchemos a expertos hablar de Louis Armstrong y su impacto desde distintas perspectivas, en el programa Hablemos de… (1999), del archivo de Señal Memoria.

 

Sánchez, Olga (1999). Hablemos de…[Louis Armstrong] [Magazín]. Colombia: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 017712.

 


Autor: Santiago Cembrano

 

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Fecha de publicación original Mar, 06/07/2021 - 14:11