Ficha Técnica
Un día como hoy, 20 de mayo de 1932, tuvo lugar una de las más memorables hazañas de la aviación, protagonizada por Amelia Earhart, la primera mujer en realizar en solitario la travesía del océano Atlántico, cosa que solamente había llevado a cabo cinco años antes Charles Lindbergh y que contribuyó en gran medida a que el Congreso de Estados Unidos, su país, le otorgara a la aviadora la Cruz Distinguida de Vuelo.
Nacida en 1898, Earhart había estudiado en las universidades de Columbia y Harvard y en la Primera Guerra Mundial sirvió como enfermera en un hospital de campaña, antes de trabajar como asistente social en Boston. Sin embargo, desde muy joven sintió una profunda pasión por la aviación y su momento dorado llegó en junio de 1928, al convertirse en la primera mujer en atravesar el Atlántico en calidad de pasajera, en un avión pilotado por Wilmer Stultz y Louis Gordon.
Fue un viaje de 3.200 kilómetros entre Terranova y Gales que, sin duda, sembró en Amelia el anhelo de estar algún día ella misma a cargo de los comandos del avión. Un sueño que, en efecto, se vio cumplido el 20 y 21 de mayo de 1932 y que la BBC registró en su momento, tal y como lo atestigua el siguiente fragmento de audio de la HJCK, conservado en los archivos de Señal Memoria, en el que se describe a Amelia Earhart como “una de las mujeres más temerarias de su generación”. Un audio que nos brinda la oportunidad de escuchar, con plena nitidez, la voz de la aviadora:
En los últimos cinco años de la vida de Amelia Earhart no faltaron otras proezas, fruto de su propósito por romper sus propios récords. En 1935, por ejemplo, llevó a cabo en solitario la travesía entre Honolulú (Hawai) y Oakland (California), una distancia superior a la que separa Estados Unidos y Europa, convirtiéndose en el primer piloto en terminar ese difícil viaje. Tales triunfos no solo ayudaron inmensamente a abrir el camino de la aviación comercial, sino que también pueden entenderse como pasos de gigante en el ascenso de las mujeres a campos de la actividad humana que hasta entonces les estaban vedados.
Sin embargo, su ambición le jugó una mala pasada. En 1937 decidió dar la vuelta al mundo, no en etapas cortas, a través de los cielos del hemisferio norte, sino siguiendo la línea del ecuador. En compañía de su copiloto, el capitán Frederick J. Noonan, la aviadora inició la travesía en Miami (Florida), el 1 de junio. Fue la última aventura de Amelia Earhart.
Un mes y un día después y tras haber recorrido 33.000 kilómetros, su avión desapareció cuando realizaba la penúltima etapa. Al parecer, Earhart y Noonan se quedaron sin combustible cuando volaban sobre el mar. La búsqueda duró décadas. Incluso podría decirse que no ha concluido. Y se han tejido no pocas teorías de corte fantástico al momento de explicar el misterio.
Lo que sí es cierto es que en 1932, Amelia Earhart iniciaba uno de sus vuelos más gloriosos que la llevaría a pasar a la historia como una de las grandes pioneras de la aviación y como una mujer que a punta de pasión, talento y ejemplo, contribuyó como pocas, no solo al despegue de la aviación, sino también al engrandecimiento de todas las causas feministas.
Autor: Fernando Nieto