Ficha Técnica
En Colombia son varias las leyes que han creado bancos de emisión, más conocidos como bancos centrales, cuyo más claro exponente es el Banco de la República.
La Ley 30 de 1922, autorizó al gobierno a promover y acometer la fundación de un banco de emisión, giro, depósito y descuento. Era la cuarta oportunidad en la historia de Colombia en la que el Estado intentaba crear un banco central que actuase como banquero, promoviera el crédito público y diera confianza a los inversionistas en la economía nacional.
A principios de 1923, el presidente Pedro Nel Ospina contrató a un grupo de expertos agrupados bajo el nombre de Misión Kemmerer (coordinada por un economista estadounidense que llevaba dicho apellido), la cual tuvo dos objetivos. Por un lado, hacer un “estudio de realidad económica mediante el contacto y discusión con cámaras de comercio, sociedades de agricultores y agentes oficiosos regionales de Colombia”. Por otro, elaborar el estatuto orgánico del Banco, aprovechando las leyes, experiencias y fracasos de años anteriores.
Actualmente, el Banco de la República no solo es la entidad encargada de contribuir, en no poca medida, a que la economía del país esté a tono en el contexto mundial, dando confianza a quienes quieran invertir en Colombia, sino que también tiene a su cargo una importante tarea de generación de conocimiento y actividad cultural, heredadas de la misión Kemmerer y ratificadas en la Constitución de 1991 y en la Ley 31 de 1992.
En este aspecto de promoción de la cultura, en sus casi cien años de trayectoria el Banco ha desarrollado diferentes estrategias que han enriquecido la vida de millones de colombianos, como el Museo del Oro, así como iniciativas encaminadas a la difusión musical, por ejemplo.
Esta labor del Banco de la República la podemos ver en un documento de video en el que aparece el reconocido actor Jorge Enrique Abello haciendo uso de uno de los símbolos más representativos de la entidad: la Biblioteca Luis Ángel Arango, ubicada en el sector histórico de La Candelaria, en Bogotá.
Autor: Hugo Guerra