Ficha Técnica
Más allá de los hechos luctuosos que acompañaron al diario a finales de los años 80, su historia también se enmarca en constantes cierres en el siglo XIX, como consecuencia de su oposición al régimen conservador del momento y a la divulgación de noticias que, si bien eran ciertas, afectaban al gobierno.
En gran parte de los cierres que afrontó El Espectador en aquella época está la figura de su fundador, Fidel Cano. En el Archivo Señal Memoria conservamos un homenaje a este hombre importantísimo del periodismo, con motivo del centenario de su natalicio.
La voz es del controvertido exministro Luis López de Mesa, quien aborda algunos rasgos de la personalidad de Fidel Cano, entre ellos el de revolucionario, no sólo del oficio, sino también de las publicaciones que realizó y que trajeron el cierre del medio.
En su primer editorial, Cano anunciaba “aprovechar al servicio del liberalismo como doctrina y como partido, la escasa suma de libertades que a la imprenta le han dejado las nuevas instituciones, y luego procurar que otros contribuyan al cultivo de la Patria”. Estas palabras fueron la base de sus publicaciones y los problemas que vendrían para El Espectador.
Enrique Santos Calderón, en su artículo sobre la prensa en Colombia, publicado en la Nueva Historia de Colombia, nos dice que el 8 de junio de 1887 el gobierno de Núñez suspendió la edición del periódico. Reapareció seis meses después. El 7 de marzo de 1888 Núñez dictó la célebre Ley 61 de ese año, nombrada por Cano como la “Ley de los caballos”, que castigaba con prisión, exilio o la pérdida de derechos políticos a quienes alteraran el orden público.
La Ley en cuestión se constituyó en el más formidable instrumento de represión contra la prensa opositora de la época. Censura y despotismo fueron la norma durante la llamada época de la Regeneración, ya que además de El Espectador, otra docena de publicaciones liberales también fueron suspendidas.
El 27 de octubre de 1888 volvió a ser prohibida su publicación. Amparado en esta ley, el designado Carlos Holguín ordenó su cierre por casi 3 años. El 12 de febrero de 1891 reapareció. Siguió la prohibición de 1893, que trajo la prisión de Fidel Cano, durante 18 meses.
En adelante se dieron tres suspensiones más: 1896 y 1899, esta última a raíz del estallido de la Guerra de los Mil Días. Reapareció nuevamente tras el fin del conflicto. Pero en 1904, en el caldeado ambiente político del gobierno del general Rafael Reyes, fue suspendido durante 9 años.
Autor: Javier Hernández
