Ficha Técnica
Primero se pide respeto y se honra la historia de las tradiciones. Después de todo, más que un relato es una invocación. Así empieza Diana Uribe el nuevo episodio de la serie de Ferias y fiestas, que aborda el Festival del Porro en San Pelayo (Córdoba) y el Festival de Gaitas de Ovejas (Sucre), historias de ancestralidad, memoria y vida. Historias de danza. Historias de mucha música que atraviesa los ríos, las ciénagas, las sabanas y los montes.
Uribe primero analiza la región del país encantado de las aguas, como se conoce el territorio otrora habitado por los sinúes, hoy Córdoba, Sucre y el sur de Bolívar: es ahí donde suceden ambos festivales. La gaita y las aguas conforman dos pilares fundamentales para estas comunidades anfibias, como las describió alguna vez el sociólogo Orlando Fals Borda. Los sinúes eran ingenieros, sabían manejar las aguas y entender la naturaleza de su región, argumenta Uribe. Así que vemos que antes de entrar en las fiestas es necesario entender ese contexto histórico.
Candelario Obeso decía que el porro, que viene del fandango, tiene la medida exacta de la pasión: tiene el ritmo de la vida y late con el corazón. Aunque los orígenes del Festival del Porro son disputados, lo que sí está claro es que es un terreno de goce, como bien lo resalta la historiadora. Lucho Bermúdez y Pacho Galán se establecieron como las caras principales de la extensión del porro, las gaitas y la cumbia por toda América Latina; pero, a la vez, estos elementos estuvieron, están y estarán vivos a través de las manifestaciones populares, autores quizás anónimos y músicos esmerados en el diálogo musical y la exploración de la tradición, así como de la música como postura ante el mundo.
Todo esto se condensa, como afluentes que desembocan en el río, en el Festival de San Pelayo. En 1977, en aquel pequeño pueblo del departamento de Córdoba, se consolidó esta historia. Del archivo de Señal Memoria, el programa Aquí nacen las canciones, dirigido por José Jorge Dangond Castro, fue a San Pelayo para acercarse al Festival del Porro. Así podemos ver la importancia de este festival para el patrimonio cultural de la nación.
Y ahí sí entramos a entender la gaita, la señora de todo lo que pasa en estos festivales. Su origen es indígena y tiene una gran fuerza en el mundo afro: de ese encuentro de ambos mundos surge uno nuevo riquísimo. Uribe describe las particularidades de cómo se hace una gaita, pero lo que más destaca es que es mucho más que un instrumento: en la gaita se cristaliza una cosmovisión, una historia y una forma de interactuar con el mundo.
Autor: Santiago Cembrano