Ficha Técnica
En la historia de la fotografía colombiana del siglo XX, encontramos grandes nombres que sirven como referentes: Benjamín de la Calle, Melitón Rodríguez, Hernán Díaz, Leo Matiz Espinoza, Manuel H., Gumersindo Cuéllar, entre muchos otros. A primera vista, podríamos pensar que la fotografía en esta época solamente tuvo exponentes masculinos, sin embargo, dentro de este grupo de fotógrafos se destaca Hermi Friedmann, una austriaca apasionada por Colombia que retrató en su lente a grandes personalidades que la rodeaban en el mundo artístico, político y cotidiano.
Esta historia empieza en Austria, hogar de la familia Friedmann que, como varias de las familias europeas de principios del siglo XX, no se sintió convencida por los ideales nazis que comenzaron a popularizarse durante la década de 1930, tal y como lo narra Susana Friedmann sobrina de Hermi. A raíz de esto, el padre de Susana emigró a Colombia y con él, el resto de su familia. Por esta razón, Hermi llegó en 1935 a Colombia por Barranquilla, desde allí comenzó a retratar este territorio con el más grande amor en su lente hasta su fallecimiento en 1989.
La memoria visual de Hermi fue omitida en numerosas ocasiones: no le daban crédito a sus fotografías, las perdían y hasta su estudio terminó incendiado tras los sucesos del 9 de abril; pero, tal y como comenta Susana (en una entrevista que le hicimos), eso no la desanimó. Retrató la cultura, el arte, la naturaleza y la mujer… la verdadera pasión de Hermi era la fotografía en todos los espectros posibles, más allá de que su trabajo no fuera reconocido en los teatros a los que asistía, al igual que en los diarios de la época, quienes veían muy fácil eliminar el distintivo pie de “Foto Hermi” con el que firmaba cada uno de sus productos.
Por ello, Susana afirma que el principal desafío al que se enfrentó Hermi fue al de encarar a un mundo que no la entendía y que a ella no le importaba, ya que traía consigo unos recursos tecnológicos que en su momento no eran comunes dentro del gremio de fotógrafos, llamando la atención de aquellos que se le oponían con gran envidia, además de que logró ser parte de círculos sociales exclusivos como una mujer europea liberada y con ideas avanzadas para su época.
Gracias a estos recursos tecnológicos, dentro de su fotografía sobresalen retratos de campesinos, niños, la pobreza y la soledad; temáticas mucho más profundas y que se vieron notablemente influenciadas por compañeros como Hernán Díaz y Abdú Eljaiek. Además, Susana explica que la fotografía de Hermi se destaca por su técnica, ya que realizaba su desarrollo y producción en su propio laboratorio, teniendo bajo su control todos los retoques que deseaba hacer en sus fotografías y, al mismo tiempo, podía dedicarle tiempo a capturas informales en las que se plasmaban momentos íntimos de personajes que usualmente no eran vistos desde esta perspectiva.
En definitiva, la historia de Hermi Friedmann nos recuerda la importancia de rememorar a las mujeres que, como ella, pavimentaron el camino para las fotógrafas en la actualidad. A pesar de los desafíos y las dificultades que enfrentó, Hermi fue una pionera en su campo, destacándose por su técnica y capacidad para capturar la esencia de su entorno. A través de su obra, Hermi nos muestra que la fotografía es un medio poderoso para reflejar la vida cotidiana y para explorar la complejidad de las experiencias humanas. Su legado nos inspira a seguir explorando y descubriendo nuevas formas de expresión artística, y nos recuerda que siempre hay espacio para la innovación y la creatividad.
En conclusión, Hermi Friedmann es un ejemplo para todas las mujeres que quieran hacer carrera en el mundo de la fotografía y las artes visuales y por esta razón, en el Archivo Señal Memoria recordamos la importancia de esta fotógrafa por medio del programa Un día en la vida de la mujer en la fotografía, dirigida por Mary Ann Look R de 1984, aquí, la propia Hermi nos cuenta sobre su llegada a Colombia y su vida profesional.
Autora: Valentina Mena
