Jaramillo Agudelo o la alucinación de la palabra escrita | Señal Memoria

Un día como hoy, hace tres cuartos de siglo, nació en Santa Rosa de Osos (Antioquia) Darío Jaramillo Agudelo, uno de los poetas colombianos más importantes de la segunda mitad del siglo XX cuya voz, se ha dicho, renovó la poesía amorosa que se venía escribiendo en nuestro país.

Tal logro no resulta menor, ni tampoco es el único. Aparte de poeta Jaramillo Agudelo es abogado y economista de la Universidad Javeriana, y también novelista, ensayista, editor y gestor cultural, tarea esta última que desempeñó al frente de la Subgerencia Cultural del Banco de la República durante más de veinte años. Allí dirigió el Boletín Cultural y Bibliográfico de la Biblioteca Luis Ángel Arango, consolidó la Red Nacional de Bibliotecas y gestionó las colecciones del Museo del Oro y del Museo de Arte Miguel Urrutia.

Pertenece a la generación desencantada de la cual también hacen parte José Manuel Arango (1937-2002), Giovanny Quessep (1939), Harold Alvarado Tenorio (1945), María Mercedes Carranza (1945-2003), Juan Manuel Roca (1946) y Juan Gustavo Cobo Borda (1948). El erotismo tratado de manera directa y la ausencia de un credo político que oriente las posturas y visiones de los creadores, son algunas de las características de la obra de este grupo de poetas, cuyos libros empezaron a ver la luz en la década de 1970. 

De hecho, la primera colección de poemas de Jaramillo Agudelo, Historias, apareció en 1974 y en 1978, a la edad de 31 años, obtuvo el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus. Cuarenta años después fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca-Ciudad de Granada, considerado uno de los más prestigiosos en el ámbito de la poesía escrita en español. 

Y entre uno y otro premio, toda una serie de títulos: los poemarios Poemas de amor (1986), Cantar por Cantar (1992), Del ojo a la lengua (1995) y Cuadernos de música (2008), entre otros. Y novelas como La muerte de Alec (1983), Cartas cruzadas (1994), Novela con fantasma (2004), e Historia de Simona (2010).

Sin embargo, en una entrevista concedida al también poeta Ramón Cote Baraibar, dijo que “uno nunca aprende el oficio de poeta. Eso que llaman oficio es una mentira para la poesía porque para el poeta todos los días son el primer día para escribir el primer verso”, palabras que recuerdan las de Jorge Luis Borges cuando confesó que la escritura de cada poema lo obligaba, en cada ocasión, a inventar la literatura.

De Poemas de amor escuchemos las composiciones Poema de amor 1, Poema de amor 3 y Poema de amor 4 en la voz del autor y grabadas por la HJCK en documento sonoro conservado por Señal Memoria, como una manera de rendir homenaje, en su cumpleaños 75, a Darío Jaramillo Agudelo, así como una invitación a leer su obra. Al fin y al cabo, alguna vez el poeta dijo que la poesía es la “capacidad de alucinar con la palabra escrita”.