Ficha Técnica
Huyendo de las minas del Pacífico y de las haciendas que rodeaban a Cali y Popayán, familias enteras de afrodescendientes colonizaron la frontera agrícola del curso alto del río Cauca y el valle del Patía. Era el siglo XVIII cuando, con el poder de su propia tenacidad, resistieron la presión política y cultural de la sociedad criolla y mestiza. Familias extensas, organizadas mediante la propiedad comunitaria de la tierra y que basaban buena parte de su identidad en la habilidad para desempeñar los oficios del campo: la doma de mulas y caballos, el manejo de las herramientas para labrar la tierra y cortar las ramas, el molerse bajo el sol…
En el siglo XIX esas mismas habilidades físicas sirvieron para formar las guerrillas que apoyaron la Independencia en el caso vallecaucano y al bando realista en el patiano, en el apoyo a los alzamientos de cimarrones decepcionados con una república incapaz de abolir la esclavitud, en unas guerras civiles que prometían el ascenso social y la conservación de su autonomía… Fue así como este pueblo cultivó una fama temible en uno de esos conflictos, el único ganado por los insurgentes.
"Allí está el origen de la grima, esgrima colombiana o esgrima con machete, un arte marcial originario de Puerto Tejada, norte del Cauca". Es posible que sus orígenes sean diversos, desde las prácticas militares de los pueblos de África occidental hasta la esgrima española aprendida de los criollos en la época colonial. Esa historia la cuenta la serie Que el mundo lo sepa, producida en 2013 por Señal Colombia.
Autor: Felipe Arias Escobar