Ficha Técnica
La enfermedad de Hansen, más conocida como lepra, es una enfermedad infecciosa crónica causada por el bacilo mycobaterium leprae que afecta los nervios periféricos, la piel, las mucosas, los ojos y los huesos. Ha estado presente en el territorio colombiano desde la Colonia, cuando fue traída de Europa. Para entender sus particularidades es necesario hacer un breve análisis de su procedencia, su estigma religioso y el proceder de los leprocomios —también llamados lazaretos— en Colombia.
Uno de los primeros rastros históricos de la lepra se remonta al año 2000 a.C. en la India, bajo el nombre de kilasa, que traduce mancha blanca de piel en el texto hinduista de Átharva-veda.
En el siglo XV a.C. en el Levítico (Antiguo Testamento) se explica que los kohen —sacerdotes de la orden de Aaron— estaban obligados a reconocer a un metzora, esto significa un hombre atacado por la enfermedad denominada como tzara’at, entendida como una mancha blanca en los cabellos de la piel, acompañada de una llaga. Esta complicación era causada cuando alguien hablaba mal de la otra persona y por ello Dios le enviaba dicho castigo. La manera de solucionar tal desdicha era hablar con el Kohen Gadol —sumo sacerdote— que ofrecía alejar a la persona del campamento por un periodo de siete días —llamado medida por medida— para que meditara sobre su conducta en soledad. Después de los siete días la persona debía ofrecer un sacrificio o un mikve: un baño de purificación.
Tal concepción de la lepra se mantuvo durante siglos, a tal punto que desde su aparición en territorio colombiano la lepra tuvo un gran impacto social y político. De ahí que se hayan implementado políticas centralizadas de segregación de los leprosos, lo que se refleja en la creación de los lazaretos, llamados de esta manera por San Lázaro, el santo de los leprosos. También eran conocidos como leprocomios y desde 1905 se constituyeron en ámbitos de aislamiento. Con los años se transformaron en instituciones médico sanitarias que no lograron su cometido y por ello fueron abolidas en 1961. Es importante mencionar que los lazaretos estaban destinados principalmente a personas de condiciones socioeconómicas bajas, pues quienes tenían más dinero estaban en capacidad de habitar espacios lejanos y con más comodidades.
Así, a principios del siglo XVII se fundó el hospital de San Lázaro en el centro de Cartagena. Sin embargo, a raíz del temor generalizado de los habitantes frente a la cercanía de los enfermos, el hospital se trasladó a la isla de Tierra Bomba, en el sitio de Caño de Loro, lugar elegido, entre otras razones, por la precariedad de las vías. Allí estuvo hasta la primera mitad del siglo XX, cuando finalmente fue clausurado.
En 1784 en Socorro (Santander) se acondicionó una casa a las afueras del poblado —Regadillo— en donde se recluyeron los leprosos en precarias condiciones, lo que llevaba a que la enfermedad proliferase. Entonces el lazareto fue reubicado en el Curo, al margen del río Suárez, un mejor lugar para los enfermos. Sin embargo, dadas las condiciones climáticas, los leprosos se trasladaron a Contratación, un valle en la cordillera de los Yariguies, entre las quebradas de Agua Fría y Macaligua.
En 1867 se fundó en el Estado de Cundinamarca el lazareto de Agua de Dios, donde varios leprosos fueron ubicados de manera voluntaria. El lugar se hizo muy importante para los enfermos de lepra cuyos dolores se aliviaban en las aguas termales de Tocaima. El gobierno favoreció los lazaretos de Agua de Dios, Contratación y Caño del Loro con una nueva serie de políticas que les otorgaron mejores condiciones para que los enfermos pudiesen llegar a estos lugares, pero no salir de los mismos. Aún la enfermedad estaba fuertemente estigmatizada.
A raíz de esta breve historia sobre los leprocomios en Colombia, en Señal Memoria rememoramos la lepra, sus estigmas y complejidades ligadas a lo religioso, por medio de este fragmento sonoro de la Revista Dominical de 1994 de la HJCK.
Autora: Valentina Mena