Ficha Técnica
Por ley son civiles. Sin embargo hubo una época en que los representantes de la Iglesia católica, tenían una jurisdicción no establecida con el poder de vetar la inhumación de personas como trabajadores sexuales, suicidas, protestantes y masones de rango medio. Esto nos habla del tipo de país que era Colombia hasta un tiempo relativamente reciente. Un país excluyente incluso en el momento de la muerte.
La normatividad para inhumar a los muertos ha tenido también una evolución constante a medida que avanza el proceso de secularización en Colombia. La Resolución 1447 de 2009 Por la cual se reglamenta la prestación de los servicios de cementerios, inhumación, exhumación y cremación de cadáveres, contempla ya en su artículo tercero "Prestar servicio a todas las personas, sin distingo de credo religioso, raza o condición política, social y económica, cuando la condición religiosa así lo permita".
No obstante, es claro que en cementerio que se respete en Colombia —por lo menos con más de 100 años de existencia—, abunda en la presencia de cruces, vírgenes y ángeles de piedra evidencia de la fuerte influencia católica del país. En estos sitios es raro encontrar estrellas de David, medialunas o alguna estrella invertida de cinco puntas.
Personas excluidas de la sociedad o simplemente NN's, se veían abocados a una modesta y fría sepultura en fosas comunes. Mendigos, personas de tercera edad olvidadas en los ancianatos de beneficencia, enfermos mentales sin familia, todos excluidos de una sepultura digna, terminaban enterrados en grupo en camposantos de los límites de pueblos y ciudades. Paradójicamente con una incipiente ceremonia religiosa católica de por medio y en el mejor de los casos.
En otros contextos, cementerios privados, no confesionales también surgieron en algunas zonas de Colombia para albergar los despojos mortales de algunas de esas personas. Uno de estos sitios es el Cementerio Libre de Circasia en el Departamento del Quindío. Una nota audiovisual del programa Cultura Viva, transmitido en enero de 2006, aborda el sitio de descanso que surgió desde los años 30 para recibir principalmente masones y otras personas que no podían ser enterradas en el cementerio de ese y otros pueblos del departamento por dictamen de algunos sacerdotes intolerantes.
Por: Javier Hernández
