Ficha Técnica
Para conmemorar el Día Mundial contra la Pena de Muerte, celebrado desde el año 2003, quisimos recordar una de las últimas ocasiones en que esta medida se llevó a cabo de manera legal. El episodio en cuestión corresponde a la recreación del fusilamiento de los autores del atentado contra el Presidente de la República, Rafael Reyes, el 10 de febrero de 1906.
Este fragmento corresponde al último capítulo de la miniserie Rafael Reyes, vencedor de imposibles, emitida por los medios públicos en 1984. En ella se recrea con lujo de detalles ese escabroso momento de la historia colombiana en el que la pena capital se llevaba a cabo con pleno apego a la Constitución Política de 1886.
En su vida republicana la pena de muerte se aplicó para los delitos de rebelión, sedición, traición y conspiración. Famosas fueron las ejecuciones públicas de los conspiradores que atentaron contra la vida de Simón Bolívar o el fusilamiento de los prisioneros de la Batalla de Boyacá.
En esa primera mitad del siglo XIX se permitió la pena capital bajo la premisa de que el castigo ejemplar disminuía los índices de criminalidad que asolaban al país. En 1849 se abolió de manera parcial para estos delitos, pero se seguía aplicando para los delitos de parricidio, asesinato, envenenamiento, piratería y cuadrilla de malhechores. Se abolió totalmente en 1863 con la Constitución de los Estados Unidos de Colombia.
Sin embargo, se retomó con la nueva constitución política de 1886. Motivados por el aumento de la criminalidad durante el llamado Olimpo Radical, se buscaron penas más fuertes para garantizar el orden en la República. Pero, debajo de cuerda, era uno de los argumentos de aquellos opositores a las ideas liberales en el país, lo que se expresó en esta constitución de corte conservador y centralista, totalmente contraria a la Constitución de 1863.
El artículo 29 de la Carta Magna de 1886 prohibió llevar a cabo la pena capital para los delitos políticos. Se aplicaba para los delitos de “traición a la Patria en guerra extranjera, parricidio, asesinato, incendio, asalto en cuadrilla de malhechores, piratería, y ciertos delitos militares definidos por las leyes del ejército”. Pero a pesar de esa prohibición se usó en los periodos de guerra civil para castigar a los detractores liberales. Finalmente dejó de aplicarse por disposición del Acto Legislativo # 3 de 1910 de la Asamble Constituyente que ese año reformó la Constitución de Núñez y Caro.
El 7 de mayo de 1907 fue ejecutado en Quibdó el último hombre sentenciado a muerte en Colombia. Su nombre era Manuel Saturio Valencia.
Autor: Javier Hernández