Ficha Técnica
Hubo una época en que navidad era sinónimo de pólvora. En los comerciales de televisión dos grandes marcas de creadores de este elemento de entretención se disputaban el espacio con natillas, buñuelos y demás. Este patrocinio también llegaba a los noticieros donde cada diciembre era un rosario de noticias sobre el amplio porcentaje de niños y no menos adultos quemados. Dantescas escenas en clínicas y centros de salud donde se medía el grado de irresponsabilidad de una sociedad con un explosivo de colores.
El mes de diciembre era el "agosto" de los fabricantes de pólvora de Colombia que, por generaciones, habían sido el centro de las celebraciones navideñas. A pesar de que familia colombiana que se respete tenía su quemado con pólvora, esta mezcla deflagrante y colorida seguía siendo un foco de atención de las noticias.
En 1995 la infortunada situación de un niño más quemado en la capital del país, generó una reacción de parte del entonces alcalde Antanas Mockus. De su administración surgió el "Decreto 791 por el cual se prohíbe la venta de artículos pirotécnicos, fuegos artificiales y globos, así como el uso de los mismos productos". Una noticia del Noticiero de las 7 de diciembre de ese año, nos muestra uno de los castigos, clásicamente pedagógicos de Mockus, en que la penalidad para el que infrinja la norma, sea barrer la Plaza de Bolívar. 28 años después, claramente la plaza sigue sucia.
Por:Javier Hernández