Ficha Técnica
En la historia de la ciencia encontramos que muchos de sus logros vienen precedidos del método heurístico conocido como ensayo y error. Sin estos aciertos y desaciertos no hubiera sido posible el alcance del conocimiento científico del cual gozamos hoy. Sin embargo, muchas de estas pruebas y errores han sido tan anecdóticas como trágicas.
Tal es el caso de la primera transfusión de sangre hecha a un ser humano, la cual llevó a cabo, en la Francia de Luis XIV, un médico de la Corte llamado Jean-Baptiste Denys.
El 15 de junio de 1667, afectado por una sangría excesiva realizada con sanguijuelas, un joven de 15 años fue llevado al médico Denys para poder reanimar su cuerpo y su espíritu. Para ello, usando plumas de aves como cánulas, Denys transfundió sangre de oveja al desangrado paciente.
Aunque la transfusión fue posible, sus resultados fueron fatales, ya que el joven murió a los pocos días del procedimiento. El médico fue acusado de asesinato y las transfusiones de sangre se prohibieron durante casi tres siglos.
La llegada del siglo XX trajo nuevos avances que permitieron comprender la ciencia que Denys intentó instaurar. Así, el médico austriaco Karl Landsteiner realizó la primera clasificación de los grupos sanguíneos y descubrió los peligros cuando dichos grupos no son compatibles. Luego, otro médico llamado Richard Lewinson, descubrió el primer anticoagulante al añadir citrato de sodio a la sangre a transfundir.
Hoy, en muchos casos, es posible garantizar la vida gracias a la transfusión de sangre. En este fragmento del Noticiero de las 7 del año 1997, de los archivos de Señal Memoria, recordamos una verdadera hazaña científica, cuando médicos de Medellín lograron transfundir sangre a una bebé en su vientre materno, a través del cordón umbilical, evitando su muerte
Autor: Emerson Rivas
