Ficha Técnica
El plato de nochebuena es la expresión dulce y generosa de la manera de ser del payanés de antes, en la forma de una bandeja en la que están contenidas las frutas, amasijos y dulces coloridos, con los que Popayán acostumbra a celebrar el nacimiento del Niño Dios.
Pese a los cambios que ha sufrido en el tiempo, el elemento predominante lo establecen los calados o conservas de frutas varias, siendo las preferidas los limones, cidra, brevas, naranja agria, naranja común, pomelo o toronja, papaya, higuillo o papayuela y ajíes dulces. Aquí podemos ver la tradición dulcera, la cual tiene raíces europeas, hecho que se explica por el fuerte arraigo español en esa ciudad desde su fundación en 1537.
Fueron monasterios y conventos los laboratorios en los que las tradiciones dulcera y repostera se fusionaron con las frutas que allí se cosechaban. Junto a esto, a finales del siglo XVI, la caña de azúcar dominaba los campos de lo que hoy es el Valle del Cauca, que hizo posible todas estas tradiciones.
Junto a los calados van los amasijos que son rosquillas, hojaldras y buñuelos de almidón de yuca que nos hablan de las raíces hispanas, americanas y africanas del plato, dispuestos en una bandeja cuyo montaje procure reflejar la alegría navideña y la generosidad de quien lo ofrece. Por lo general se suele adornar el plato con alguna imagen alusiva a la Navidad, e incluso con pequeños pesebres de muy diversas manufacturas
El archivo Señal Memoria nos acerca a este plato gracias al relato que Guillermo Alberto González, presidente honorario de la Corporación Gastronómica de Popayán, dio al programa “El Atardecer” de Radio Nacional de Colombia (2015), donde nos cuenta el origen colonial del "Plato de nochebuena", el significado que tiene para los payaneses y como se sirve.
