Ficha Técnica
Imágenes en blanco y negro de calles y el interior de algunas casas del Centro Histórico de Bogotá a principios de los años 70. Para su datación, se aprecian espacios como la Plaza del Chorro de Quevedo (construida en 1969) y parte de la colección del Museo de Desarrollo Urbano (inaugurado ese mismo año) en uno de los vagones del tranvía de mulas que a finales del siglo XIX recorría la ciudad desde Chapinero.
Además de estos espacios, se aprecian el Callejón del Embudo, la Casa Sámano (hoy una de las sedes del Museo de Bogotá), la Casa de Moneda, la Casa Rafael Pombo y unos pocos segundos del interior de un sitio que reviste un interés especial para la datación de este video y para los archivos de Señal Memoria: la Casa Cuervo Urisarri.
Este inmueble perteneció desde finales del siglo XVIII a la familia de la matrona santafereña María Francisca Urisarri (1805-1869), quien se casó en 1826 con el político y periodista Rufino Cuervo Barreto (1801-1853). El matrimonio habitó esta casa hasta el fallecimiento de ambos y allí nacieron sus siete hijos, entre quienes se destacaron el militar y geógrafo Antonio Basilio Cuervo (1834-1893) y el humanista y escritor Rufino José Cuervo (1844-1911).
Rufino José con su hermano Ángel –reconocido promotor de la vida cultural bogotana de la época– fueron los últimos miembros de la familia en habitar la casa, la cual convirtieron no solo en el lugar donde desarrollaron su actividad intelectual, sino también en la fábrica de su Cerveza Cuervo, una de las primeras en producirse en el país. Al vender la fábrica y radicarse los hermanos Cuervo a Europa, la residencia pasó a diferentes manos hasta cuando fue adquirida por la Beneficencia de Cundinamarca y cedida en 1971 al Instituto Caro y Cuervo, fundado en 1942 para continuar en parte los estudios sobre lenguaje y literatura que alguna vez se escribieron en esta casa.
Para la época de esta filmación, la casa estaba siendo restaurada, junto con otros espacios del Centro Histórico de Bogotá, a través de procesos de reconstrucción o invención de la arquitectura colonial. Con esa tarea, las entidades culturales del estado pretendían establecer los imaginarios sobre el pasado de la ciudad que en buena medida aún persisten en el presente.
Por: Felipe Arias Escobar