Hace más de tres décadas se promulgó una la carta magna que definió un nuevo rumbo para la vida de los colombianos, que fue a su vez un proyecto colectivo de la sociedad, y que aspiró a ser tratado de paz para superar por vía política las diferencias ideológicas que terminaban por los caminos de la violencia. Colombia, se declaró un Estado social de derecho, en el cual, el respeto por la dignidad humana y las libertades individuales como la libertad, la paz y la igualdad serían el vector principal, además de velar por factores bienestar inalienables al desarrollo de la sociedad como la educación, la salud, la protección al medio ambiente y la seguridad. Esto implicó un reordenamiento del aparato estatal, la creación de nuevas instituciones y herramientas jurídicas como la acción de tutela, con el fin de empoderar una ciudadanía plural, diversa y participativa.
[...] la Constitución de 1991 fue una apuesta por la paz y una propuesta de crear una plataforma para abrir vías de participación e inclusión...
Esta Constitución política surgió como una respuesta colectiva y un pacto nacional, donde la sociedad le apostó al cambio en un momento donde la desesperanza desbordaba el espíritu nacional por consecuencia de la violencia. De esta manera, la Constitución de 1991 fue una apuesta por la paz y una propuesta de crear una plataforma para abrir vías de participación e inclusión a las diferencias ideológicas por vía política en reemplazo de la violencia y exclusión.
Los últimos años entre la década de los 80 y 90, el país vivió uno de sus episodios más dolorosos como la Toma del Palacio de Justicia por parte del M19, los atentados y secuestros por parte del narcotráfico y los grupos armados, las masacres de los paramilitares, además de los asesinatos de tres candidatos presidenciales y de los miembros de la Unión Patriótica, hechos que tenían a Colombia al borde de un colapso institucional.
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[...] una renovación nacional, [...] desembocó en la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), [...] promovida por el movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta, que propuso la inclusión de una papeleta en la que se promovió la convocatoria de una ANC.
La mayoría de estos sucesos acontecieron durante el gobierno de Virgilio Barco, quien bajo un liderazgo inusitado llevó a cabo uno de los esfuerzos más importantes en la historia del país: lograr mover el aparato estatal, anquilosado dentro de los esquemas del Frente Nacional para promover una renovación nacional. Esta renovación desembocó en la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), la cual fue promovida por el movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta, que propuso la inclusión de una papeleta en la que se promovió la convocatoria de una ANC. La consulta arrojó cerca de 2 millones de votos y provocó una situación de facto que el gobierno legalizó por decreto 927 de 1990 y se facultó a la Organización Electoral para contabilizar los votos en las elecciones presidenciales del 27 de mayo de 1990.
La Asamblea Nacional Constituyente
Durante el gobierno de César Gaviria, el 5 de febrero de 1991 se instaló la ANC, conformada por 70 constituyentes, entre los cuales estaban los partidos tradicionales, así como otros sectores carentes de mayor representación política como los indígenas y voceros de movimientos armados recién desmovilizados. Esta congregación de voces creó un nuevo norte para el país representado en la carta magna, la cual, fue una hoja de ruta para pensar a Colombia como un proyecto de país distinto célebre y respetuoso de su propia diversidad.
Después de 104 años, el 4 de julio de 1991 los presidentes de la ANC, Álvaro Gómez, Antonio Navarro Wolff y Horacio Serpa, firmaron la nueva constitución, que derogó la constitución que consagró al país al Sagrado Corazón: la de 1886. Esta nueva constitución -a diferencia de su antecesora que fue el proyecto de La Regeneración, presentado por el presidente Rafael Núñez-, fue un esfuerzo colectivo que tuvo como base el principio el respeto a la dignidad humana y el reconocimiento por parte del Estado a los valores fundamentales como la libertad, la paz, la igualdad, entre otros.
Proclamación de la Asamblea Nacional Constituyente. (1991). Fragmento [Proclamación Constitución de 1991]. [Pregrabado]. Colombia: Inravisión. Archivo Señal Memoria. BTCX30 003350
Colombia se presentó como un Estado social de derecho, democrático, participativo y pluralista. Para cumplir con esta promesa, el Estado debía reorganizarse para cumplir con efectividad el respeto por los derechos y dar garantías para que se efectuasen los deberes asociados a la ciudadanía. Esta reorganización promovió la creación de nuevas instituciones como la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía, la independencia del Banco de la República, y la Defensoría del Pueblo, entre otras. Por otra parte, como propósito para favorecer la descentralización y el fortalecimiento de la autonomía regional, se crearon otras instituciones como las entidades territoriales y las juntas de administración locales (Jal).
La descentralización tuvo como objetivo fortalecer las regiones y balancear los tres poderes del Estado, con lo cual se inició la elección popular de gobernadores, dándole continuidad a la medida que el presidente Belisario Betancur había iniciado con la elección popular de alcaldes en 1986. Por otra parte, también se restringió el uso de los estados de sitio para limitar el ejercicio del poder del Ejecutivo.
Aportes de la constitución
Aparte de de las instituciones, la constitución propuso nuevas herramientas jurídicas como la acción de tutela, la cual permitía que la ciudadanía pudiera asegurar la efectividad de sus derechos. Asimismo, el país adquirió un perfil más progresista por consecuencia de la adopción de tendencias internacionales en materia de derechos humanos y libertades políticas, además de una renovación en materia económica, acogiéndose al neoliberalismo y al libre mercado -factores que estuvieron influidos por la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría-.
Con relación a los avances [...], el país ha evolucionado democráticamente, como la inclusión política y el respeto por los derechos de las mujeres, los indígenas, los afrocolombianos, los LGBTI...
La Constitución de 1991 fue un proyecto colectivo para imaginar y soñar a Colombia. Vale la pena reconocer sus avances, pero también reflexionar sobre sus fracasos. Con relación a los avances ya mencionados, el país ha evolucionado democráticamente, como la inclusión política y el respeto por los derechos de las mujeres, los indígenas, los afrocolombianos, los LGBTI, entre otros, así como la protección al desarrollo de la libre personalidad. También el despliegue en políticas culturales, sociales y de protección ambiental.
No obstante, hoy por hoy, el país no ha logrado erradicar la pobreza absoluta, ni cerrar las brechas de la desigualdad. Sin desmeritar los avances en educación y salud pública, es inevitable evidenciar su falta de cobertura en las regiones, y hacer un llamado de atención sobre el desarrollo de infraestructura. El país no avanzó significativamente en su interconectividad, ni incorporó modelos de transporte alternativos distintos a las carreteras como la navegabilidad de los ríos, los ferrocarriles, entre otros. Sin infraestructura, el país seguirá desconectado, lo cual afecta no sólo su desarrollo económico, sino también en materia de seguridad, educación y salud. Es menester resaltar, que estos son factores esenciales para el cumplimiento de un Estado social de derecho.
Por otra parte, es importante reflexionar por qué las estructuras de violencia no se desmontaron y la corrupción se fortaleció en la cultura política. Durante la década de los 90, las Farc y el ELN no se desmovilizaron durante el proceso de paz iniciado por Barco, y junto con el narcotráfico, degradaron el conflicto interno colombiano, lo cual hizo que se transformara en una nueva guerra que duró 25 años más, que sin duda alguna ha impactado negativamente en la construcción del tejido social colombiano.
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Además de estas reflexiones, cabe una última con relación a las clases de historia desaparecidas desde 1994 del currículo académico. Sí la Constitución de 1991 fue una nueva carta de navegación que proponía un nuevo norte cómo país, ¿cuáles fueron las estrategias que se plantearon para construir nuevos ciudadanos dentro del marco de estos nuevos principios?
La decisión de haber quitado las clases de historia fue un error de cálculo -un error histórico-, [...] un pueblo que no conoce su historia no tiene cómo comprender el presente...
La Constitución de 1991 se presentó como una nueva esperanza, y mirar al pasado resultaba doloroso para un país que tenía el alma puesta en el futuro. Pero sin entender el proceso histórico era muy difícil apropiarse del reto que presentaba esta nueva constitución. La decisión de haber quitado las clases de historia fue un error de cálculo -un error histórico-, porque un pueblo que no conoce su historia no tiene cómo comprender el presente y carece de herramientas para construir el futuro. Sería una propuesta para el proceso de fortalecimiento democrático y ciudadano promover el conocimiento de la historia del país.
Hoy celebramos este hito histórico recordando el acto de la firma de la Constitución. En 1991 iniciamos un proceso para convertirnos en un país mejor, en donde cabe reflexionar los aportes, los fracasos, y las oportunidades para seguir construyendo una sociedad que cumpla los anhelos de la constitución: el respeto por la vida y la dignidad humana.
Autora: María M. López Forero