La versatilidad musical de Alex Tobar (1907-1975) es tan desconocida como su nombre. No dice tanto a primera vista “Alex Tobar”, como sí lo hacen los nombres “Lucho Bermúdez” o “Pacho Galán”. Pero este músico bogotano le aportó a la fiesta colombiana un “clásico” equiparable a cualquiera de las grandes creaciones del par de caribeños. Se trata de la canción “Pachito Eché”. Con ella se aclara la apreciación general que se tiene de Alex Tobar. Sin embargo, al mismo tiempo se desdibujan otras facetas de su riqueza como músico.
Por su generación y talento, Wolfano Alejandro Tobar García fue un músico que tomó parte del proceso al que Jaime Cortés se refiere como “modernización de la cultura musical colombiana en el sentido de la expansión de la música de entretenimiento y sus respectivos componentes”[1]. Como el investigador lo menciona, durante los años veinte y treinta la sociedad colombiana “atravesaba por contradictorios pero decisivos procesos de modernización”. En cuanto al mercado musical, esto se vio reflejado en el incremento de la oferta/demanda a través de la industria de partituras, más lugares para el entretenimiento con música en vivo (conjuntos y orquestas como los de la familia Garavito), establecimiento de emisoras y avances en el mercado de la industria discográfica.
En el espectro estaba también el Conservatorio Nacional de Música, dirigido desde 1910 por Guillermo Uribe Holguín (1880-1971). Notable compositor y director de orquesta, Uribe Holguín dejó la dirección del Conservatorio en 1935, tras las críticas que produjo el poco rendimiento de la institución. El musicólogo uruguayo Francisco Curt Lange declaró en 1938: “… nos hallamos ante una situación desconcertante, dual, antagónica. Por un lado, Uribe Holguín vence el medio y demuestra con una enorme producción su gran capacidad [como compositor]. Por otro, descuida evidentemente la organización musical del país, a juzgar por lo que hallamos a nuestro paso, disperso y carente de la menor unidad.”[2]
Entonces, con una industria del entretenimiento emergente y una academia musical de resultados cuestionados, los músicos del momento tuvieron que buscar opciones diversas para el desarrollo de su profesión. Es allí donde las fronteras entre “académico” y “popular” son aún menos claras. El citado texto de Jaime Cortés trata en particular sobre “Chocoanita”, un tango del músico boyacense Anastasio Bolívar (c.1895-1949), “en tanto testimonio musical puntual de inicios de los años veinte del siglo pasado”. En ese sentido, es interesante notar que Bolívar:
…desarrolló varias actividades simultáneas desde una clara concepción profesional en su campo. Fue empresario musical, director de su propia jazz band y de otros conjuntos musicales, compositor de piezas en los géneros musicales de moda, profesor en el Conservatorio Nacional de Música, integrante de la Orquesta del Conservatorio Nacional (antecesora de la Orquesta Sinfónica Nacional) y de diversos conjuntos de música de cámara entre ellos el Cuarteto de Cámara de la emisora H.K.C. y de un quinteto del que hacían parte Guillermo Uribe Holguín, Gregorio Silva, Ismael Posada y Armando Palacios.[3]
El de Alex Tobar fue un caso similar de eclecticismo en medio del mismo “escenario” musical. Luego de ausentarse por poco más de una década, Tobar regresó al país en 1929 y se integró, precisamente, a la jazz band de Anastasio Bolívar. Entre otras cosas, durante esos años de viaje había realizado un plan de formación musical en la Escuela de Altos Estudios Musicales de Bonn, Alemania, con lo que seguramente elevó de manera sustancial el nivel adquirido en la infancia, cuando fue alumno de violín de Uribe Holguín en el Conservatorio Nacional[4]. En 1935 se unió a la orquesta de Efraín Orozco y con él emprendió una gira por Suramérica, de manera que Tovar pudo radicarse en Buenos Aires. Para ese momento esa ciudad era un centro primordial de la industria discográfica donde estaban ubicados músicos tan influyentes como Eduardo Armani.
De regreso a Bogotá en 1942, Tobar tomó parte de las diversas ofertas laborales que tuvo la ciudad en los años cuarenta: Orquesta Sinfónica de Colombia, orquesta de Lucho Bermúdez, Orquesta “Ritmo” del Hotel Granada. Y fue también en esa década cuando se vinculó con la Radiodifusora Nacional de Colombia. En los Boletines de Programas de 1946 y 1949 figura como integrante del “Cuarteto de cámara de la estación”, del cual fue violinista. Esta agrupación tuvo a cargo un programa semanal de una hora de duración, en el cual presentaron obras canónicas del repertorio académico europeo escritas en los siglos XVIII, XIX, a las que se sumaron las realizaciones de compositores colombianos.
Pero además, Alex Tobar figura en la programación a través de sus obras. En el Boletín de octubre de 1949 se encuentra un programa a cargo de la soprano Margot Pachón Padilla titulado “La canción culta colombiana”. Allí se incluyeron obras de Luis A. Calvo, José Rozo Contreras, Guillermo Escobar Larrazábal, Daniel Zamudio, Jesús Bermúdez Silva, L. M. de Zulategui, Guillermo Uribe Holguín y Alejandro Tobar.
Pocas grabaciones se conservan de la época. En la Fonoteca de Señal Memoria reposan los discos CD17546 – Canciones de Alejandro Tovar (sic) interpretadas por L. Macias (sic), 10-feb-1947, partes 1A y 2A; CD17551 – Canciones de A. Tovar (sic), Luis Macía, 01-feb-1947, parte 3A; CD18121 – Canciones de Alejandro Tovar (sic) interpretadas por Luis Macía. Cont. de “Tunjo 2A”, “Espejismo”, 10-feb-1947. En conjunto, reúnen un programa emitido probablemente en febrero de 1947 en el que participó el tenor antioqueño Luis Macía, acompañado por Alex Tobar y Lucía Gutiérrez de Macía en el piano. Cabe anotar que, en cuanto al presentador del programa, presumiblemente se trata de Andrés Pardo Tovar.
Con este texto se presenta la reconstrucción de dicho programa para que se escuche en su totalidad. Fueron interpretadas 8 canciones con textos de autores diversos, musicalizadas por Alex Tobar:
Hoy he visto unos ojos (texto de C. Gutiérrez Calderón)
Tunjo (texto de Julián de Narváez)
Canción sin anuncio: “El cielo sin una nube, la briza sin un cantar, la tarde sin un lucero y sin una vela el mar. Para no verme tan solo le dije tu nombre al mar, y el mar hizo de tu nombre lucero, vela y cantar”.
Poco a poco (texto de Argentina Ramírez)
Espejismo (texto de Julián de Narváez)
Idilio (texto de Enrique Jaime)
Secreto (texto de Julián de Narváez)
Saudade negra (texto de Juan E. Cañavera)
Una grabación posterior de algunas de estas canciones también se conserva en la Fonoteca de Señal Memoria, catalogada con el código CD18137. Estuvo a cargo de la soprano Carmiña Gallo y la Orquesta Filarmónica de Bogotá, dirigida por Carlos Villa. Con este texto también se presenta un clip de audio basado en extractos de la canción Poco a poco.
José Perilla
Información del archivo: grabación programa radial – concierto en los estudios de la Radiodifusora Nacional de Colombia a cargo de Luis Macía (tenor), Alejandro Tobar (piano), Lucía Gutiérrez de Macía (piano)
Fecha de grabación: 1947
Fecha de emisión: 1947
Lugar de grabación: Bogotá.
Referencias: Alex Tobar, Luis Macía, Radiodifusora Nacional de Colombia, Fonoteca, Señal Memoria, canción culta, música popular colombiana, industria del entretenimiento, radiodifusión, historia musical, historia cultural, musicología, Jaime Cortés, Francisco Curt Lange.
[1] Jaime Cortés Polanía, “El Tango Chocoanita de Anastasio Bolívar: un augurio musical de los años 1920s en Colombia”, Revista Acontratiempo, N° 15, Julio de 2010. http://www.territoriosonoro.org/CDM/acontratiempo/?ediciones/revista-15/partituras/el-tango-chocoanita-de-anastasio-bolvar-un-augurio-musical-de-los-aos-1920s-en-colombia.html (consulta sept. 2014)
[2] Curt Lange, “Guillermo Uribe Holguín”, Boletín latinoamericano de Música, año IV, t. IV, Bogotá: 1938, p.789-790.
[3] Jaime Cortés, op.cit.
[4] Jaime Rico Salazar, “Tobar Alex”, Diccionario de la canción popular de Colombia, Medellín: Edición de autor, 2014, p.454.