A lo largo de la historia y en distintas sociedades, las creencias religiosas han sido unas de las principales motivaciones detrás de las manifestaciones artísticas. A pesar de ello, no es sencillo distinguir qué imágenes u objetos se pueden categorizar como arte y cuáles no. Gracias a los programas conservados por el Archivo Señal Memoria, Momentos del milenio y Santos días: íconos reinterpretados, en este texto conoceremos más acerca de la relación entre lo bello y lo sagrado. Para ello, analizaremos de manera general cómo se puede entender dicha conexión, antes de centrarnos en el caso particular del artista colombiano Adolfo Giraldo, escultor de imágenes religiosas.
El poder de las imágenes
Para analizar la relación entre arte y religión es conveniente abordar el tema desde una perspectiva antropológica. Esto implica preguntarnos por las condiciones humanas en las que se crean, utilizan y memorizan las imágenes. ¿Qué hacen los seres humanos con las imágenes? Una de las respuestas más relevantes puede encontrarse en el ámbito de la religión. En efecto, la existencia de diversos credos ha propiciado, a lo largo de los siglos, la necesidad de crear imágenes para transmitir mensajes sagrados, muchas veces con un sentido o propósito estético. Así, las imágenes religiosas han ocupado un lugar protagónico en la cultura de cualquier comunidad, más allá del tiempo histórico y el espacio geográfico.
Detalle. Ícono bizantino. Extraído de: Botero Montoya, Mauricio (Director). (1999). Momentos del Milenio [Serie documental]. Colombia: Inravisión-Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-018673.
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En el ámbito de las imágenes religiosas no es sencillo establecer cuál es la frontera que separa qué es arte y qué no lo es. En el caso de Occidente, el significado de arte ha estado estrechamente vinculado con el hecho de producir belleza, gracias al ingenio de un creador individual. Pero en épocas como la Edad Media, los fines estéticos y ritualistas de una obra eran interdependientes, no estaban separados. Si bien se les otorgaba a las imágenes el poder sobrenatural de ser mediadoras entre el mundo espiritual y el mundo material, su sentido estético no era despreciado o relegado. Representar y glorificar a Dios ha supuesto buscar diversas formas de belleza, y cada una de las tres grandes religiones monoteístas (cristianismo, judaísmo e islam) ha encontrado las suyas, tal como lo explica el historiador Mauricio Botero Montoya en el programa de Señal Colombia, Momentos del milenio.
Botero Montoya, Mauricio (Director). (1999). Momentos del Milenio [Serie documental]. Colombia: Inravisión-Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-018673.
En términos generales podemos afirmar que el arte religioso solo cobra sentido cuando excede lo puramente estético y comprende un conjunto de prácticas que conforman la noción de lo sagrado. Es decir, cuando las imágenes hacen parte de un conjunto de prácticas y representaciones religiosas, la experiencia sobre lo bello (arte) no tiene sentido por sí misma sino en correlación con otros elementos. De ello depende, además, si los artistas viven en el anonimato o si son personajes reconocidos en una sociedad.
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Vidriera gótica, Catedral de Chartres. Extraído de:Extraído de: Botero Montoya, Mauricio (Director). (1999). Momentos del Milenio [Serie documental]. Colombia: Inravisión-Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-018673.
La mirada del creador
En nuestros días se ha situado a los artistas como creadores de experiencias estéticas. Sin embargo, en el ámbito religioso, ellos también son los encargados de concebir imágenes que sean vehículos conductores de la pasión de los creyentes o fieles. Es el caso del antioqueño Adolfo Giraldo, escultor especialista en crear santos de piedra, labor que ejerce por vocación y tradición familiar. En el programa Santos días: íconos reinterpretados, producido por la Universidad de Antioquia y dirigido por Lucrecia Piedrahita en 2006, Giraldo explica que las formas de sus esculturas religiosas se pueden divinizar para ser ubicadas en los altares de las iglesias; o humanizar si su propósito es ser expuestas en espacios cívicos, como los parques o las plazas.
Piedrahita, Lucrecia. (Directora). (2006). Santos días: Iconos reinterpretados. [Serie documental]. Colombia: Canal Universitario de Antioquia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-038102
Giraldo tiene su propio taller de esculturas religiosas cerca a la plaza Zea, en Medellín. Desde su lugar de trabajo, el artista habla de la importancia que tiene la mirada en sus figuras escultóricas, como la de San Juan de Mata. El escultor explica que la mirada es la clave a la hora de darle vida al personaje representado e indagar en el mensaje, valor o narración que se quiere transmitir en él: piedad, misericordia, obediencia, ternura, sufrimiento, etc. En ese proceso es importante prestar atención a la intensidad de los colores y a los rasgos del rostro.
Piedrahita, Lucrecia. (Directora). (2006). Santos días: Iconos reinterpretados. [Serie documental]. Colombia: Canal Universitario de Antioquia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-038102
El testimonio de Giraldo demuestra que al arte religioso aún se le otorga un poder, de alguna manera, divino. Las esculturas de los santos, en este caso, no son objetos creados para la contemplación estética, exclusivamente, sino que su proceso de creación tiene el objetivo de darles vida propia para transmitir mensajes teológicos. En el afán de categorizar como arte ciertas imágenes, y al distinguir entre objetos utilitarios, objetos religiosos y objetos artísticos, podemos caer en el error de no comprender que lo utilitario, lo sagrado y lo estético pueden convivir en una misma pieza u obra. Así se puede observar en las diferentes manifestaciones culturales que se viven en Semana Santa.
Autor: Luis Felipe Núñez