Estudiar el ejercicio del poder presidencial en Colombia sigue siendo una valiosa experiencia académica, no solo para historiadores, sino también para el periodismo, la ciencia política, el derecho, la economía, entre otras disciplinas, como podemos verlo a la luz de nuestro proyecto La voz del poder. La historia de Colombia, con sus diversidades sociales y culturales, también alude a nuestra evolución cultural, nuestra cotidianidad y la riqueza de toda una serie de expresiones que nos han definido como nación.
Un viaje musical en el tiempo
Pensando en la distancia que podría haber entre poder y cultura popular, Señal Memoria y Radio Nacional de Colombia quisieron hacer una “conciliación temática”. Por un lado, la visión del ejercicio de la investidura presidencial en nuestro más reciente lanzamiento, el proyecto editorial La voz del poder, un estudio crítico en torno a cómo los presidentes, entre 1938 y 2022, han ejercido su cargo a través de los discursos registrados en los documentos de archivo, la mayoría conservados por Señal Memoria. Por otro lado, la riqueza cultural de un país que tales hombres gobernaron, expresada en la música que en ese mismo lapso ha transmitido Radio Nacional de Colombia. Se trata entonces de un viaje a lo largo de la historia de Colombia, por medio de una selección de canciones, una por cada periodo presidencial estudiado, viaje con el cual nos sumamos al estreno del segundo volumen de La voz del poder.
La banda sonora
1. Eduardo Santos (1938-1942)
Emilio Sierra – Que vivan los novios (1938) Cuando aún no eran un término recurrente en la industria musical, las llamadas fusiones ya existían. Así lo demostró en los años treinta el movimiento de la rumba criolla, el cual adaptó sonidos de los Andes y del Caribe en un repertorio que gozó de gran popularidad en su época y que hoy nutre buena parte de la identidad de la región andina.
2. Alfonso López Pumarejo (1942-1945)
Lucho Bermúdez – Carmen de Bolívar (1944)
La era de las big bands llegó a Colombia a través de la música del Caribe, gracias a personajes como Lucho Bermúdez. Y lo hizo de la mano de la radio, una incipiente industria discográfica y, por supuesto, acompañada de nombres como Pacho Galán y Lucho Bermúdez, con quienes la cumbia se vistió por primera vez de gala y se instaló en los oídos de todo el Caribe hispano.
3. Alberto Lleras Camargo (1945-1946)
Guillermo Buitrago – Las mujeres a mí no me quieren (1945).
El vallenato logró en los años cuarenta el milagro de revolucionar la industria discográfica colombiana, gracias a los primeros discos prensados que se vieron en el país. Fue un logro del emblemático sello Discos Fuentes y del cantante Guillermo Buitrago, una de las primeras grandes estrellas de la música popular y la primera gran voz de la música vallenata.
4. Mariano Ospina Pérez (1946-1950)
Alex Tovar – Pachito Eché (1948)
Otra vez la Costa y el interior volvían a encontrarse, ahora con un tema del barranquillero Alex Tovar, en lo que originalmente fue un bambuco y que su autor decidió bautizar “son paisa”, en homenaje al gerente del Hotel Granada en Bogotá, el antioqueño Francisco Echeverri. Pero la vida quiso que el tema se popularizara en Cali y se volviera el himno del Deportivo Cali, así como un símbolo de la capital del Valle del Cauca.
5. Laureano Gómez (1950-1951)
Luis Enrique Martínez – Cumbia cienaguera (1951)
Aunque la cumbia empezaba a tomarse el mundo de la mano de las grandes orquestas, la industria discográfica abría paso al sonido primigenio de las gaitas y los tambores. Uno de esos primeros intentos por visibilizar aquella tradición lo dio este tema que durante siete décadas ha puesto a la población de Ciénaga en el mapamundi.
6. Roberto Urdaneta Arbeláez (1951-1953)
Sonora Curro – Te olvidé (1953)
Los años 50 fueron una época en la que las tradicionales fiestas populares se convirtieron en símbolos identitarios y, con ayuda de los medios, se dieron a conocer en el resto del país. En parte lo lograron con himnos que, pasadas las generaciones, siguen ligados a las fiestas en las que todavía se cantan. Tal es el caso de este clásico de Antonio María Peñalosa, asociado por siempre con el Carnaval de Barranquilla.
7. Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957)
Pacho Galán – Ay, cosita linda (1956).
La posibilidad de prensar la música grabada en Colombia abrió una puerta enorme al sonido tropical al tomarse la radio y el cine de países como Cuba o México, epicentros de la industria en el Caribe. La situación dio pie a la invención de nuevos géneros, como el merecumbé de Pacho Galán, especialmente este tema que en lo sucesivo contó con numerosas versiones nacionales y extranjeras.
8. Junta Militar de Gobierno (1957-1958)
Banda El Empastre – Feria de Manizales (1957).
La cultura de masas, la cual creció junto con los espectáculos públicos, la madurez de la radio y el nacimiento de la televisión, también sirvió para que más de una ciudad creara en los años cincuenta sus fiestas identitarias. Hijas de aquel proceso fueron la Feria de Cali, la Feria de las Flores en Medellín y la Feria de Manizales. Esta última, inspirada en las fiestas de Sevilla, encontró en el pasodoble la excusa para imponer su himno.
9. Alberto Lleras Camargo (1958-1962)
Wilson Choperena – La pollera colorá (1961)
Un sinónimo de cumbia que nos habla de identidad colombiana ante el mundo, pero también de los intercambios culturales del país en nuevas zonas de colonización, en este caso de los intercambios de un bajo Magdalena con un Magdalena medio que empezaba a poblarse jalonado por el petróleo y la expansión de la frontera agrícola. Fue allí donde Juan madera y Wilson Choperena encontraron inspiración para el tema que los inmortalizaría.
10. Guillermo León Valencia (1962-1966)
Garzón y Collazos – Espumas (1963)
Durante décadas la cultura andina fue explotada como el gran referente de la identidad colombiana, lo cual dejó que los sonidos de la región apelaran a un repertorio nostálgico, gracias a grandes compositores y duetos. Aún brillan los nombres de Jorge Villamil, como célebre compositor, y Garzón y Collazos, los intérpretes más populares.
11. Carlos Lleras Restrepo (1966-1970)
Alejo Durán – Alicia adorada (1968)
El vallenato es hoy la música popular por excelencia en Colombia, gracias al esfuerzo que se hizo de crear una etiqueta alrededor del Festival Vallenato, el cual llevó a la fama nacional a intérpretes y autores que hasta entonces hacían parte de una herencia de carácter rural. El primer Rey Vallenato, Alejo Durán, abrió paso a una escuela de acordeoneros que más de medio siglo después lo siguen recordando.
12. Misael Pastrana Borrero (1970-1974)
Fruko y sus Tesos – El ausente (1973)
La conexión con otros sonidos del Caribe como la salsa, transformó la música tropical colombiana. También lo hizo una generación de orquestas que hizo de diciembre un sinónimo de su identidad, gracias también a la masificación del elepé. Fruko fue el gran sinónimo de esa empresa, como director y productor de numerosos proyectos. Entre ellos estaban sus Tesos, entre los cuales emergió por primera vez la voz de Joe Arroyo.
13. Alfonso López Michelsen (1974-1978)
Arnulfo Briceño – Ay, mi llanura (1976)
Entre la nostalgia andina y las vanguardias costeñas. La música de otras regiones del país a veces tendía al rezago, a pesar de su riqueza y popularidad. El caso de la música de los Llanos Orientales es particular, por el legado del compositor Arnulfo Briceño, quien no solo dejó este poema para la Orinoquia, sino que además ratificó la buena costumbre de hacer de las canciones populares himnos departamentales.
14. Julio César Turbay (1878-1982)
Grupo Niche – Buenaventura y caney (1981)
El Pacífico no se puede olvidar, ni su sociedad ni su música. Y desde los 80 su riqueza sonora encontró en la salsa una vía para que el público la descubriera, muchas veces sin saberlo. Lo hizo junto con el chocoano Jairo Varela y la transformación de Cali, por igual, en uno de los epicentros mundiales de la salsa y en la ciudad con mayor población afrodescendiente del país.
15. Belisario Betancur (1982-1986)
Diomedes Díaz – Sin medir distancias (1986)
El vallenato pasó en los años ochenta de ser aquel tradicional sonido campesino para volverse un auténtico fenómeno de masas, con la fórmula de acordeoneros y cantantes convertidos en estrellas internacionales. Entre los muchos grandes nombres sobresalen Rafael Orozco y Diomedes Díaz, quien llegaría a ser el músico colombiano más popular del siglo XX.
16. Virgilio Barco (1986-1990)
La Pestilencia – Vive tu vida (1989)
Nunca tan popular como otros géneros musicales, estigmatizado e incomprendido… pero ahí también está el rock como parte de la cultura colombiana. Muy especialmente esa apropiación se logró con el esfuerzo de jóvenes que hicieron del metal y el punk una válvula de escape a las violencias que en los años ochenta surgían en las ciudades. De eso daría razón incluso el cine, el cual llevó a Colombia a Cannes gracias a la cinta Rodrigo D no futuro.
17. César Gaviria Trujillo (1990-1994)
Totó La Momposina – La candela viva (1993)
Para los epicentros mundiales de la industria discográfica, Colombia era una inexplorada mina de oro. Y así fue cuando Totó la Momposina grabó su repertorio en Londres mostrando la autenticidad de nuestro sonido, no solo en el exterior, sino también entre nosotros, en una experiencia que abrió el camino a nuevas exploraciones del folclor colombiano de la mano de la academia, la música pop y una emergente música alternativa.
18. Ernesto Samper Pizano (1994-1998)
Carlos Vives – La tierra del olvido (1995)
Richard Blair, Iván Benavides y Carlos Vives fueron tres genios que realizaron el álbum más influyente de las últimas décadas en Colombia, demostrando que popularidad y calidad no son conceptos opuestos. El vallenato integrado al pop y a sonidos tradicionales y modernos del Caribe colombiano, la fusión y la nostalgia y una fórmula de éxito que por igual influyó en movimientos como el “reencauche” de la música tropical de los años noventa, el tropipop de los 2000 y las nuevas músicas colombianas.
19. Andrés Pastrana Arango (1998-2002)
Shakira – Tú (1998)
Entre los referentes de la música pop hechos en Colombia, Shakira es ante todo un fenómeno global, un icono que no ha perdido vigencia a pesar de llevar un cuarto de siglo como estrella internacional. Ya sea con una coreografía monumental en el Super Bowl o en el Mundial de Fútbol o en exploraciones más intimistas y sobrias como esta, que nos recuerdan también su talento como baladista.
20. Álvaro Uribe Vélez (2002-2006)
Kaleth Morales – Vivo en el limbo (2005)
En los años 2000 el vallenato vivió un relevo generacional con “la nueva ola”, que a pesar de su brevedad influyó en una transformación del género, el cual se hizo más pop sin perder su esencia. La referencia más notable de ese relevo fue Kaleth Morales, cuya muerte prematura nos privó de una leyenda que pudo haber transformado mucho más al género y también nos recordó el sino trágico que tantas veces lo ha acompañado.
21. Álvaro Uribe Vélez (2006-2010)
Chocquibtown – Somos Pacífico (2006)
Las nuevas músicas colombianas, por necesidad exploratoria, debieron dirigir la mirada a zonas inexploradas del país y escuchar sonidos de corta historia. Su mejor ejemplo fue centrar la atención en Chocó a punta de marimba y hip hop, aportando una autenticidad sin precedentes y demostrando que en el siglo XXI también se pueden seguir componiendo himnos, no solo para una región del país, sino también para una Colombia que así llegaba a los festivales más célebres del mundo.
22. Juan Manuel Santos (2010-2014)
Bomba Estéreo – Qué bonito (2014)
La urbanización del último medio siglo generó nuevas identidades y, por lo tanto, nuevos sonidos. Un caso notable fue la champeta, nacida en las barriadas de Cartagena y Barranquilla, la cual mereció ser explorada por los artistas que emergieron en las últimas dos décadas y que la llevaron al otro lado del océano. Systema Solar y Bomba Estéreo, entre otros, no serían lo que son hoy sin esa ayuda del picó.
23. Juan Manuel Santos (2014-2018)
Alcolirykoz – Tararea (2017)
Lo que al final del siglo XX fue el rock, como principal vehículo de escape y expresión para los jóvenes de las zonas periféricas de las ciudades industriales, lo ha sido en el siglo XXI la cultura hip hop. La poesía urbana que le narra a una calle hostil pero también a una redención por medio de la música. Un movimiento que, desde sus inicios, sin renunciar a un milímetro de sus raíces, se ha vestido de gala y hoy es más popular que nunca.
24. Iván Duque (2018-2022)
Karol G – Provenza (2021)
Durante la última década Medellín se convirtió en uno de los epicentros mundiales del reggaetón, de un movimiento que se tomó la industria musical del planeta. La cuestión ha convertido a la ciudad, le duela a quien le duela, en la cuna de los rockstars latinos del presente. Y entre tanto nuevo patriarca ha emergido con luz propia una embajadora de nuestra cultura.
Autor: Felipe Arias Escobar