El mar ha sido muchas cosas para la humanidad. También ha sido un campo de batalla. Este artículo explora algunas de las principales batallas navales de la historia, desde la de Salamina hasta la de Maracaibo. Por un lado explica algunos detalles y, por el otro, muestra las consecuencias históricas de los resultados de estos enfrentamientos.
Craaaac. Cuando el mastelero de juanete mayor se va a tomar por saco, o sea, se viene abajo con un crujido que estremece el navío, el guardiamarina Ginés Falcó deja de arrastrar el cadáver del primer piloto Linares (un astillazo acaba de degollarlo, arrojándolo bajo la rueda del timón), confirma que los dos timoneles siguen aferrados a las cabillas, en su puesto, y luego se asoma al alcázar para mirar, limpiándose las manos ensangrentadas en los faldones de la casaca. Virgen santa, se dice. (...) Abajo, en la cubierta, bajo la red de combate ahora rota y llena de trozos de madera, jarcia, lona y cadáveres que parecen atrapados en una confusa tela de araña, artilleros, marineros y soldados pelean entre la humareda acre que irrita los ojos y los pulmones, enronquecidos, bañados en sudor, negros de pólvora, entre las palanquetas, la metralla y las balas británicas que vuelan por todas partes, arrancando, rompiendo, quebrando, mutilando cuanto encuentran a su paso”.
Ahí están los sonidos de la guerra, los cuerpos que se desangran, el mar como escenario. Ahí está una de las batallas navales más importantes de la historia. Así describe el escritor español Arturo Pérez-Reverte, en su libro Cabo Trafalgar, una de las batallas navales más importantes de la historia. La batalla de Trafalgar sucedió el 21 de octubre de 1805. Gran Bretaña y la tercera coalición intentaban derrocar a Napoleón Bonaparte y reducir la influencia del imperio francés en Europa. Frente a la costa del cabo de Trafalgar, en la bahía de la ciudad española Cádiz, el vicealmirante británico Horatio Nelson, al frente de 27 navíos de línea y 6 fragatas, derrotó en poco más de seis horas a la flota de Francia y España de 33 navíos de línea y 7 fragatas. Sin embargo, Nelson murió en combate. Así se convirtió en uno de los grandes héroes militares de su tierra. En buena parte por los errores estratégicos del almirante francés Pierre Charles Silvestre de Villeneuve, según escribió el historiador Germán Segura para National Geographic, hasta ahí llegó el sueño de Napoleón de invadir y conquistar Gran Bretaña, que salió fortalecida como potencia internacional del enfrentamiento. En el caso de España, su derrota tuvo que ver incluso con los procesos de independencia en América que empezaron pocos años después.
En Los grandes dramas de la historia, Alberto Dangond explicó el contexto de esta batalla.
Dangond Uribe, Alberto (director). (1998). Los grandes dramas de la historia [Napoleón, segunda parte]. Bogotá: Inravisión. Archivo Señal Memoria, BTCX30-007661.
Si hablamos de grandes batallas navales de la historia, podemos empezar por la de Salamina. El lugar era el golfo griego de Sarónico y el año era el 480 a.C, durante la Segunda Guerra Médica: las polis griegas luchaban contra los Persas liderados por Jerjes. Los griegos, con el ateniense Temístocles a la cabeza, lograron dañar fuertemente a su oponente y les destruyeron 200 barcos, mientras que solo perdieron 40. Así evitaron que Persia conquistara Grecia. Si hubieran perdido, otra sería la historia de Occidente.
Dos mil años después, el 7 de octubre de 1571, tuvo lugar en el golfo griego de Patras la Batalla de Lepanto, en la que la Liga Santa que lideraba España derrotó al Imperio Otomano, una potencia absoluta. Una vez más: si otro hubiera sido el resultado, otra sería la historia de Occidente. Por cierto: fue por la herida que recibió en este combate que a Miguel de Cervantes lo apodaron el Manco de Lepanto.
Nos vamos acercando más a nuestra era con la batalla de Jutlandia, la mayor de la Primera Guerra Mundial, que inició el 31 de mayo de 1916. El mar del Norte fue el territorio de la disputa entre el Reino Unido y sus 151 buques contra los 99 alemanes. No hubo un vencedor claro, pero el balance general sí favoreció a los británicos, mientras que Alemania se movió hacia una estrategia submarina.
Poco más de dos décadas después, durante la Segunda Guerra Mundial, llegó el combate aeronaval de Midway, en las Islas Midway del Pacífico Norte. Del 4 al 7 de junio de 1942, poco más de medio año tras el ataque a Pearl Harbor, Estados Unidos batalló contra Japón, que había conseguido controlar el sudeste asiático y distintas islas del Pacífico. Rápidamente los norteamericanos doblegaron a los nipones, y el balance de poder en el Pacífico cambió definitivamente. Faltaban tres años para el bombardeo atómico de Nagasaki y Hiroshima por parte de Estados Unidos.
Este museo naval de Nueva York que presenta Héctor Mora en El Mundo al Vuelo nos permite imaginar cómo fueron esas batallas en el mar de la Segunda Guerra Mundial.
Mora, Héctor (director). (1990). El Mundo al Vuelo [Armas]. Miami: Estados Unidos. Colombiana de Televisión. Archivo Señal Memoria, UMT-217301 CLIP 2.
No podemos terminar sin destacar una batalla fundamental para nuestra historia patria: la de Maracaibo, al oeste de lo que hoy es Venezuela. El 24 de julio de 1823, la escuadra de la Gran Colombia, con el almirante José Padilla a la cabeza, le hizo frente a la de España. Fue una victoria crucial para Colombia, que ayudó a consolidar aún más la independencia de la Corona. Por eso y más, el nombre de Padilla quedó grabado en la historia militar colombiano. En el siglo XX una fragata llevó su nombre e incluso llegó hasta la Guerra de Corea.
150 años después del combate de Maracaibo, el presidente Misael Pastrana reflexionó sobre esta ocasión.
Pastrana Borrero, Misael (orador). (1973). Palabras del presidente de Colombia Misael Pastrana Borrero en la conmemoración del sesquicentenario de la Batalla de Maracaibo. Bogotá: Radiodifusora Nacional de Colombia. Archivo Señal Memoria, RDNC-DGW-037897-04.
Autor: Santiago Cembrano