Diomedes Díaz es uno de los representantes más importantes de la música vallenata, dentro y fuera de Colombia. Desde comienzos de su trayectoria llevó el género en su sentido tradicional que abarca los cantos de vaquería de las regiones del Magdalena, Cesar, Ranchería, la Sierra Nevada de Santa Marta y las estribaciones de la serranía del Perijá, a una concepción más comercial. En Señal Memoria recordamos el cumpleaños del Cacique de la Junta como el juglar que fue y que aún mantiene toda su vigencia.
Que la cumbia y el porro no son el sentir más noble de todos los troveros de la región sabanera. Diomedes Díaz, 1993.
Como parte de las músicas autóctonas de Colombia, específicamente de la costa Caribe, está el vallenato, inspirado en los paisajes de los ríos Magdalena, Cesar y Ranchería, los atardeceres caribeños, el ímpetu de la Sierra Nevada de Santa Marta, y las estribaciones de la serranía del Perijá. Su musicalización cobra la forma de paseos, merengues, puyas, tamboras y sones, con diferencias melódicas marcadas por el acordeón, y rítmicas, determinadas por la caja y la guacharaca, instrumentos a los que más tarde se unieron el bajo eléctrico, las congas y los timbales.
En este contexto, los cantos de vaquería de los trabajadores de las grandes haciendas servían de acompañamiento mientras labraban la tierra y encerraban el ganado, convirtiéndose más adelante en la base de las historias que se transformaron en canciones vallenatas lideradas por los grandes acordeoneros, entendidos como músicos integrales que, además de ejecutar su instrumento, interpretaban cantos de su propia inspiración o de otros compañeros. Se crearon entonces correos cantados: periodistas musicales y juglares recorrían pueblos y veredas contando las noticias del día a día, narradas en diferentes ritmos mientras los peones descansaban. También las compartían en ocasiones de júbilo, como cumbiambas y fiestas patronales.
No, no quiero volver a verla más nunca por mi camino. Distancia que nos separa, me hiere su cruel olvido. Es muy cierto que la noche es tan larga con mi desvelo, rayito de la mañana, tú sabes cuánto la quiero. Diomedes Díaz, 1986.
En ese ambiente nació en San Juan del Cesar Diomedes Díaz Maestre, que de niño hacía de espantapájaros para proteger los campos de maíz de los pájaros. En sus ratos libres cantaba e intercambiaba sus cantos con los indígenas de una finca contigua para obtener café. Inspirado en la joven Helida, comenzó a componer en la pubertad, ganándose el apodo de El Chivato. Como parte de sus saberes incursionó en la ejecución de la guacharaca y el arte de versear.
Mientras estaba en el Instituto Técnico Industrial Pedro Castro Monsalvo, Diomedes conoció al cantante Rafael Orozco, estudiante del Colegio Nacional de Loperena, el cual lo bautizó como El Cacique de la Junta. Fue jardinero y también mensajero de la emisora Radio Guatapurí, donde logró que los disk jockey sacaran al aire su composición La negra.
Sin embargo, La negra no le trajo el estrellato, pues Diomedes debió esperar hasta 1975, cuando participó en el Festival de la Leyenda Vallenata, en el que ganó el tercer puesto como Rey de la canción inédita. Fue el primer premio de los varios que recibió a lo largo de su vida, llena de grandes de composiciones que hicieron que el género se convirtiera en uno de los más fuertes, compitiendo con la salsa y el merengue dominicano, tal y como lo narra el documental del año 2000, titulado Aquí nacen las canciones. El caso Diomedes, reportaje a la esperanza, dirigido por José Jorge Dangond:
Dangond C., José Jorge. (Director). (2000). Aquí nacen las canciones El caso Diomedes, reportaje a la esperanza. Valledupar. Archivo Señal Memoria. BTCX30 015292.
Debido a la trascendencia cultural de Diomedes Díaz y al margen de sus escándalos y excesos, Señal Memoria rememora el cumpleaños del Cacique de la Junta, pues estaría llegando a sus 65 años. Sus versos crearon una clara imagen del amor, el desamor, la naturaleza del interior de la costa y los diversos sentimientos de la vida misma.
Puede haber más bellas que tú, habrá otra con más poder que tú, pueden existir en este mundo, pero, eres la reina. Las hay con coronas de cristal y tienen todas las perlas del mar. Tal vez, pero en mi corazón, tú eres la reina. Diomedes Díaz (1993).
Autora: Valentina Mena