Ya son varias las generaciones que han endulzado sus momentos con este caramelo masticable y aún lo seguimos haciendo.
En esta pieza que reposa en elArchivo de Señal Memoria, nos trasladamos a una fábrica, que más parece la fábrica de chocolates de Willy Wonka, el personaje del famoso libro de Roald Dahl. Así mismo, en junio de 1971 se estrenó la película que, 50 años después, sigue fascinando al público a pesar de sus varias adaptaciones posteriores.
Dentro de la fábrica de frunas, unos niños deliran ante la celestial visión de una olla industrial llena de la masa de frunas.
Este comercial nos muestra que los caramelos eran, o al menos se vendían, como un efectivo producto que ayuda a que fluyan las relaciones sociales. Probablemente ningún paquete de frunas habrá consolidado un noviazgo, pero al menos podemos asegurar que si ayudan a romper el hielo.
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