Por: Carlos Fernández
El domingo 5 de diciembre de 1948, para celebrar sus primeros cinco años de labores, el Grupo Escénico Infantil de la Radiodifusora Nacional de Colombia, fundado por el profesor José Agustín Pulido Téllez y dirigido en ese entonces por Alejandro Oramas Prado, interpretó El Pájaro Azul, obra de teatro del escritor belga Mauricio Maeterlinck (1862-1949). El radioteatro fue dedicado a Bertha Hernández de Ospina Pérez, esposa de Mariano Ospina Pérez, presidente de la República entre 1946 y 1950. La obra narra el viaje que el niño Tyltyl y su hermanita Mytyl emprenden en busca del Pájaro Azul, una criatura extraordinaria que le da a su poseedor el secreto de las cosas y de la felicidad. La víspera de navidad, una mujer coja, encorvada y un poco mandona irrumpe en el cuarto de los niños y les pide que encuentren al Pájaro Azul. Los urge a partir cuanto antes en su busca, pues su pequeña nieta está enferma y confía en que el Pájaro le devuelva la salud y la felicidad. La poco agraciada mujer no es otra que el hada Beryluna.
El viaje lleva a los niños al país del recuerdo, donde se reencuentran con sus abuelos y sus hermanos muertos; al palacio de la Noche, gran dama que tiene encerrados a los fantasmas, los terrores y las enfermedades; a la selva, dominio de los árboles y los animales; al cementerio, al jardín de las dichas y al reino del porvenir, habitado por los niños que aún no han nacido. El viaje dura un año, pero, en el mundo de los hombres, apenas transcurre una noche. Para que puedan encontrar al Pájaro Azul, el hada les da a los niños un sombrero adornado con un diamante mágico. Basta con girarlo de izquierda a derecha para que lo oculto se revele.
Al primer giro del diamante, saltan el alma del pan, del perro, de la gata, del azúcar y de la luz, modestos habitantes de la casa de los niños que, hasta entonces, habían guardado sus distancias con los seres humanos. El prodigio depara maravillas y peligros a los niños. El perro los adora y los defiende a capa y espada, pero la gata teme que adquieran un conocimiento que aumente el poder de los hombres sobre las cosas, un temor que comparte con la Noche y los árboles. El viaje les revela a los niños la vida oculta bajo las cosas y las esferas más que humanas que permanecen veladas ante sus ojos. Y también les enseña la hostilidad del mundo. Los niños despiertan a la belleza de las cosas, a la vez que padecen la hipocresía de sus aparentes amigos y la dureza de sus enemigos declarados.
Cuando los niños creen poseerlo, el Pájaro Azul escapa, se transforma o muere, pero deja un rastro de alegría y de conocimiento. En ciertos pasajes, como el de la exploración del recinto de los fantasmas en el palacio de la Noche, la musicalización de la versión radial de El Pájaro Azul le imprime movimiento a la obra. La música no está apenas de fondo, sino que juega con las palabras de la Noche y con la inquietante cercanía de los espectros. La adaptación radioteatral de El Pájaro Azul, realizada por José Agustín Pulido Téllez, omitió algunos pasajes de la obra, como el de la selva, donde los árboles resuelven acabar con la vida de Tyltyl y Mytyl. La omisión es comprensible, puesto que la obra resultaría muy larga si se pasara completa en un capítulo único.
El radioteatro El Pájaro Azul está identificado con los códigos CD09255, CD009256 y CD18360. Salvo el audio registrado con el último código, la obra se puede escuchar en el catálogo de la Fonoteca de Señal Memoria.
Fecha de grabación: 1948.
Fecha de emisión: 1948.
Lugar de grabación: Radiodifusora Nacional de Colombia.
Referencias: radioteatro para niños, Colombia, siglo XX.