El Concilio Vaticano II, un aggiornamento eclesial | Señal Memoria

Concilio Vaticano II
Publicado el Mié, 05/10/2022 - 08:00 CULTURA Y SOCIEDAD
El Concilio Vaticano II, un aggiornamento eclesial
Entre el 11 de octubre de 1962 y el 8 de diciembre de 1965 tuvo lugar uno de los acontecimientos más importantes de la historia contemporánea a nivel cultural: el Concilio Vaticano II. Este evento fue convocado por el papa Juan XXIII y clausurado, debido a su fallecimiento en junio de 1963, por el papa Pablo VI. Tuvo como propósito un aggiornamento, es decir, una puesta al día de la institución eclesiástica, una revisión y renovación de elementos y actividades tanto internos como externos, sin definir ningún dogma y sin que se generase una ruptura de su tradición dos veces milenaria.

 

Fotografía de la iglesia de San Pedro. Extraído de: Castrillón R., Hernán. (1999) Siglo XX La revolución de la iglesia. [Serie documental]. Colombia: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 018948

Fotografía de la iglesia de San Pedro. Extraído de: Castrillón R., Hernán. (1999) Siglo XX La revolución de la iglesia. [Serie documental]. Colombia: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 018948

 

Antecedentes del Concilio Vaticano II

A la muerte del papa Pío XII, en octubre de 1958 y tras el cónclave cardenalicio respectivo, Angelo Giuseppe Roncalli asumió el pontificado con el nombre de Juan XXIII. Se pensaba que, debido a la avanzada edad del sumo pontífice, sería un papa de transición. Sin embargo, en 1959 fue sorpresiva su convocatoria a un concilio ecuménico, el cual debía completar el Concilio Vaticano I (1869-1870), interrumpido por el acontecer político. El siguiente fragmento del programa Historia Siglo XX muestra algunas características del Concilio Vaticano II.

 

Castrillón R., Hernán. (1999) Siglo XX La revolución de la iglesia. [Serie documental]. Colombia: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30 018948 0:05:26-0:08:37

 

En este Concilio participaron 2.540 obispos católicos de los cinco continentes y contó con la presencia de representantes de otras tradiciones cristianas, 93 miembros de 29 iglesias al finalizar el evento. El ambiente ecuménico fue propiciado gracias a que en el mundo protestante había tenido lugar la gestación de relaciones ecuménicas desde 1910. Además, en 1948 se fundó el Consejo Mundial de Iglesias, una organización ecuménica internacional. El Concilio también contó con la presencia de 419 expertos en teología, historia de la iglesia y derecho canónico, entre quienes figuraban Hans Kung, Yves Congar, Bernhard Haring, Jean Daniélou y Josep Ratzinger, entre otros.

Antes del inicio de las actividades propias del Concilio, el papa anunció las intenciones del evento eclesiástico: la apertura al mundo moderno, la unidad de los cristianos y la Iglesia de los pobres. Durante el Concilio, se promulgaron cuatro constituciones apostólicas. A continuación se hace mención de dos de estas constituciones que guardan relación directa con los propósitos del Concilio, Lumen Gentium y Gaudium et spes.

Continuidades y rupturas en la tradición eclesiástica

Durante siglos, la iglesia había tomado una actitud defensiva y hostil ante los cambios históricos de cada época. A raíz de la Reforma Protestante del siglo XVI, su respuesta fue una Contrarreforma surgida en el marco de las deliberaciones del Concilio de Trento (1545-1563), fomentando un ambiente de intolerancia religiosa que perduró hasta inicios del siglo XX. Entre tanto, la Ilustración formuló una crítica a la Iglesia, al considerarla parte del Antiguo Régimen, y durante el siglo XIX el surgimiento del liberalismo, fruto de la Ilustración, cuestionó el modelo jerárquico defendido por la Iglesia y el poder temporal del sumo pontífice. La Iglesia, entre tanto, condenaba la Reforma Protestante, el liberalismo, el naturalismo, el socialismo, el materialismo, el positivismo y todas aquellas posiciones filosóficas que contradecían los dogmas eclesiásticos.

Programas de ayer. Melo Salazar, Carlos (locutor). (2003) [40 años del fallecimiento del Papa Juan XXIII]. Radio Nacional de Colombia. Archivo Señal Memoria, HJCK-DGW-077552-01 

 

La constitución Gaudium et Spes es un documento eclesiástico que pretende fomentar el diálogo entre la Iglesia y el mundo moderno, conectándola con su momento histórico y los problemas de su tiempo. No se pretende analizar y juzgar las realidades humanas desde arriba, sino partiendo de estas, comprenderlas y ofrecer, al ser humano, ayuda eclesial y espiritual afianzada en el evangelio de Cristo. Se pasa de una actitud de exclusión y descalificación a una de apertura y diálogo, con la ciencia, con el modernismo, con otras confesionalidades religiosas, con cambios en la configuración política y cultural que se habían gestado desde el siglo XIX. La Iglesia reconoce por tanto la realidad histórica de la humanidad, y el deber de los cristianos por cumplir los compromisos temporales adquiridos, que no necesariamente implican una ruptura con la fe. La Iglesia sabe que los cambios tecnológicos y sociales brindan tanto oportunidades como desigualdades entre los seres humanos. En este sentido su deber es promover la dignidad humana, el desarrollo integral y el bien común.

Un aspecto fundamental de reforma eclesiástica se apoya en la constitución apostólica Lumen Gentium, según el cual se renueva la noción de pueblo de Dios y la comunidad goza de igualdad en cuanto dignidad al hacerse hijos e hijas de Dios por medio del bautismo. Los fieles son partícipes del sacerdocio común establecido por Cristo y son invitados a la perfección por medio de la santidad. Esta concepción de Iglesia es distinta a la establecida en el Concilio de Trento, donde se recalcó la visibilidad de la Iglesia como una sociedad jerárquica, compuesta por quienes mandan (sacerdocio) y quienes obedecen (comunidad), aspecto reaccionario a la Reforma Protestante que defendía el sacerdocio universal. Esta igualdad radical también hace partícipes a cristianos de otras confesiones, ya que, por medio del bautismo, y el actuar en estos el Espíritu Santo, también son parte del Pueblo de Dios, considerados hermanos separados. En este orden de ideas se extienden puentes hacia el ecumenismo.

 

Fotografía de la iglesia de San Pedro extraído de: RTVC Sistema de Medios Público. (2011) [Transmisión misa beatificación Juan Pablo II] [cubrimiento]. Colombia: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, DV-261923

Fotografía de la iglesia de San Pedro extraído de: RTVC Sistema de Medios Público. (2011) [Transmisión misa beatificación Juan Pablo II] [cubrimiento]. Colombia: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, DV-261923

 

Iglesia de los pobres e incidencia en América Latina

Hubo otros cambios sobresalientes, como los referentes a la concepción de Iglesia, la apertura a los medios de comunicación, los referentes a la celebración litúrgica, etc. Sin embargo, el tema de la Iglesia de los pobres, preocupación de Juan XXIII explícita en su encíclica Mater et Magistra, no tuvo el impacto deseado por parte de los representantes de la Iglesia latinoamericana en el Concilio. No obstante, la encíclica Popolorum Progressio, del papa Pablo VI, recogía varios temas concernientes a la pobreza que no fueron abordados durante el segundo Concilio Vaticano. Dicha encíclica denuncia el desafío que para la institución eclesiástica representa el problema de la pobreza. Siguiendo la línea de Juan XXIII, en los países del tercer mundo se comenzó a hablar de una opción preferencial (no exclusiva) por los pobres, entendiendo que, el Reino de Dios es de todos, nadie está excluido de él, y que Dios, revelado a la humanidad por medio de Jesucristo, tuvo una especial preferencia por los pobres aun cuando su plan de salvación se extiende a toda la humanidad.

La incidencia que estos textos tuvieron en la Iglesia latinoamericana se plasmó en el marco de la Segunda Conferencia Episcopal de Medellín (1968). Allí los prelados tratan de poner en sintonía el Concilio Vaticano II con las realidades propias de la Iglesia en América Latina, un continente con altos índices de pobreza y desigualdad, problemáticas que hunden sus raíces en regímenes políticos oligárquicos y que, por medio de movimientos sociales, reclamaban igualdad de oportunidades. El documento resultante de la Conferencia ofrece aportes respecto al compromiso de la Iglesia con los pobres, y la contribución del Evangelio para la transformación del mundo. Durante la década de los setenta, con estos antecedentes se desarrolla una corriente teológica entendida como una opción preferencial por los pobres: la Teología de la Liberación.

 


Autor: Leonardo Miguel Hernández González

 

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Fecha de publicación original Mié, 05/10/2022 - 08:00

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