El 29 de abril de 1727 nació Jean-Georges Noverre, un bailarín francés considerado el padre del ballet moderno. Fue un reformador radical de esta disciplina y en su honor se instituyó su natalicio como el Día Internacional de la Danza. Gracias a Noverre la danza empezó a pensarse más allá de lo técnico, apreciando todo su potencial al momento de expresar emociones y pensamientos, la experiencia humana y su posibilidad virtuosa y dramática. Alrededor del mundo hay todo tipo de danzas, como el frevo de Brasil o el hopak ucraniano. En Colombia tenemos, entre otros, el bambuco.
Un arte de expresión que tiene la misión de traducir ideas y emociones: así entendía la danza Jean-Georges Noverre, un bailarín francés que vivió durante el siglo XVIII, es considerado el padre del ballet moderno. Noverre fue el autor de obras importantes como El dios de la danza y Giselle. Pero más que eso, como señala el portal danzahoy.com, Noverre fue un reformador radical del ballet. Frente al rol decorativo que tenía a inicios del siglo XVIII, lo impulsó para que fuera protagonista y alcanzara toda su posibilidad virtuosa y dramática, teatral, más allá de lo técnico.
Noverre nació el 29 de abril de 1727. En su honor esta fecha es, desde 1982, el Día Internacional de la Danza. Hace cuarenta años, el Consejo Internacional de la Danza de Unesco siguió la recomendación de Piepor Gusev de Leningrado de homenajear al gran coreógrafo francés. La fecha es, sin embargo, mucho más grande: como lo dice la bailarina Karina Mansour, “el movimiento es un lenguaje universal que nos pertenece a todos siempre que estemos dispuestos a aguzar nuestros sentidos y a escuchar. Es preciso escuchar, escuchar sin interferencias, escuchar sin juzgar, escuchar en silencio y permitiendo que el movimiento recorra el cuerpo en cada momento, porque tanto nuestro interior como todo lo que nos rodea está en movimiento, en movimiento constante”. Esa es la danza.
Alrededor del mundo, la danza emerge en toda cultura como una expresión propia que da fe de cada territorio, sus sonidos, sus colores, sus costumbres y sus formas. La danza es, pues, universal, pero también es una expresión totalmente local. Está el baile de las máscaras Zaouli en Manfla, Costa de Marfil, al sonido de las flautas y los tambores para fomentar la unión y la paz; en Olinda, Brasil, se baila frevo de manera acrobática y enérgica con trajes vistosos y coloridos desde inicios del siglo XX; el kathakali es característico de Kochi, India, y sus movimientos son elegantes, mientras que los gestos faciales son fundamentales; en Ucrania la danza nacional llega con saltos característicos: el hopak; y si lo que quieres es mostrar tu buen juego de pies, puedes ir a Chicago, Estados Unidos, para practicar el footwork. Y estos son solo algunos de los bailes que la humanidad ha desarrollado para expresarse y relacionar el cuerpo con su entorno y su existencia.
A través del trabajo de Héctor Mora en El mundo al vuelo, podemos acercarnos a algunas de estas danzas internacionales. De su episodio Danzas del mundo, este fragmento ilustra la variedad a la que nos referimos:
Mora, Héctor. El mundo al vuelo [Danzas del mundo]. Archivo Señal Memoria, UMT-217273 CLIP 2.
En Colombia, las danzas nacionales surgen de un diálogo entre lo indígena, lo español y lo negro. Por el lado indígena, las danzas son una manera de representar la pesca, la muerte y el amor, entre tantas realidades. Y con el contacto con Europa se estableció un diálogo con esa cultura, para incorporar el baile en parejas y el movimiento de los brazos: de ahí vienen parte de los pasos de los bailes nacionales que conocemos hoy. Así lo cuenta Clemencia Franco, investigadora del folclor colombiano, a Martha Senn, del programa Lo bello, lo nuestro. Hoy, en la región andina, el bambuco encapsula la importancia del tiple y del espíritu campesino de los Andes con su conquista y su cariño, como lo destaca Franco. Es uno de los bailes que más se ha propagado. En el baile se cuenta la historia y se expresa un romance, un paso a la vez.
Este episodio de la danza de Lo bello, lo bueno, grabado en 2001, permite entender con mayor profundidad la relación de la danza con Colombia.
Senn, Martha (2001). Lo bello, lo bueno, lo nuestro [Danza]. Bogotá: Inravisión. Archivo Señal Memoria, BTCX30 013717.
Como le dice la danzaterapeuta Andrea Kenya Sánchez a la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México, la danza es para todos porque todos podemos movernos y relacionarnos con nuestro cuerpo, nuestras emociones y con los demás. Así, la danza es una herramienta potente en contextos golpeados por la violencia y la desigualdad, pues puede reconstruir el tejido social, la confianza en uno mismo y el optimismo ante el porvenir. Y, para toda la humanidad, la danza ayuda al desarrollo humano y a salvaguardar la dignidad a través del movimiento y el cuerpo.
La danza es para todos los seres humanos, incluyendo a los adultos mayores. La juventud trae flexibilidad, energía y fuerza del movimiento corporal, pero mientras la vida atardece no hay por qué dejar de bailar. Al contrario: al danzar se vive mejor la vida, con dignidad y movimiento. Los testimonios de Otoño Alegre y Raíces, dos grupos de baile para personas de la tercera edad, muestran el impacto positivo de la danza. Hacer amistades, estar alegre y hacer ejercicio, son algunos de los beneficios que revela el episodio del programa Equidad, de 2001, que hace parte de los archivos de Señal Memoria.
Farietta, Ángela (2001). Equidad [Danza]. Colombia: Audiovisuales. Archivo Señal Memoria, BTCX30 012447.
En 2022, el Día de la Danza cae viernes. No hay mejor día de la semana para salir a bailar.
Autor: Santiago Cembrano