El Casete en la Cultura Popular | Señal Memoria

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Publicado el Mar, 12/03/2013 - 14:21 Vida cotidiana
El Casete en la Cultura Popular

La historia nos recuerda que hacia 1878, el ingeniero mecánico  Oberlin Smith desarrolló una teoría acerca de la grabación magnética, luego de visitar los laboratorios de Thomas Alva Edison. Esta teoría fue un punto de partida para grabar sonidos en cintas.  Estas cintas fueron una pieza esencial de la naciente industria musical, porque permitían la captura de sonido y su posterior edición y conservación. De hecho aún continúan usándose en algunos estudios y centros de emisión.

 
Las cintas como tal, consistían en tiras de PVC, vinilo o acetato con la capacidad de albergar registros sonoros a partir de las propiedades asignadas. Pero hay algo que no lograba hacer que fueran consumidas masivamente: su tamaño y portabilidad. Las cintas necesitaban estar en carrete para luego al ajustarse un equipo, quedar albergadas en otro carrete, hecho que aún no estaba solucionado.
 
Hacia los años cincuenta del siglo veinte, diferentes marcas comerciales dedican sus esfuerzos a hacer equipos y cintas más compactas que lograran usarse caseramente. El casete se suponía iba a registrar la voz humana y al ser más compacto, permitía tener dos carretes (el de suministro y el de recepción), que al ser introducidos en una máquina, podían ser reproducidos en cualquier situación).
 
Pero así como se iban compactando los formatos, se llegó a un estándar por parte de la compañía Philips para un objeto llamado audio casete, que albergaría una cinta en una pequeña cajita y que la haría fácilmente transportable. En contraposición al imponente y respetado vinilo, un casete se podía llevar en el bolsillo o en una maleta.
 
Fue así como en 1963 el casete que Philips presentó en Berlín, comenzó a llamar la atención del mercado musical. Pero no solo empezó a ser tenido en cuenta como alternativa de consumo casero, también lo fue para albergar información y datos en entidades gubernamentales, educativas y privadas.
 
Los primeros años del casete fueron tímidos. No se tenían muchos títulos disponibles porque se hacía énfasis en su utilidad como grabador de voz. El casete parecía ser un cartucho que se introducía y reproducía los registros sonoros como las cintas, no como el vinilo.
 
Hacia los años setenta, el casete comienza a competir con el vinilo como formato de reproducción.  Pero todavía no logra cautivar. Hacia mediados de la década, se comercializan las cintas vírgenes, cintas que permiten las grabaciones y reproducciones a gusto del consumidor, no siendo solo cintas previamente grabadas. Se comerciaban así, casetes con duraciones de 30, 60, 90 o 120 minutos. Duraciones alternativas fueron 74, 80 o 100 minutos.
 
 
Hacia 1979 y durante los ochenta, el casete alcanza una elevada popularización; su uso se hace masivo, al existir un aparato reproductor personalizado conocido como walkman. Introducido por la compañía Sony, este aparato logró penetrar el mercado musical de manera global, convirtiéndose en un ícono pop.
 
Los casetes tuvieron además un gran auge en los ochenta, debido también a la existencia de las llamadas “boom boxes” (grabadoras grandes) que fueron un medio de difusión del hip hop y la cultura urbana de Jamaica y el caribe, al igual que el punk en lugares como Nueva York, Londres, Chicago, París, Los Ángeles o Madrid.
 
Igualmente, durante los años ochenta, noventa y aún hoy en día, el casete se convirtió en un difusor musical para artistas de naciones emergentes. Hoy en día, si bien el casete no se fabrica en demasía, su legado es importante puesto que en esas cintas, se han conservado importantes registros sonoros.

A propósito de los #50delCasete, invitamos a nuestros seguidores de la cuenta Twitter @fonotecartvc a contarnos ¿Qué recuerdos les trae el cassette? Y con sus respuestas hemos reconstruido desde la memoria la historia de este soporte.

 
Algunos nos contaron sobre sus casetes favoritos o más recordados: 
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Por muchos años, los casetes fueron un medio fácil de reproducción. En ellos, encontramos una de las gratas actividades para los aficionados a la música: la creación de colecciones propias, de cintas mezcladas con canciones escogidas (mixtapes) o también la personalización a través de etiquetas o la escritura a mano:
 
 
 
 
 

 

Los casetes sirvieron también para dar a conocer artistas que no sonaban frecuentemente en las emisoras o que no fueron prensados en algunos lugares, por medio de la piratería:

 
 
 
 
 
Los casetes existen además como medio de grabación fácil para artistas y bandas, pero también para todo tipo de grabaciones caseras que muchos hoy conservan aunque ya no tengan dónde escucharlos:
 
 
 
Por todo esto, feliz cumpleaños casete, te seguimos queriendo!
 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fecha de publicación original Mar, 12/03/2013 - 14:21