Si, por ejemplo, Don Pedro el gallardo debe esquiar en los Alpes o un corazón retumbar o un terremoto sacudir la tierra, he ahí el problema… y había que hacerlo, porque el libreto lo pedía y el director estaba al otro lado de la ventana esperando a que el mundo donde padecían y vivían los personajes de la radionovela sonara.
Cuando se habla de la producción de sonidos en estudio para los dramatizados radiales, saltan dos nombres, Miguel Ignacio y Gabriel, los hermanos Vanegas. Miguel Ignacio, el mayor, se especializó antes que Gabriel en el oficio de manipular cosas comunes y corrientes para hacerlas sonar como lo que no son: llamaradas, tormentas, aguas profundas, pero un día se fue de viaje y cuando alguien preguntó ¿y ahora, quién hará los sonidos?, los brazos señalaron a Gabriel: obvio, es el hermano, él tiene que saber.
Y Gabriel se volvió experto en la materia, que no consiste solo en hacer los sonidos de rutina y descubrir qué cosas generan los sonidos inéditos que a veces demandan los libretos, sino en producirlos al mismo tiempo que la acción, en el momento preciso, con el ritmo creciente o decreciente del personaje que camina o corre o vacila o jadea. Algunos de los trances que atravesó Kalimán por cuenta de sus enemigos inquietaron a los oyentes por cuenta de Gabriel, que estaba muy concentrado en el estudio dando sonido a esos momentos inciertos. Gabriel no es solo productor de sonidos en estudio, también es actor y ha sido director de dramatizados radiales. Sus interpretaciones actoral y sonora se pueden escuchar en numerosas obras dramáticas de la Radio Nacional de Colombia.