La historia de la Copa Mundo de la FIFA ha corrido de la mano de la historia del cine, la radio y la televisión, medios que la han cubierto y que han contribuido a hacer del evento uno de los más populares del mundo. Los medios colombianos también han aportado a ese propósito, en hitos que han crecido cuando Colombia ha podido participar en la principal cita del fútbol. Hoy contamos algunas de esas historias
Del telegrama al satélite
Antes de la radio o de la televisión fue la prensa. Los periódicos, que de vez en cuando cubrían aquel asunto de amateurs y jóvenes entusiastas que por entonces era el fútbol en Colombia, se permitieron dedicar algunas líneas de 1930, 1934 y 1938 al Mundial, a lo que entonces era un evento exótico y ajeno, del que, eso sí, se asumía que reunía a quienes debían enseñarle a este país a jugar fútbol (no en vano en los inicios del profesionalismo llegaron los finalistas del 30 Héctor Scarone y Fernando Paternoster a dirigir equipos). La masificación hizo de las suyas, permitiendo que el cine satisficiera la curiosidad de quienes en los años cincuenta pudieron ver en los teatros imágenes de los mundiales de 1954 en Suiza y 1958 en Suecia. La necesidad del público y el transporte aéreo lograron que tales imágenes llegaran a Bogotá con pocos días de diferencia, siguiendo el ejemplo que en la década anterior dieron los noticieros de la Segunda Guerra Mundial. Liedholm, Schiaffino y por supuesto Pelé, no eran conocidos en Colombia sino solo de oídas…
Copa Mundial de 1954, en Escobar, J. (director). (1991). Teleayer. Colombia. Inravisión. Archivo Señal Memoria, UMT 203956
La clasificación de Colombia a su primer Mundial, en 1962, sirvió de excusa para iniciar las transmisiones radiales del evento en nuestro país. Al estadio de Arica, en el norte de Chile, llegaron las voces de Carlos Arturo Rueda y Gabriel Muñoz López, el uno para la emisora Nueva Granada (RCN) y el otro para las emisoras Nuevo Mundo (Caracol), ratificando ambos su lugar en la historia de la locución y el periodismo deportivo. El recuerdo del histórico empate a cuatro goles contra la poderosa Unión Soviética también ha estado ligado al de sus voces (y a la pausa que Muñoz debió hacer antes de cerciorarse con ayuda de sus colegas de la emisora rival de que el tiro de esquina de Marcos Coll se había metido en la portería de Lev Yashin). Esa experiencia inicial se logró mediante la transmisión por onda corta, conectándose con estaciones radiales de Perú para que la señal finalmente llegara a las emisoras de AM de las principales ciudades del país.
Triana, Jorge Alí (director). (2004). 50 años al aire. Colombia: Inravisión. Archivo Señal Memoria, ND 705453
A partir del Mundial de 1966, en Inglaterra, inició una carrera por la exclusividad de las transmisiones, al tiempo que la FIFA hacía cada vez más estrictas sus exigencias a los países sede y se abrían paso a campañas de mercadeo cada vez más sotisticadas (fue en los años 60 cuando empezó a hablarse de mascotas, himnos y logos del certamen). De igual forma, en Colombia Caracol negociaría los derechos de transmisión para radio, mientras que las productoras RTI y Punch se unirían para hacer realidad la primera transmisión para televisión, con resúmenes en diferido de los partidos más importantes. Esa experiencia sirvió como impulso para que en 1970 se hiciera la primera transmisión con todas las de la ley del evento, aprovechando la estación satelital de Chocontá, servició recién inaugurado de Telecom, para la cual Inravisión dispuso de equipos y una inversión técnica y creativa que serviría como antesala para ese gran reto que fue al año siguiente los Juegos Panamericanos de Cali. La narración corrió por cuenta de la televisión mexicana, jugando de local.
Copa Mundial de 1970, en Alfonso, Diego (director). (1994). 40 años de imágenes en la historia. Colombia. Inravisión. Archivo Señal Memoria, UMT 207265
La danza de los millones
Otro gran reto para Inravisión fue aprovechar la inauguración del Mundial de 1974 en Alemania para realizar la primera transmisión de televisión a color. Por ahora experimental y restringida a exhibiciones en el Coliseo el Campín de Bogotá y el Coliseo del Pueblo de Cali, pero que demostraba el aporte que daba el fútbol al desarrollo tecnológico de la televisión. Al mismo tiempo, en los años 70 aparecería la Organización de Televisión Iberoamericana -OTI-, un organismo enfocado en apoyar la conectividad y la transmisión de eventos internacionales entre las productoras afiliadas de todo el continente. Era un ejercicio similar al que en el Viejo Mundo hizo dos décadas atrás Eurovisión, nacido precisamente, del deseo de llevar el Mundial de 1954 en Suiza a la pantalla chica. En Colombia se estableció un consorcio de productoras afiliadas a la OTI que sumaban esfuerzos para adquirir los derechos del Mundial, una labor que se adelantó durante dos décadas, mientras la televisión colombiana aceleraba su retrasada expansión por todo el país y vivía una edad de oro. A RTI y Punch se sumarían Caracol, RCN, JES y posteriormente Datos y Mensajes.
Copa Mundial de 1974, Escobar, J. (director). (1991). Teleayer. Colombia. Inravisión. Archivo Señal Memoria, UMT 203956
Para el Mundial de 1990, Colombia por fin regresaba a la fase final. La atención del país se multiplicaba y también los costos de transmisión (un millón de dólares para la televisión, según informaba entonces la revista Semana). Eso también incentivó a que se liberara la exclusividad que por años había tenido Caracol y otras emisoras pudieran transmitir los partidos, trasladando equipos de más de treinta personas a Italia. Fue así como la actuación del equipo colombiano está ligada al recuerdo de más de una voz: William Vinasco Ch. para la transmisión de TV de la OTI, Edgar Perea para Caracol Radio, Paché Andrade para RCN Radio o Marco Antonio Bustos para el Grupo Radial Colombiano. Ese punto de quiebre en el cubrimiento periodístico de los medios colombianos vino de la mano con la diversificación del negocio, cuando un aficionado que podía ver los partidos por televisión sin volumen mientras escuchaba su transmisión radial favorita.
Bautista, Claudia (directora). (2009). De Bogotá en las canchas. Colombia: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, ND 703789
Todavía faltaba el doloroso baño de realidad que significó el Mundial de Estados Unidos en 1994, cuando aficionados y un sector importante de la prensa internacional daba a Colombia como candidato al título (de lo que dio razón la desesperación en directo de Jairo Moncada y Adolfo Pérez, narradores de la transmisión de la OTI). Cuatro años después, llegaría la diversificación a la televisión, cuando el aficionado colombiano se daba por fin el lujo de elegir entre tres transmisiones distintas: la de las programadoras OTI, por los canales 1 y A de Inravisión, o las señales de prueba con las cuales los canales Caracol y RCN decidieron iniciar sus transmisiones. Se trataba de esfuerzos que enorgullecieron por años al periodismo colombiano. Con el nuevo siglo llegarían el encarecimiento de derechos y transmisiones, la masificación de la TV por suscripción y el regreso de onerosas exclusividades que le complicarían a más de un medio cubrir los mundiales: en 2002, la radio no transmitía desde Japón y Corea; en 2010, la televisión abierta solo tenía un número limitado de partidos. Se redujo la nómina de corresponsales, aunque internet y la telefonía celular ahorraban la inversión en personal y equipos. Apenas la cercanía geográfica y el inolvidable desempeño de Colombia en Brasil 2014 significó un paréntesis en la cada vez menos competitiva guerra mediática por el negocio del fútbol.
*Este artículo fue posible gracias a la información suministrada por Hernán Peláez y “Paché” Andrade, maestros del periodismo deportivo y testigos privilegiados de la historia de los Mundiales.
Autor: Felipe Arias Escobar