No es poca la frecuencia con la que se emiten cuñas y tanto más, no es poca la duración de las franjas publicitarias. Esa es la radio de hoy, más atrevida y provocadora, particularmente orientada a la invitación al consumo. Pero no siempre la radio fue así; este es un fenómeno que nació luego de algunos años de iniciadas las primeras transmisiones, particularmente con el impulso de las industrias nacionales, en la década de los años cincuenta.
Probablemente las cuñas contribuyeron como hoy a la manutención de las emisoras, aunque guardando las proporciones, pues hoy no solo sirven para la manutención sino que son parte del gran negocio en que se han convertido las emisoras privadas. La transmisión de cuñas fue en los primeros años de la radio, un asunto controversial en tanto poco a poco fue un recurso que, con el propósito de atraer la atención del público y lograr una alta recordación introdujo música, pero no cualquier música: música popular; “aquella que llama a la fiesta y a la relajación de los sentidos”. Esto último, al decir de expertos que esperaron hacer de la radio un medio para la cultura. Pero la cultura, asociada a un proceso civilizador inspirado en valores y estereotipos europeos.
Es así como las cuñas radiales que en un principio eran anuncios sencillos a una voz, poco a poco fueron introduciendo música, acordes populares hasta llegar a ser hoy en día elaboradas piezas de comunicación de alta recordación, gracias al uso de melodías pegajosas y repetitivas, asociadas a ritmos impuestos por la moda.
No hay cuña que más apriete
Para algunos críticos, la introducción de elementos rítmicos - y particularmente de ciertos ritmos - contribuyó, no sólo al fin propio con que fue realizada cada una de estas cuñas, es decir la venta de los productos anunciados sino que tuvo un mayor alcance: transformar los gustos de la audiencia o, mejor dicho, contribuyeron a crear el mal gusto, dada la facilidad para memorizar… memorizar esos ritmos tan lejanos de la denominada música erudita.
Este programa hace un recorrido que parte de las primeras cuñas, hechas en verso y sin música y termina revisando el estilo publicitario de hoy en día, no sin dejar de provocar y a la vez de matizar aquellas críticas que están entre el moralismo y el interés por recuperar el papel de una radio que se dijo educativa y que hoy es un gran aparato que estimula hábitos de consumo.