Santos Cifuentes y algunos apuntes sobre el nacionalismo | Señal Memoria

Publicado el Mié, 13/08/2014 - 22:58
Santos Cifuentes y algunos apuntes sobre el nacionalismo

En la historia colombiana se logró hacer del estudio de la música una profesión titulada, con la creación de la Academia Nacional de Música en 1882 por parte de Jorge W. Price (1853-1963). Durante el siglo XIX hubo varias iniciativas particulares, pero ninguna alcanzó la representatividad, constancia y desarrollo de esa institución. En 1903, pasada la Guerra de los Mil Días (1899-1902), durante la cual fueron suspendidas sus labores, la Academia retomó el proceso que traía y en 1910, tras las reformas pertinentes, se convirtió en el Conservatorio Nacional de Música.

Uno de los estudiantes de la Academia Nacional del que más información se tiene en la actualidad es Santos Cifuentes (1870 – 1932). Una fuente importante es el conjunto de “Notas biográficas” publicadas en 1947 por su hijo, Alfonso Cifuentes y Gutiérrez [1]. En ese libro pueden encontrarse apartes de correspondencia, programas de concierto y documentos relacionados con la vida del compositor. En relación con la actividad de su padre en la Academia Nacional, Cifuentes y Gutiérrez menciona: “paso a paso puede seguirse la actuación de Cifuentes, mediante la lectura de los informes que el Director de la Academia presentaba anualmente al Ministerio de Instrucción Pública”.

Santos Cifuentes Ingresó a la Academia Nacional en 1885 u 86. El mismo año en que obtuvo el grado como Profesor en Contrabajo, 1890, fue nombrado profesor de armonía. Se orientó en la composición bajo la tutela del compositor y director de ópera italiano Augusto Azzali (1853-1907), a quien dedicó su Sinfonía Albores Musicales. Esta obra, del año 1893, fue publicada recientemente en edición crítica a cargo del musicólogo Egberto Bermúdez, quien aporta además un estudio biográfico sobre el compositor y sobre su obra [2].

Según lo presenta Cifuentes y Gutiérrez, el “Programa de la Sesión Solemne de Grados” del 31 de octubre de 1894, correspondiente a la graduación de Santos Cifuentes como compositor, incluyó el Scherzo para orquesta, interpretado bajo la dirección del propio compositor. La obra hizo parte de un conjunto de requerimientos hechos al estudiante para probar su solvencia en las técnicas de composición musical. De manera recursiva, Santos Cifuentes optó por dar cumplimiento al objetivo no solo con los requisitos de usar la orquesta y el esquema formal del Scherzo, sino que además aprovechó para exponer su concepción de la estética nacionalista.

Responder a las cuestiones planteadas por la búsqueda de una identidad nacional fue una tarea común en América Latina durante las décadas finales del siglo XIX y las iniciales del XX. Como herencia del romanticismo europeo, el foco se ubicó en las expresiones culturales campesinas o lo que se imaginaba que era el contexto rural desde la perspectiva de las élites dominantes (folklore). Para el caso colombiano, esa fue una época de migraciones y reconfiguraciones del entorno social, luego de un siglo sumergido en sucesivas guerras civiles y ad portas de otro no menos conflictivo.

En Bogotá ocuparon un lugar central incontables bambucos y pasillos, algunos concebidos desde el piano y destinados ya fuera al entretenimiento hogareño o la presentación pública. Desde la perspectiva que profesó la Academia Nacional de Música, representada en el caso de Santos Cifuentes, estos géneros tradicionales/populares fueron usados como fuente para obras enmarcadas en el uso de técnicas y procedimientos de composición europeos, cuya asimilación, para finales de siglo XIX, alcanzaba poco a poco resultados cada vez más convincentes. En correspondencia del año 1931 citada por su hijo, Santos Cifuentes se refiere al Scherzo Sinfónico:

“El nombre de ‘Scherzo’ me daba la libertad necesaria para intentar algo nuevo, y hasta exótico. Hice pues, la primera parte en aire de pasillo, con algún desarrollo y con el ánimo de demostrar que el ritmo de ese aire nacional se presta para composiciones sinfónicas de alto vuelo… Para la segunda parte del Scherzo adopté el ritmo de Torbellino, alegre y bullicioso. Escribir en ese ritmo es bastante difícil, y darle carácter de composición clásica era mi anhelo. Lo realicé, sin embargo, y hasta me adelanté un poco en la extensión de los elementos orquestales, con la introducción de varios de los instrumentos que ahora figuran en las grandes orquestas, y que más tarde hicieron parte del Jazz: la pandereta, el tambor, los timbales, las castañuelas y un instrumento metálico llamado ‘triángulo’, ahora suplantado por otro más perfecto.” (Cifuentes y Gutiérrez, p.54)

Con esta obra, conocida posteriormente como Scherzo sinfónico sobre aires tropicales, Santos Cifuentes sentó un importante precedente para el desarrollo que tuvo en Colombia la estética nacionalista llevada a la sonoridad sinfónica en particular, pero en general dentro del entorno académico. Con una intención afín se produjeron obras contemporáneas al Scherzo, como la Fantasía sobre dos temas nacionales de Pedro Morales Pino (1863-1926), o posteriores, como la Rapsodia Colombiana de Andrés Martínez Montoya (1869-1933), los Trozos en el sentimiento popular de Guillermo Uribe Holguín (1880-1971) o la Fantasía sobre motivos colombianos de Oriol Rangel (1916-1976).

Una grabación del Scherzo de Santos Cifuentes se conserva en la Fonoteca de Señal Memoria, interpretado probablemente por la Orquesta Sinfónica de Colombia. El código de su digitalización es CD18050. Se presenta con este texto un clip de audio basado en ese archivo.

 

 

José Perilla


[1] Alfonso Cifuentes y Gutiérrez, Don Santos Cifuentes, notas biográficas, Bogotá: Ed. Centro – Instituto Gráfico Ltda., 1947.

[2] Egberto Bermúdez, “Santos Cifuentes (1870-1932): vida y obra”, Sinfonía Albores Musicales (trozo sinfónico), 1893, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2012
 

Fecha de publicación original Mié, 13/08/2014 - 22:58