Pensar en archivos ya no significa más imaginarnos estanterías llenas de polvo y documentos viejos. Todos somos productores de nuestro propio archivo, y día a día estamos acopiando las huellas de nuestra propia historia.
Por Luisa Fernanda Ordóñez Ortegón
Asesora en gestión de colecciones, curaduría y catalogación
Hoy es el día internacional de los archivos. Cientos de instituciones alrededor del mundo se han alineado para señalar la importancia de la custodia de la memoria de las naciones, consignada en documentos de toda índole: mapas, grabados, cartas, sonidos e imágenes en movimiento. Pero ¿ Cuál es el sentido de celebrar un día de los archivos?, y en este contexto, ¿ Cuál es el propósito de que un archivo como el de Señal Memoria exista y se una a esta iniciativa?
LOS ARCHIVOS: HOY
Es difícil delimitar los marcos de referencia con los que se define un archivo en nuestros tiempos. Nuestra vida cotidiana está mediada por múltiples dispositivos con los que producimos, grabamos, posteamos y guardamos contenidos audiovisuales y sonoros. De acuerdo a su importancia, organizamos, clasificamos y nombramos el material que producimos, reproducimos y descargamos. Manejamos cientos (sino miles) de registros de este tipo en nuestros computadores, con los que hacemos copias en discos duros, USB, DVD y carpetas nombradas a nuestro criterio. Si en algún momento pensar en la definición y límites de la existencia de un archivo nos remitía directamente a la conservación de materiales que pertenecían al pasado, hoy en día esa visión se ha expandido en el paso del mundo análogico al mundo digital. A la supervivencia de la producción audiovisual en material fílmico en soportes fotoquímicos y del material videográfico y sonoro en soportes magnéticos, hoy lo complementan, y quizá desbordan, los registros digitales que estamos produciendo continuamente. En este sentido, todos somos potenciales poseedores de un archivo y hacemos las veces de archivistas de nuestras propias memorias personales.
NUESTRO ARCHIVO Y LA HISTORIA DE COLOMBIA
Señal Memoria constituye el proyecto de salvaguardia del archivo de la televisión y la radio pública en el país. En este sentido su labor es clave en la construcción de conocimiento histórico de nuestro pasado reciente y nuestro inmediato futuro. Si miramos fijamente o escuchamos detenidamente los documentos que lo conforman, nos damos cuenta que, en nuestro caso, acopiar la historia de los medios públicos denota una necesidad casi compulsiva por recuperar, organizar y hacer visibles los vestigios de nuestro pasado como país a través de sus sonidos e imágenes en movimiento.
Lo que nos mueve hoy a preguntarnos por ello, lo que nos causa tanta inquietud es que ahora, más que nunca, lo que solemos nombrar como “ material de archivo” nos seduce, y nos brinda una experiencia directa con el pasado; remueve nuestros recuerdos, nuestros afectos y nuestros apegos. Lo que nos convoca hoy a pensar en los límites y los alcances de la definición de “ archivo” es su vínculo con la historia más allá de aquella consignada en textos académicos.
Nuestro archivo es una entidad dinámica, mutable y con múltiples posibilidades de lectura. No es simplemente una ilustración de las experiencias que documenta. Las imágenes y sonidos que lo conforman entran en constante tensión con la pregunta por “lo verdadero” o , “ lo que ocurrió” , pues a partir de ellos entramos en contacto con lo que se nos antoja como una prueba irrefutable del pasado. Un archivo como el de Señal Memoria, supone una invitación abierta al diálogo con la historia escrita en los libros: sus documentos cuestionan, confrontan y amplían los márgenes de interpretación de los procesos históricos que han tenido lugar en nuestro país. Su existencia y la labor de acopiar los registros de nuestra memoria,en tiempo presente,asegurará que las voces, los rostros y los territorios que nos definen tengan resonancia más allá de la coyuntura.
#UnArchivoEs para Señal Memoria, la posibilidad de re-escribir nuestra historia.
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