En el Archivo Señal Memoria reposan algunas grabaciones hechas por Igor Stravinsky, una de ellas La Consagración de la Primavera.
Extracto La Consagración de la Primavera - Igor Stravinsky
"Soñé con una escena de ritos paganos en la que una virgen elegida para el sacrificio danza hasta morir". Estas palabras del compositor ruso de comienzos del siglo XX, Igor Stravinsky, relatan el origen y argumento de La Consagración de la Primavera. Este ballet generó una agria polémica el día de su estreno el 29 de mayo de 1913.
Tres razones que generaron molestia ese día (curiosamente sólo ese día):
Primero. La Consagración rompió de forma estruendosa con la música para ballet de fines del siglo XIX y en general con la música de su época. Ya no era la “bellísima” y delicada música de tiempo atrás, en la que el ballet podía terminar de forma trágica pero conservando su belleza. Aquí era otra vaina. Música contundente, muy rítmica, con presencia de disonancias interpretadas por una gran orquesta, contribuyó a abrir la puerta al público a nuevas sonoridades cuya influencia sigue presente.
Segundo. En el ballet del siglo XIX se retrataban a las mujeres con bailes "irreales", como seres sobrenaturales con una extrema fragilidad -por qué no, como una especie de cisne- que se podían levantar sin esfuerzo y casi parecían como si flotaran en el aire. En la Consagración de la primavera el tutú de las bailarinas se cambió por un atuendo largo que reproducía a los de la Rusia pagana y la danza ya no era delicada y frágil.
Tercero. Con La Consagración de la Primavera el primitivismo y la barbarie irrumpieron en la música. Su estreno generó fuertes disturbios entre los asistentes. A ver, sabemos que en estos tiempos tumultuosos los espectáculos que generan disturbios entre sus asistentes son el fútbol, los grandes conciertos y una que otra pelea de gallos y demás espectáculos que implique el sacrificio de animales, pero nunca una presentación de ballet.
En aquel año de 1913 su estreno recibió silbidos, gritos, insultos e incluso las peleas a puño se multiplicaron entre aquellos que estaban en pro y en contra de lo que estaban viendo. El escándalo se generó entre los vanguardistas a ultranza como músicos y artistas y los reaccionarios, la gente de la alta sociedad parisina que ante la novedad se vieron defraudados por el primitivismo de la obra.
Estos tres puntos más que una defensa de esta obra, es una invitación a conocerla. Es cortica y puede durar casi lo que dura una sinfonía de Beethoven, casi media hora y se encontrarán con algo completamente nuevo. Si quieren comparen y verán.