Los nombres de los estudiantes Gonzalo Bravo Pérez y de Uriel Gutiérrez han quedado marcados en la memoria de los movimientos estudiantiles, pues con 25 años de diferencia, ambos fueron asesinados por miembros de la fuerza pública durante marchas organizadas por la Universidad Nacional. En memoria de los estudiantes caídos, hoy recordamos los sucesos en los cuales estos y otros jóvenes perdieron la vida.
Manifestaciones de protesta y la muerte de Gonzalo Bravo Pérez
Los últimos años de la década del veinte del siglo XX fueron bastante convulsos. La masacre de las bananeras y el clientelismo fueron algunos de los tantos motivos que sacó a las calles a miles de estudiantes, el 7 de junio de 1929.
Días antes, el alcalde de Bogotá Luis Augusto Cuervo destituyó a los gerentes de las empresas del acueducto y del tranvía, lo que fue interpretado por el presidente de la República Miguel Abadía Méndez como una afrenta a sus amigos políticos, precipitando así el despido del alcalde. El 5 de junio, al conocerse la noticia, los habitantes de Bogotá reaccionaron indignados. En las calles del centro de la ciudad se realizaron multitudinarias manifestaciones que exigían la restitución de Cuervo en su cargo y rechazaron cualquier imposición clientelar en esos puestos públicos.
Las protestas duraron cinco días y en ellas fueron frecuentes los enfrentamientos con la policía, así como los prolongados discursos de líderes estudiantiles y el cierre del comercio. Ante la presión, Abadía Méndez destituyó a algunas personas, pero los manifestantes exigían la remoción del
ministro de Guerra, Ignacio Rengifo, y del director de la Policía, general Carlos Cortés Vargas, sobre quienes recaían acusaciones alrededor de la masacre de las bananeras.
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En medio de los disturbios de esos días, la noche del 7 de junio, el estudiante de Derecho Gonzalo Bravo Pérez, nacido en Pasto, recibió un tiro mortal por la espalda, justo en el momento en que caminaba rumbo a su lugar de residencia, cerca al Palacio presidencial. Su muerte agudizó las protestas y generó gran presión en el gobierno nacional, pues Bravo era sobrino de un amigo cercano del jefe de Estado.
El 8 de junio de 1929, Gonzalo fue enterrado en el Cementerio Central. Así lo podemos ver en estas imágenes fílmicas en blanco y negro, que registraron el momento de sus exequias, las cuales fueron un verdadero acto público y político, al congregar a cerca de cuarenta mil personas.
Fragmento [Movilizaciones por Gonzalo Bravo Pérez]. [Imágenes huérfanas]. Colombia. Archivo de Señal Memoria, UMT-216677 CLIP 1.
El 8 de junio y Uriel Gutiérrez
El día del entierro de Gonzalo Bravo, más que la fecha de su muerte, se convirtió en un emblema de las luchas estudiantiles. Fue así como desde la Universidad Nacional, pero con presencia de estudiantes de otras instituciones de educación superior de la ciudad, se organizó año a año el homenaje del asesinato del joven estudiante. Los actos conmemorativos incluían la concentración estudiantil en el campus universitario durante la mañana y, posteriormente, la peregrinación hasta el Cementerio Central en la tarde.
Desde 1929 solo hubo dos momentos en que los estudiantes encontraron resistencia por parte de los gobiernos de turno, durante el mandato de Laureano Gómez y del general Gustavo Rojas Pinilla. Precisamente este último rechazó cualquier manifestación para 1954, pues el militar se encontraba en los preparativos previos para festejar su primer año de gobierno, los cuales incluía, entre otros aspectos, la llegada de la televisión al país.
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Sin embargo, ese año era especial para los estudiantes, pues se conmemoraban 25 años de la muerte de Gonzalo Bravo. De ahí que hicieran caso omiso a las restricciones del gobierno y un numeroso grupo de personas, encabezado por las candidatas al reinado estudiantil, inició la tradicional peregrinación al Cementerio Central, acompañados de flores y coronas para adornar la tumba del joven asesinado.
La estadía en el cementerio no fue fácil, pues se intentó impedir el ingreso de los manifestantes. No obstante, los mayores altercados se presentaron al retornar al campus universitario, cuando los jóvenes se encontraron de frente con una patrulla militar que se estacionó en la entrada de la Universidad, sobre la Calle 26.
Los enfrentamientos no se hicieron esperar y en medio del choque, empezaron a escucharse disparos. Uno de ellos dio sobre la humanidad del estudiante de Medicina y Filosofía Uriel Gutiérrez, matándolo en el acto. La consternación fue tal que nuevamente la comunidad universitaria y demás ciudadanos indignados retornaron el 9 de junio a las calles, como lo atestiguaron Germán Arciniegas y un miembro del movimiento estudiantil de 1954, en la serie documental Siglo XX cambalache siglo XXI.
Osorio Gómez, Jaime (Productor). Cardona, Alexandra (Directora). (1997). Siglo XX cambalache siglo XXI. [Serie documental]. [Movimientos estudiantiles - Parte I]. Colombia: Tucán Producciones Cinematográficas para Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-013915.
La masacre del 9 de junio y el inicio del Día del Estudiante Caído
Como lo indicaban los entrevistados del programa anterior, desde tempranas horas del miércoles 9 de junio de 1954, una multitudinaria marcha salió de la Universidad Nacional por la Calle 26 en dirección al Palacio de San Carlos, con la intención de exigir justicia por la muerte de Uriel Gutiérrez. Con banderas enlutadas, coronas de flores y arengando en contra del gobierno y a favor del estudiante caído, los marchantes arribaron a la calle 13 con carrera 7, donde fueron emboscados por un destacamento de soldados adscrito al Batallón Colombia. Los estudiantes decidieron entonces sentarse en inmediaciones al edificio Murillo Toro y oír los discursos que sus compañeros empezaban a pronunciar.
No obstante, un disparo rompió la tranquilidad del acto, dando motivo para que en seguida los militares descargaran sus fusiles contra los estudiantes, produciendo una tragedia de grandes proporciones. Al menos ocho estudiantes fueron asesinados: Jaime Moore Ramírez y Hernando Morales Sánchez, de Química; Hugo León Velásquez y Álvaro Gutiérrez Góngora, de Medicina; Carlos J. Grisales, de Economía; Hernando Ospina, de Veterinaria; Rafael Sánchez Matallana, del Colegio Virrey Solís y el estudiante peruano Elmo Gómez Lucich.
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La serie documental Historias de la Historia, dirigido y conducido por Fernando Molina, presentó estos acontecimientos dentro del contexto convulso que se vivía por aquellos años.
Forero, Pilar (Productora). Molina, Fernando (Director). (1994). Historias de la Historia. [Capítulo 8 : Corazón de la violencia, 1948 - 1958]. [Serie documental]. Colombia: Audiovisuales; Fundación Patrimonio Fílmico. Archivo Señal Memoria, C1P-242327 .
Aunque el gobierno evadió la responsabilidad por lo sucedido y al final los propios militares terminaron asumiendo la investigación, dejando un oscuro manto de impunidad; lo cierto es que la fecha se convirtió en un nuevo punto de referencia para la comunidad estudiantil. Además del día 8, el 9 de junio fue asumido desde entonces como una fecha de memoria. Desde 1954 ya no se conmemoraría más el Día del Estudiante, sino el Día del Estudiante Caído. Así lo dejó ver una noticia presentada en el noticiero cinematográfico Colombia al día, que en 1957 dedicó una de sus emisiones a recordar este trágico suceso y cómo continuaba viva la tradición de asistir al Cementerio Central para rendir tributo, ya no solo a Gonzalo Bravo, sino también a los 9 estudiantes que veinticinco años después perdieron la vida durante su homenaje.
Fonseca Truque, Guillermo (Director). (1957). Colombia al día. Noticias de Colombia y el mundo. [Noticiero]. [Progreso producción nacional de pinturas]. Colombia: Dirección Nacional de Información y Prensa (DINAPE). Archivo Señal Memoria, UMT-202314.
Hoy que Colombia vive uno de los paros más largos de su historia, con un saldo de 45 homicidios presuntamente cometidos por la Fuerza Pública, según el más reciente reporte entregado por la ONG Temblores; no queda más que recordar que las luchas estudiantiles en ocasiones han estado marcadas por usos desproporcionados de la fuerza. Los nombres de Gonzalo Bravo, Uriel Gutiérrez y de los ocho estudiantes de la masacre del 9 de junio de 1954, se convierten en emblemas de identidad estudiantil. Esperemos que las víctimas mortales del paro actual, no se conviertan solamente en una estadística más que reportar.
Autora: Viviana Arce