Ficha Técnica
El 31 de julio de 1900 se produjo un golpe de estado que orquestó una facción del Partido Conservador y que depuso al bugueño Manuel Antonio Sanclemente en favor de su vicepresidente José Manuel Marroquín. Este fue un hecho político que se produjo en el peor momento de la Guerra de los Mil Días. Fue el último golpe del siglo XIX… o el primero del XX según la perspectiva histórica que se quiera asumir.
En el Archivo Señal Memoria reposa la miniserie Rafael Reyes, vencedor de imposibles, en cuyo capítulo 12 se recrea este hecho y sus consecuencias en el marco del conflicto bélico que casi destruye al país entre 1899 y 1902.
Manuel Antonio Sanclemente fue un presidente muy criticado en su momento por su avanzada edad. Fue “puesto” por el expresidente Miguel Antonio Caro para conservar el poder en persona de un octogenario que por sus condiciones de salud, gobernó la mayor parte del tiempo desde la población de Villeta.
Sanclemente ya contaba con más de 40 años de carrera política en las toldas conservadoras. Fue parlamentario y ministro de varios gobiernos, pero en el momento en que asumió la presidencia se encontraba en el ocaso de su vida. El estallido de la guerra en 1899 no mejoraba tampoco su capacidad de gobernar.
En una carta del general Henrique Arboleda al Presidente de la República la situación del país se resumía así: “Van corrido 9 meses desde que estalló la guerra. Más de 100 batallas y combates en los que ha habido espantables hecatombes, 20000 hombres muertos en los campos de guerra, 40000 brazos perdidos para la agricultura en un país despoblado para la explotación y desarrollo de sus riquezas naturales. Derroche de riqueza pública y privada; paralización de todas las industrias…”. El peor gobernante en una de las peores situaciones que afrontaba la República.
El golpe se dio de manera pacífica por parte del vicepresidente Marroquín. Sus copartidarios derrocaron a Sanclemente porque despachaba desde Villeta y no desde Bogotá, esto propiciaba la ineficiencia en la administración estatal, los favoritismos y la corrupción.
En la serie se recrea el momento en que tumban al presidente y Marroquín asumió funciones en un despacho presidencial abandonado y polvoriento. El pueblo lo vitorea porque se presume que con él llegará la tan anhelada paz. Sin embargo, vendrían dos años más de desangre del país y una situación aún más caótica que, entre otras, desembocó en la pérdida de Panamá y una hecatombe institucional de la que el país jamás se recuperó.
Casi dos años después del fin de la guerra, Rafael Reyes -a quien está dedicada esta serie de Revivamos Nuestra Historia-, llegó a la presidencia y trató de recuperar algo de lo que quedaba del país.
Autor: Javier Hernández