Ficha Técnica
En 1812, cuando tenía tres años, Louis Braille estaba jugando en el taller de talabartería de su padre. Quedaba en la casa de su familia, un hogar de pocos recursos en Coupvray, a 40 km de París. Nunca se supo bien qué pasó, pues mientras jugaba el pequeño Louis tuvo un accidente que afectó su ojo derecho. Poco después quedaría totalmente ciego. Aun así, su padre quiso enseñarle a leer, y lo hizo con tachas y relieve sobre madera o cuero con las que Louis fue aprendiendo las letras. Luego entró al Instituto Nacional de Jóvenes Ciegos de París para continuar su educación.
En el Instituto, los estudiantes aprendían a leer y escribir con el sistema de Valentin Haüy, que disponía las letras en relieve, aunque todavía de forma rudimentaria. Braille, que fue un alumno aventajado, leyó de esta manera varios libros. También aprendió a escribir con lápiz, así como geografía, matemática y notación musical. Rápidamente pasó a ser profesor, a la vez que continuaba su aprendizaje: su capacidad de síntesis y calidad humana lo hicieron un gran educador. No se contentó con reproducir la técnica antigua, quería perfeccionarla y lograr que las personas con discapacidad visual, como él, pudieran leer y escribir a la perfección.
En 1829 Braille acabó de diseñar un código táctil para facilitar la lectura y la escritura de las personas con discapacidad visual. Lo venía trabajando desde que era estudiante. Estaba inspirado en la criptografía militar de Charles Barbier y, frente a los métodos del momento con los que él había aprendido, fue como pasar del caballo al automóvil para desplazarse: una revolución completa. Por eso el sistema braille se llama así, gracias a su creador. Es un alfabeto en el que las letras o signos se expresan en celdas de seis puntos en relieve. Incluye, además de las letras, signos de puntuación.
Pero el braille va más allá de la lectura y la escritura. Al inventar este sistema, Louis Braille puso al mundo al alcance de los dedos de quienes no pueden ver. La interacción con el entorno de las personas con discapacidad visual puede darse gracias a este desarrollo en todo tipo de situaciones: transporte, electrodomésticos, juegos. Es una dinámica que atraviesa todos los campos de la vida. Y cómo puede adaptarse a la tecnología, es un sistema que no quedará obsoleto. Es más, puede que la tecnología y el propósito de construir ciudades más accesibles a personas con discapacidad, hagan del braille algo mucho más prominente en un futuro cercano.
El 4 de enero es el Día Mundial del Braille, establecido para crear conciencia sobre la importancia del sistema como medio de comunicación para que las personas ciegas y con deficiencia visual puedan acceder a todos sus derechos. Para entender mejor el braille acudimos a un fragmento de Nota editorial Braille, del archivo de Señal Memoria. Este material, que data del 2001, deja claro cómo funciona el braille y cuál es su importancia.
Autor: Santiago Cembrano