Ficha Técnica
El Gran Bazar de Estambul, inaugurado en 1461 tras la conquista otomana, ha sido un punto central en la vida comercial y social de la ciudad durante siglos. Lo que comenzó como un mercado cubierto se expandió a un laberinto de más de 60 calles, donde se ofrecen textiles, joyas, especias y antigüedades. No solo ha sido clave para el comercio sino también se ha convertido en un espacio de interacción cultural entre Oriente y Occidente, conectando a comerciantes y compradores de diversas regiones.
A lo largo de su historia, el Gran Bazar ha sido testigo de grandes cambios políticos y sociales, como el auge del Imperio otomano, las reformas del siglo XIX y la creación de la República de Turquía.
Durante el Imperio, el mercado fue estratégico para el comercio de lujo y productos de rutas que conectaban Asia y Europa. Hoy en día, el Bazar sigue funcionando como un mercado popular, aunque también se ha adaptado a las demandas de un público global y turístico.
A pesar de los cambios, el Bazar ha mantenido su relevancia como un espacio de continuidad cultural. Aunque la globalización ha traído nuevos productos y ha cambiado el perfil de los compradores, las tradiciones locales siguen presentes. Los artesanos continúan fabricando productos a mano, y el regateo sigue siendo una práctica común. Este equilibrio entre lo antiguo y lo moderno es clave para entender su permanencia.
El Gran Bazar no es solo un lugar de compras sino un reflejo de la historia social de Turquía. Los comerciantes, muchos descendientes de generaciones anteriores, conservan prácticas que han definido este espacio durante siglos. Así, el Bazar sigue siendo una pieza clave en la vida de Estambul, representando la tensión entre tradición y modernidad en la Turquía actual.
Para comprender mejor la complejidad cultural, social y económica de este espacio, presentamos un fragmento del programa El Mundo al Vuelo, con imágenes registradas en 1996 durante una visita al mercado.
Por: Laura Vera Jaramillo