Ficha Técnica
“Yo creo que Dios no me puso ojos en la cara porque se demoró poniéndome ojos en el alma”. Estas son las palabras de este cantautor, compositor y poeta guajiro que murió el 22 de junio de 2013. Pasó a la historia como uno de los símbolos del vallenato gracias a canciones como "Dios no me deja", "Dónde", "El verano", "El parrandero", "Los Tocaimeros", "La gordita", "El hatonuevero", "Matilde Lina" y, como no, "La Diosa Coronada", la cual interpreta a capella en este fragmento de la serie Yuruparí.
El periodista Juan Gossaín en una crónica sobre el Festival Vallenato lo definió como “…el más sensible de todos los músicos de esta tierra pródiga en poetas y cantores que remontan a las sierras y los ríos y andan y desandan los valles como si fueran los últimos juglares que quedan sobre la tierra”.
El documental Los últimos juglares y el nuevo rey (1985) de la colección Yuruparí habla sobre esos viejos acordeoneros, en franca desaparición, que contaban mediante canciones sus historias de vida y su región, tal como lo referenció Gossaín. Esos juglares, como se les denomina en este audiovisual, cantan al amor, a la mujer, a la vida, a las fiestas patronales y al paisaje. Así mismo, su saber se conjuga con toda la tradición de los tamboreros y las cantadoras. Todos estos conocimientos dieron origen al vallenato.
En este fragmento de Los últimos juglares y el nuevo rey, que toma lugar en el municipio de San Diego, Leandro Díaz narra la historia de Francisco el Hombre y la memoria oral que ha perdurado, a través del vallenato. En este contexto interpreta su canción “La Diosa Coronada”, epígrafe de la novela de Gabriel García Márquez El amor en los tiempos del cólera. En su origen, la canción estaba conectada a una experiencia personal del compositor.
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