Ficha Técnica
“Reemplazar a un presidente conservador, desprestigiado e impopular por el político más hábil que tenía el conservatismo”, esta fue la solución más clara que hubo para la crisis política de 1921, tras la renuncia de Marco Fidel Suárez. Su reemplazo fue Jorge Holguín.
El fragmento audiovisual, que recoge estas palabras, pertenece a la serie Alfonso López Pumarejo, emitida por los medios públicos en 1986 y que recuerda la vida de este expresidente de la República. Carlos Duplat interpreta a un López que cuenta los acontecimientos que marcaron su carrera política. Uno de estos, la renuncia del presidente conservador en 1921, en la cual tuvo mucho que ver.
El apellido Holguín ha estado relacionado con el poder, de una u otra forma y en distintos momentos desde los años posteriores a la Independencia. Aunque no necesariamente en cargos de elección popular. Jorge Holguín ejerció la presidencia tres veces, siempre en reemplazo de otros mandatarios que renunciaron a su cargo en esas tres primeras y difíciles décadas del siglo XX.
En el libro Los segundos de a bordo, Óscar Alarcón Núñez describe a Jorge Holguín como alguien que a pesar de no tener “la ilustración de su hermano [el también presidente Carlos Holguín], ni su elocuencia parlamentaria, ni fue tampoco un escritor tildado, ni elegante ni un polemista de primera talla”. Si aventajó a su hermano en el conocimiento de los hombres, en la habilidad política y en lo que fue su destreza predominante: el humor.
En los anales de la historia de los olvidados años 20, pululan sus ingeniosas respuestas (o cínicas, dependiendo la óptica con la que se le mire), como aquella en la que decía que “un hombre que encuentra tres agiotistas para que le compren el sueldo, es un genio” y debería nombrársele Ministro de Hacienda. Estas salidas “levantaron ampolla” en liberales y conservadores de su momento.
Este hombre asumió por última vez la presidencia el 11 de noviembre de 1921, tras la licencia permanente al cargo de Marco Fidel Suárez. Holguín fue la solución a una crisis marcada por los graves problemas sociales y económicos y acrecentada por los diferentes escándalos en la persona del saliente mandatario.
Holguín desarrolló un mandato de poco menos de un año, en el que a pesar de buscar la concordia entre los diferentes sectores políticos, contó con una fuerte oposición gracias a sus intereses políticos respecto a un ala de su Partido Conservdor.
Respecto a su ejecución, concluye Ignacio Arizmendi Posada en su libro dedicado a los Presidentes de Colombia hasta 1990 que “pese a la estrechez del presupuesto, esta administración le prestó interés a la construcción de los ferrocarriles del norte y del Pacífico, ajustándose así a la preocupación que otros gobiernos habían tenido al respecto”.
Falleció el 2 de marzo de 1928.
Autor: Javier Hernández