Ficha Técnica
La guerra y la fe han estado íntimamente ligadas. Desde las Cruzadas hasta el Yihad, la religión ha inspirado y protegido el derramamiento de sangre entre los pueblos. El proceso de independencia en América no fue diferente en este sentido. El uso de la imágen de la Virgen, en cualquiera de sus vertientes y colores, estuvo presente desde México hasta el sur del continente. Portar la imagen de la “patrona” se constituía en un factor de protección y de triunfo seguro.
Vírgenes para la guerra
En Colombia se destacan los ejemplos relacionados con la Virgen de la Inmaculada en el proceso de independencia de las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca; su presencia (así fuera engañosa) en la Batalla de San Victorino o el robo que de la imagen de la Virgen de Chiquinquirá por parte del general de los ejércitos libertadores, Manuel Serviez.
En este fragmento de la serie José María Córdova (1979) se aprecia a Serviez alentando a sus tropas a luchar en nombre de la Virgen y Cristo. Si bien no aparece la imagen de ella, como relata este episodio de la historia anecdótica, es un claro uso de la divinidad para estimular el valor de las tropas.
Esto sucedió en la última etapa de ese periodo también conocido como la Patria Boba, en que federalistas y centralistas se disputaban el poder antes de la llegada de las tropas de la Reconquista a Santafe. Este fragmento sucede previo a la huida de las tropas de Serviez al Casanare (abril 1816). Durante esa huída la imagen de la Virgen quedó en el camino y fue recuperada por las tropas del Rey.
La Virgen de Chiquinquirá fuera de Colombia
En la ciudad de Caraz (Perú), se venera la imagen de esta virgen desde el siglo XVI. No obstante, su uso bélico se remonta al enero de 1839 en el contexto de la Batalla de Yungay, que terminó con la Confederación Perú-Boliviana. “(...)se nota la presencia de una hermosa mujer con su niño en brazos quien ayudó a derrotar al enemigo. Al día siguiente los jefes militares mandan celebrar en Caraz una misa de agradecimiento por la victoria obtenida y al ingresar a la Capilla de la Virgen de Chiquinquirá, el asombro de los jefes y oficiales fue grande al reconocer en el cuadro de la Virgen de Chiquinquirá a la señora que les dio la victoria en la Batalla de Pan de Azúcar”.
Autor: Javier Hernández