Señal Memoria recuerda a la actriz afrocolombiana Bárbara Perea en una de sus primeras intervenciones en la televisión nacional.
Nació en Nueva York, ciudad donde residían sus padres, ya que su progenitor estudiaba un posgrado en Derecho, su familia es originaria del Chocó, creció entre Quibdó y Bogotá.
Bárbara Perea es una actriz colombiana de teatro, televisión y cine, maestra en arte dramático, pedagoga especializada en voz actoral.
Barbara ha trabajado en más de 25 producciones, como La Selección de Caracol Televisión, Azúcar de RCN Televisión, asimismo hace parte de la Corporación Omenka integrada por artistas afrocolombianas que busca contar las historias y problemáticas desde la gente afro, por lo que ha participado en obras de teatro como Esta negrura mía y Una uva pasa bajo el Sol, dirigidas por Ramsés Ramos y Juan Sebastián Aragón, respectivamente.
En 1987 se incorporó al elenco de La Historia de Tita, la actriz ya había trabajado previamente junto al director Pepe Sánchez en El cuento del domingo seriado producido por RTI Televisión; cuando ella presentó la audición para hacer el personaje de Eudocia, era aún estudiante de la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD). La selección de los actores para esta serie estuvo a cargo de la actriz Jennifer Steffens.
Bárbara recuerda que en la creación de este personaje influyeron dos aspectos tanto la acertada dirección que realizó Pepe Sánchez de la serie, como el trabajo de campo que la actriz desarrolló en los inquilinatos del centro de Bogotá, donde pudo conocer a sus habitantes que le sirvieron de inspiración para hacer el personaje de Eudocia. Además de la sumatoria de observaciones de la cotidianidad de quienes vivían diariamente en medio de ambientes marcados por la pobreza, la marginalidad y el bajo mundo urbano.
En La Historia de Tita, Eudocia, es una mujer lesbiana que crece en un orfanato dirigido por las monjas, cuenta con un empleo formal en una empresa y es una las vecinas que residen en el inquilinato donde vive Tita Sánchez (interpretada por la actriz Ana María Fernández) con quien sostiene una amistad.
Pepe Sánchez (director). (1987) La Historia de Tita. Bogotá: Tevecine. Archivo Señal Memoria, VR-UMT-221103 CLIP 2
La precariedad y maltratos en los cuales vive Tita Sánchez hacen que Eudocia le ayude constantemente con comida, ropa y protección, algo que realiza porque estima a Tita a tal punto de llegar a enamorarse de ella. Al confundir la amistad y la empatía con el amor el destino de Eudocia la lleva a un desenlace que le cuesta la vida en medio de un crimen.
Eudocia es víctima de sus sentimientos amorosos puesto que cree equivocadamente que estos son correspondidos por Tita, al respecto Bárbara Perea menciona que el personaje no estuvo construido como un ser villano o maquiavélico sino como una vecina que ayuda a otra que está en condiciones menos favorables, a partir de la amistad y la solidaridad, pero que la fuerza de las circunstancias hace que todo termine en un homicidio.
La amistad entre Eudocia y Tita se desarrolla en un ambiente urbano y hostil donde la extrema pobreza, la violencia, el delito y el abuso están presentes. La relación entre Tita y Eudocia se mueve entre la confianza y la traición. La cotidianidad en la que viven estos personajes influyó en su desenlace trágico.
Pepe Sánchez (director). (1987) La Historia de Tita. Bogotá: Tevecine. Archivo Señal Memoria, VR-UMT-221106 CLIP 1
Para Bárbara Perea La historia de Tita llevó a la televisión una narración cruda y sin adornos hecha como si fuera cine, sus actuaciones no eran estereotipadas y se dramatizaron situaciones veraces, sumado al hecho de haber sido grabada en su totalidad en exteriores y, contada por medio de imágenes en tonos claroscuro. Además se utilizó un lenguaje cotidiano, logrando aceptación por parte de la audiencia de la época.
Barbara Perea, recuerda que Eudocia fue un personaje importante en el desarrollo de toda la serie, que contiene relevancia en la trama, y no fue condicionado por los estereotipos que se tenían para los personajes que se asignaban tradicionalmente a los actores afrocolombianos en este tipo de producciones, donde sus actuaciones eran reducidas a interpretaciones secundarias e incidentales en las historias.
36 años después el personaje de Eudocia, también se constituye en una de las primeras representaciones de mujeres lesbianas en la televisión colombiana. En los años ochenta las dramatizaciones de personas LGBT comenzaron a aparecer con cierta frecuencia en la pantalla chica, en producciones como El Divino (1987) de Caracol Televisión, adaptación de la obra homónima de Gustavo Álvarez Gardeazabal, El infierno (1986) de Coestrellas, libretos de Bernardo Romero Pereiro, ambas dirigidas por Kepa Amuchastegui y en Los Pecados de Inés de Hinojosa (1988) de RTI televisión, conducida por Jorge Alí Triana.
Autor: Antonio Ochoa