En 1993, la entonces programadora estatal Audiovisuales emprendió la titánica tarea de producir un proyecto audiovisual del premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez en el que se narran los acontecimientos que antecedieron el proceso de Independencia de Colombia. Su realización, caracterizada por un despliegue inédito en vestuario, maquillaje, locaciones externas y contratación de un equipo técnico y actoral de gran trayectoria en la época convierte a esta clásica saga en parte del invaluable patrimonio audiovisual colombiano.
Una generación poco trágica
La década de los ochenta es recordada como la edad de oro de la televisión nacional, pues se considera que fue el periodo de maduración de las superproducciones que superaban incluso cualquier antecedente cinematográfico en el país.
Durante esta etapa, el reto de las productoras y los realizadores de televisión fue el de desarrollar de manera exitosa complejas producciones que implicaban grandes inversiones en dirección de arte, extras, y locaciones en exteriores. Adicionalmente, fue el momento en que se empezaron a hacer con mayor rigurosidad dramatizados de ficción histórica que implicaron involucrar a reconocidos académicos, escritores y realizadores para traducir el lenguaje historiográfico en imágenes en movimiento. Tal fue el caso de Revivamos Nuestra Historia, una saga de Producciones Eduardo Lemaitre con colaboración de Promec Televisión, que se mantuvo al aire desde 1979 hasta 1987.
Dos años después de que se acabara esta importante producción de veintidós dramatizados, el ya galardonado Nobel de Literatura Gabriel García Márquez escribió El general en su laberinto, que narra el viaje final de Simón Bolívar por el río Magdalena. Desde ahí se hace evidente el interés del cataquero por la historia nacional. Coincidentemente, en esa misma época los historiadores colombianos estaban bebiendo de las influencias francesas que invitaban a indagar más por la vida cotidiana y las mentalidades de los periodos estudiados.
Como lo afirma Julián David Correa, es este el contexto en el que en 1991 la productora estatal Audiovisuales contrata a Gabriel García Márquez para dirigir un proyecto que aborda los años comprendidos entre 1781 y 1816, y presenta las vidas de una generación de jóvenes criollos, llamada Crónicas de una generación trágica (1993).
Sin ser una serie biográfica, el seriado entrecruzó las vidas de personajes históricos como Camilo Torres, Francisco José de Caldas o Antonio Nariño para llevar a la pantalla chica los hitos que antecedieron el proceso de Independencia de la Nueva Granada del Imperio hispánico. La serie está dividida en seis crónicas: Los comuneros (1781), Los derechos del hombre (1794), Los conspiradores (1797-1810), El florero de Llorente (1810), La patria boba (1810-1813) y La pacificación (1813-1816).
Aunque García Márquez dirigió la construcción de los guiones, su versión final estuvo en manos de la reconocida libretista Stella Malagón, quien aprovechó el especial De generación en generación¸ producido por la misma Audiovisuales, para contar cómo fue el proceso investigativo que dio vida a esta serie.
Delgado, Juan Carlos (1993). De generación en generación. Colombia: Audiovisuales. Archivo Señal Memoria, C1P-243533.
Asimismo, el teleseriado fue dirigido en su totalidad por el guionista, director de cine, teatro y televisión Jorge Alí Triana, quien para ese entonces ya contaba con una vasta experiencia como el director de la serie de ficción histórica Revivamos Nuestra Historia, dirigiendo trece de los veintidós dramatizados de esta saga. Su impronta garantizó un producto de alto nivel de calidad de producción, con más de 4.000 extras y 72 de los más reconocidos actores del cine y la televisión colombiana, con fidelidad histórica expresada en todos los elementos del diseño de producción y dirección de arte. A propósito de la relevancia de los dramatizados históricos, Triana señaló:
Delgado, Juan Carlos (1993). De generación en generación. Colombia: Audiovisuales. Archivo Señal Memoria, C1P-243533.
Producir una serie ambientada a finales del siglo XVIII e inicios del XIX resultó todo un reto para el equipo técnico, pues ya para inicios de la década del noventa, Colombia había pasado por una ola modernizadora en la arquitectura que consideraba que las construcciones coloniales eran obsoletas, por lo que había que demolerlas para construir sobre esos predios grandes obras modernas.
De ahí que la producción tuviera que hacer una importante indagación para encontrar los escenarios adecuados. En la capital se privilegiaron algunos edificios del casco histórico como el actual Museo Colonial, el Museo de Trajes y el Instituto Caro y Cuervo, todos ellos inmuebles ubicados sobre la calle 10. Asimismo, se grabó en Villa de Leyva y Barichara, con el propósito de ambientar de la mejor manera las otrora calles del virreinato de la Nueva Granada.
Como lo afirma Fernando Sarmiento en su Historia de la televisión colombiana (2014), la ambientación de los espacios implicó tareas como la de forrar los postes de luz del siglo XX con corteza de árbol y conseguir la utilería, como muebles y vestuario, en museos coloniales y anticuarios.
Con respecto al maquillaje, se realizó una profunda investigación a partir de los retratos de virreyes y otras autoridades coloniales o republicanas para procurar simular de la mejor manera las tonalidades, peinados y modas del periodo ilustrado neogranadino. Así lo dejó ver el maquillista Rubén Darío Serna:
Delgado, Juan Carlos (1993). De generación en generación. Colombia: Audiovisuales. Archivo Señal Memoria, C1P-243533.
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No es de extrañar entonces que Crónicas de una generación trágica haya arrasado en nominaciones para los XI Premios India Catalina y el Premio Nacional de Televisión Simón Bolívar, en su emisión de 1994; quedándose con las estatuillas a mejor fotografía, mejor maquillaje y mejor ambientación, siendo derrotada en las categorías de mejor dramatizado, mejor actor de reparto (Alejandro Buenaventura y Humberto Dorado) y mejor director por la telenovela de RCN Café con aroma de mujer.
Una crónica patrimonial
Cada 27 de octubre el mundo celebra el Día del Patrimonio Audiovisual, gracias a que la Unesco instauró esta conmemoración desde 1980 como una forma de sensibilizar a la opinión pública sobre la necesidad de adoptar medidas urgentes y de reconocer la importancia de los documentos audiovisuales. En Colombia dicha sensibilización ha sido más lenta, pues no fue sino hasta el 2017 que el Ministerio de Cultura expidió la Resolución 3441, en la cual se creó la definición del Patrimonio Audiovisual Colombiano (PAC).
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Las obras audiovisuales consideradas PAC son todas aquellas que revisten elementos de identidad, memoria o representatividad para la sociedad colombiana. Crónicas de una generación trágica indiscutiblemente se convirtió en un producto que sobrepasó los estándares de la época en megaproducciones históricas que procuraron a través del relato audiovisual dar a conocer nuestro pasado y sus personajes más relevantes.
Los mismos productores de Audiovisuales se percataron de la relevancia histórica que revestiría Crónicas de una generación trágica. De ahí que hayan aprovechado las horas de grabación para hacer el especial De generación en generación, a cargo del director Juan Carlos Delgado, quien nos presentó el detrás de cámara de esta obra audiovisual, dando a conocer el día a día de las grabaciones, las largas jornadas de maquillaje para todo el elenco y las implicaciones de grabar en exteriores con un número considerable de extras. Como se entiende que los elementos conexos a las obras hacen parte del PAC, De generación en generación también se considera parte del patrimonio audiovisual que nos dejó el seriado de Jorge Alí Triana de 1993.
Como la misionalidad del Archivo Señal Memoria no solo es preservar, sino también conservar y divulgar el PAC; Crónicas de una generación trágica fue restaurada en su totalidad por el equipo de Archivo Audiovisual de la entidad y hoy se encuentra para el disfrute de todas las ciber audiencias en la plataforma gratuita RTVCPlay.
Aquí podemos apreciar una escena donde se evidencia el trabajo de restauración, el reto de dramatizar un motín en el siglo XVIII y la habilidad actoral de Armando Gutiérrez, Gerardo Calero, Luis Fernando Montoya y Marcela Gallego.
Triana, Jorge Alí (director). (1993). Crónicas de una generación trágica. Crónica I: Comuneros y señoritos. Colombia: Audiovisuales. Archivo Señal Memoria, VR C1P-243441
Qué mejor manera que disfrutar del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual que con esta serie treintañera.
Autora. Viviana Arce