Aunque Colombia fue uno de los primeros países en que se reconoció a las mujeres su derecho al voto, tuvieron que pasar 100 años para que pudieran ejercerlo.
La Constitución de la provincia de Vélez, en Santander, expedida el 11 de noviembre de 1853, consagró en su artículo 7 el derecho de las mujeres a votar: "Son electores todos los habitantes de la provincia casados o mayores de veintiún años; y cada uno de ellos tiene derecho para sufragar por el número total de Diputados de que se compone la Legislatura". Las constituciones provinciales como esta fueron posibles gracias a la Constitución de la Nueva Granada de 1853, que en su artículo 48 concedió a cada provincia el poder para: “disponer lo que juzgue conveniente a su organización, régimen y administración interior, sin invadir los objetos de competencia del Gobierno general, respecto de los cuales, es imprescindible y absoluta la obligación de conformarse a lo que sobre ellos dispongan esta Constitución o las leyes”.
No hay claridad sobre el ejercicio de su derecho que hicieron las mujeres de la época antes de que esta carta magna de una célebre provincia santandereana fuera anulada, a finales de 1854 o comienzo de 1855. Tuvieron en su momento la posibilidad de votar las mujeres que vivieron en las parroquias de Vélez, Chipatá, la Paz, la Aguada, San Benito, Güepsa, Cite, Puente Nacional, Guabatá, Jesús María, Flórez Chiquinquirá, Muzo, Itoco, Coper, Buenavista, Maripí, Pauna, Saboyá, Paime, Moniquirá, Chitaraque, Santana, Toguí y San José de Pare.
Un siglo después, el 25 de agosto de 1954, el acto legislativo No. 3 de la Asamblea Nacional Constituyente de 1954 modificó la Constitución Política de 1886 y permitió a las mujeres participar en eventos electorales, pero aún no contaban con documentos de identidad que les permitieran ejercer su derecho.
Solo hasta el 4 de marzo de 1955, el decreto 502 ordenó expedir cédulas de ciudadanía a todos los ciudadanos colombianos mayores de 21 años y las mujeres tuvieron la posibilidad real de elegir y ser elegidas. La primera cédula de ciudadanía de una mujer colombiana perteneció a Doña Carola Correa, la esposa del General Gustavo Rojas Pinilla y fue expedida en 1956 con el número 20’000.001.
El ejercicio pleno de los derechos de las ciudadanas colombianas se concretó en el plebiscito del 1 de diciembre de 1957 y las imágenes de las orgullosas sufragantes se conservan en el Archivo Señal Memoria.
