Durante un siglo, La vorágine de José Eustasio Rivera ha sido objeto de adaptaciones y otros usos en la radio y la televisión de nuestro país. Desde registros en noticieros para contar la historia de su autor y su escritura, hasta interpretaciones para radioteatros y series de televisión, pasando por el uso de sus fragmentos en espacios educativos y culturales. Tan pronto como nacieron los medios públicos, era de esperarse que se le abrieran espacios a una de las obras cumbres de la literatura colombiana.
Fonseca, G. (director). (1956). Colombia al Día. Colombia: Dinape. Archivo Señal Memoria, F35MM 851259
La selva se hace denuncia
Mientras terminaba el año 1924, la opinión pública se impresionaba con el relato que José Eustasio Rivera acababa de editar sobre la crudeza de la explotación cauchera en el sur del país, narrada en medio de la fuga de una pareja de amantes, dos antihéroes que viajaban de Bogotá a los Llanos y a quienes la tragedia los llevaba hasta la Amazonía. Era La vorágine, la gran novela de la selva que muy pronto llamaría la atención del resto del mundo, mediante la atención a un genocidio que llevaba décadas fraguándose al amparo del capitalismo industrial. Esa misma denuncia Rivera la había tratado de hacer durante su paso por la política, tras descubrir ese mundo como miembro de la comisión que demarcó la frontera con Venezuela. Así lo recordaba tres décadas después un noticiero cinematográfico (nuestro entrañable Colombia al Día) cuando visitaba Orocué, Casanare, y allí filmaba una de las poblaciones que junto con Neiva y Sogamoso se disputa el honor de haber sido donde se escribió La vorágine.
Pachón, M. (directora). (1985). Español grado cuarto: Tú y la naturaleza. Colombia: Inravisión. Archivo Señal Memoria, UMT 206784
La denuncia se hace novela
Se equivocaron quienes mandaron a un hombre como Rivera a representar al Estado en los confines de aquel país sumido en el abuso. No contaban con que aquel abogado de provincia que ya había renegado de las élites literarias de su país, ahora también haría lo mismo con sus élites políticas, incluyendo a sus viejos padrinos de la Hegemonía Conservadora, e iba convertirse en un denunciante de sus pecados propios y prestados. Y menos contaban que un escritor modernista los denunciaría a través de las letras, de una manera tal que llamaría la atención del planeta entero. Era mejor así. Un debate en el Congreso de un país marginal de Suramérica -o un intercambio epistolar en algún periódico- corría el riesgo de olvidarse, mientras que un clásico de la literatura universal lo seguiría recordando el mundo por más de un siglo. La denuncia de Rivera del genocidio cauchero (sumada a su magnífica apuesta literaria) se enseñaría en los colegios, se traduciría a numerosas lenguas y, a medida que aparecía una nueva técnica para hacerlo, su obra llegaría al cine, a la radio o a la televisión.
Radioteatro La vorágine. (1949). Colombia: Radio Nacional. Archivo Señal Memoria, CD009142
La Vorágine se hace sonido
La primera adaptación vino en una película de México y la dirigió Miguel Zacarías, cuando aquel país vivía la edad de oro de su cinematografía, a finales de los años 40. En la Colombia de entonces no se hacían películas argumentales, pero sí había una radio en crecimiento que se aventuró a adaptar el gran libro. Ocurrió en 1949 y lamentablemente no se conserva completa lo que debió ser otra epopeya, ahora de quienes llevaban el sonido de la selva y el sufrimiento de sus peonadas a los estudios de la Radio Nacional. Eran los tiempos del grupo radioteatral de Eléazar Libreros, Oswaldo Díaz Díaz y Gonzalo Vera Quintana, quienes entonces también fueron capaces de meter allí mismo la batalla de Boyacá o las faenas de la Hacienda El Paraíso. Tan solo conservamos un episodio, que aún así da suficiente cuenta no solo de la dimensión de la tarea, sino también de los logros que entonces alcanzaban la radio colombiana y las artes escénicas, en un tiempo en el cual (no nos cansamos de repetirlo) la radio colombiana llegaba a la mayoría de edad. Las vicisitudes de los archivos sonoros nos han dejado esta obra incompleta, como el manuscrito de Rivera.
Gutiérrez, E. (director). (1975). La vorágine. Colombia: RTI. Archivo Señal Memoria, UMT 204078
El turno de la televisión llegó en 1975 de la mano de RTI. Consciente de su importancia y de la posibilidad de ofrecerla para los mercados internacionales, el presidente de la productora Fernando Gómez Agudelo ordenó producirla en color, aunque para Colombia la señal todavía era en blanco y negro. Para entonces RTI venía de adaptar un clásico literario como María de Jorge Isaacs o novelas históricas no tan conocidas como Antón García de Jorge Meléndez (su competencia Punch hacía lo propio con versiones de Manuela de Eugenio Díaz o El alférez real de Eustaquio Palacios). El reparto fue de antología: Julio César Luna, María Cecilia Botero, Gaspar Ospina, Lucero Galindo, Lyda Zamora, Álvaro Ruiz y Teresa Gutiérrez, bajo la dirección de Eduardo Gutiérrez y libretos de Norberto Díaz-Granados. No sabemos el estado de conservación de este hito de la televisión colombiana que, en el peor de los casos, puede estar tan desaparecido como los personajes de La vorágine.
Mejor suerte ha tenido la adaptación que en 1990 dirigió Lisandro Duque para RCN, con las actuaciones igualmente memorables de Armando Gutiérrez, Florina Lemaitre, Frank Ramírez, Waldo Urrego y María Fernanda Martínez, la cual en más de una ocasión ha sido retransmitida por Señal Colombia.
Gutiérrez, J. (director). (1990). Escritores colombianos. Colombia: Inravisión Cadena 3. Archivo Señal Memoria, UMT 203861
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Autor: Felipe Arias Escobar