El río Atrato es el más grande e importante del departamento del Chocó. Hace parte de su historia y de la cotidianidad de los seres humanos que habitan en sus orillas. No obstante, el ingreso de la explotación industrializada no controlada y de grupos armados organizados ha degradado el río debido a la explotación desmesurada de las riquezas minerales que allí se encuentren. En este artículo, se mostrarán fragmentos que exponen las relaciones entre este cuerpo de agua y sus habitantes a partir de la década de los noventa del siglo XX.
Contexto histórico
El río Atrato es mucho más que un cauce de agua que recorre más de 750 kilómetros. A partir de una visión más amplia, se trata de un vínculo vital entre las comunidades y su identidad cultural. La relación con el ser humano es profunda, pero también está amenazada por la contaminación y la explotación.
¿Cuáles son sus características físicas? El ondulado río abre su cauce por una espesa selva tropical que recibe los vientos de los océanos Pacífico y Atlántico. Además, es una de las zonas más lluviosas de todo el planeta, lo que desemboca en formas de vida animal y vegetal particulares.
De acuerdo con la enciclopedia del Banco de la República, los primeros registros de humanos habitando cerca de sus aguas datan de hace 7 mil años y lo más probable es que se tratará de la etnia Cueva. Posteriormente, varias comunidades como los Embera, Épera–Sapidara, Chamí, Katío y Waunana se asentaron en la zona antes de la llegada de los españoles.
Con la conquista y colonización española, la zona del Pacífico no recibió la misma importancia que la Costa Atlántica, haciendo que otros tipos de economía, como los piratas y esclavos prófugos, se establecieran y comerciaran entre ellos. En esa época, también llegó el contrabando por parte de corsarios y piratas neerlandeses.
Este vínculo ha permitido por varios siglos una relación simbiótica que ha permitido la supervivencia mutua: el ser humano protege el río mientras que este lo recompensa con agua dulce y alimento. Esta relación centenaria entre grupos humanos como los Embera, los palenqueros, comunidades negras, afrodescendientes y colonos ha generado diversas cosmovisiones que se expresan por medio de manifestaciones culturales y sociales.
A continuación, se aprecia un documento audiovisual de la serie Aborigen que expone cómo la relación humanos-río Atrato ha propiciado un ambiente adecuado para la germinación de pueblos e identidades locales únicas y particulares del departamento del Chocó.
Piñacué Achicué, Daniel (Director). (2003). Aborigen, todas las voces. Capítulo 01. Afropacífico: tierra de cimarrones. Valle del Cauca; Chocó-Colombia: Fundación Nasa Wala; Señal Colombia - RTVC. Archivo Señal Memoria, BTCX60-062209B.
Una fuente de vida
Con aproximadamente 750 kilómetros, el río Atrato es un generador de vida de la naturaleza: sus aguas alimentan millones de árboles, plantas y animales todos los días. Además, al estar en el trópico, sus orillas han sido el tránsito de especies migratorias que recorren el planeta.
En 1994, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró el Parque de los Katíos (el cual se encuentra en el Urabá) como Patrimonio Natural Mundial Vital para Sudamérica y Centroamérica. Por lo tanto, todos los actos que afecten al parque no solamente lastiman a unas especies nativas, sino que su degradación puede llevar a una catástrofe planetaria.
Ahora, se aprecia una entrevista al investigador y biólogo, Janisse Rusell quien explica las características geográficas de la región y su importancia para el ecosistema tanto colombiano como del planeta.
Molano Bravo, Alfredo (Director). (1994). Travesías. Territorios negros. El Atrato. Chocó-Colombia: Audiovisuales (Compañía de Informaciones Audiovisuales). Archivo Señal Memoria, VR C1P-243541.
¿La minería es ilegal?
La extracción de minerales es una de las prácticas más antiguas de la humanidad. En el departamento del Chocó, la adquisición de oro por medio de vías fluviales ha sido uno de los principales generadores de riquezas y obtención de ganancias para miles de familias de esa zona del país.
Por siglos, la extracción artesanal ha sido fundamental para la economía de la región y sus impactos ambientales son mínimos comparados con los métodos industrializados, como la maquinaria pesada, como las dragas y los dragones que contaminan el río y desvían su vertiente.
Ahora, se observa un fragmento de la serie Culturama que muestra la cotidianidad de los mineros artesanales. Se ven herramientas tradicionales como la batea, esencial para separar los minerales del agua y facilitar la búsqueda de las pepitas del oro transportadas por el río.
Arenas, Paula (Directora). (2007). Culturama. Festivo 04. Quibdó-Chocó: C.I Video Base S.A; Señal Colombia. Archivo eñal Memoria, BTCX30-007944.
Sin embargo, las disputas por las riquezas minerales también han sido uno de los principales detonantes de la violencia en ese departamento. La introducción de maquinaria pesada por parte del Clan del Golfo, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otras organizaciones armadas ha provocado daños inmensurables al río: se ha contaminado con metales peligrosos para la salud de animales y plantas, y la desviación descontrolada del cauce natural del río tiene consecuencias irreparables para el ambiente.
Ante esta delicada situación, fundaciones privadas, instituciones del Estado e, incluso, existe una brigada del Ejército Nacional enfocada en neutralizar cualquier acto de minería ilícita. Sin embargo, civiles, miembros de grupos armados y empresas siguen explotando el río indiscriminadamente.
Entonces, la minería artesanal o su actividad controlada no son ilegales. El problema es cuando se desarrolla sin los permisos adecuados o para la financiación de actividades ilícitas.
Hay esperanza
Las comunidades del Atrato no se quedaron calladas. Al ver el notorio detrimento en la salud de las personas, la afectación a la vida pesquera, a la pureza del agua y recibir constantes amenazas, el pueblo chocoano interpuso una tutela contra el Estado con el objetivo de proteger el río.
De esa acción judicial, se aprueba la Sentencia T-622-16 de la Corte Constitucional de Colombia, la cual reconoce al río Atrato como un sujeto de derechos. Así, cualquier contaminación o vulneración al río es considerada como un crimen equiparable a violentar una comunidad entera.
Si les interesan estos temas, queremos invitarles a ver el capítulo 9 de la serie Lo sé de memoria, que presenta los logros y avances que se han hecho en materia de la protección y reconocimiento de los nuevos sujetos de derechos, entre los cuales se encuentran los ríos Amazonas y Atrato.
Por: Jaime Cimadevilla Acevedo