La lengua castellana en hispanoamérica posee un sinnúmero de términos para expresar el desconocimiento frente a un tema. Algunos son de tipo local y otros se escuchan desde México hasta la Patagonia.
El dicho “eso viene desde el año de upa”, según el Bogotálogo de Andrés Ospina, es una “expresión empleada con el objeto de fechar objetos o hechos cuyos tiempos, por remotos, resultan imprecisos”. Sin embargo, el origen de la frase aún resulta algo difuso.
Su origen, al adentrarnos en las arenas del tiempo, lo encontramos en un particular libro titulado Colombianismos y otras voces de uso general (1946), del Padre Julio Tobón Betancourt. Aquí quiere decir: “Del tiempo de upa, en los tiempos de upa”. En tiempo del Rey Perico; en época muy antigua, es decir, en el tiempo en que se creía en el upa, árbol fabuloso, al que se le atribuían poderes mortíferos”.
El upa entonces es un árbol. Sin embargo, investigando surge otra de esas frases que en ciertos lugares de Hispanoamérica sirve para denotar lejanía de tiempo: “en tiempos del Rey Perico”. Es entonces cuando se puede rastrear la época de origen del “año de upa”.
El Rey Perico hace parte de la obra Sueños y discursos de verdades descubridoras de abusos, vicios, y engaños, en todos los oficios y Estados del Mundo, creada por Francisco de Quevedo y Villegas entre 1606 y 1623, en la que está la obra de alto contenido humorístico, satírico y moralizante El sueño de la muerte (también conocida como La visita de los chistes).
En un fragmento de esta obra aparece el Rey Perico, haciendo una alevosa defensa de sus tiempos: “Vuesa merced se consuele conmigo, que soy el Rey Perico, y no me dejan descansar de día ni de noche. No hay cosa sucia ni desaliñada, ni pobre, ni antigua, ni mala, que no digan que fue en tiempo del Rey Perico. Mi tiempo fue mejor que ellos pueden pensar”.
En el misma siglo XVII, para algunos autores el peor siglo de la historia pero sin duda uno de los más prolíficos en las artes, sucedió en Colombia un hecho que conserva hasta hoy en día el sabor local de esas expresiones de nuestros colombianismos que significan lejanía o desconocimiento de una situación. El 9 de marzo de 1687 fue el “año del ruido”, plenamente documentado por cronistas de la época
Igualmente, otra expresión que también denota desconocimiento frente al hallazgo de algún objeto, está relacionada con la expresión “más perdido que el hijo’e’Limber”, cuyo origen, que se remonta al aviador norteamericano Charles Lindbergh (1902-1974).
Autor Javier Hernández