Ficha Técnica
Hay legados que se mantienen en la memoria porque cuentan con una materialidad que perdura en el tiempo y hay otros, que no se olvidan porque se convierten en parte de la vida de varias generaciones. El legado de Augustín Nieto Caballero, cumple con las dos, siendo por supuesto un caso excepcional.
Hoy 17 de agosto, se conmemora un año más de su natalicio en 1889, y tanto su obra como sus palabras siguen estando vigentes en nuestra realidad y nos siguen permitiendo entender y cuestionar el papel de la educación en nuestra sociedad. Su obra está íntimamente ligada a la fundación de dos colegios privados en Bogotá: el Gimnasio Moderno y el Gimnasio Femenino.
Sin embargo, su papel como educador no se limitó a estas instituciones. Su legado también se puede apreciar en el sector público, en su paso por el Ministerio de Educación y por la rectoría de la Universidad Nacional entre 1938 y 1941 cuando estaba en proceso de consolidación el nuevo campus. Y casi un siglo después, sus palabras hacen eco todavía: “Nuestra aspiración sería ver convertida la universidad en la casa del espíritu colombiano, en el hogar de cultura, patria, en la escuela de la ciudadanía. Quisiéramos que la universidad no fuera solamente la fábrica de profesionales más o menos expertos, sino también un laboratorio de investigación...”
Para lograr esto, Nieto Caballero se dedicó especialmente a formar e inspirar a los educadores. Era en el enaltecimiento de esta labor, tanto en el magisterio como en la universidad, que se podía garantizar la formación de ciudadanos útiles para sí mismos y para la comunidad. Por esta razón, su legado va más allá de la obra construida y es también una apuesta que nos recuerda hasta la actualidad la necesidad de valorar y cuidar como sociedad el trabajo de educadores y educadoras que tienen en sus hombros la capacidad de enseñarnos a construir mundos posibles.
