Ficha Técnica
Hace 35 años, el 13 de octubre de 1987, Óscar Arias Sánchez supo que había ganado el Premio Nobel de Paz. Tenía 46 años, era presidente de Costa Rica y estaba en la playa con su familia cuando su hermano logró localizarlo para darle la noticia, la cual lo dejó incrédulo (como suele sucederles a tantos al enterarse de tamaña distinción). “Es el día más feliz de mi vida”, dijo poco después, en una de sus primeras declaraciones a los periodistas.
A pesar de su juventud, Arias era un político curtido que a los 33 años fue ministro de Estado. Proveniente de una rica familia dedicada al cultivo del café, contó con una sólida formación académica adquirida en Costa Rica, Estados Unidos y Reino Unido que lo llevó a incursionar en la docencia antes de consolidar su carrera como figura pública.
En 1986 ganó la presidencia de Costa Rica por el Partido Liberación Nacional. Sus principales esfuerzos en el frente internacional estuvieron dirigidos a la elaboración de un ambicioso plan de paz para América Central, en virtud del cual convocó a los mandatarios de El Salvador, asolado por la lucha entre el gobierno militar y el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN); Nicaragua, donde se libraba un duro conflicto entre el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y los Contras apoyados por Estados Unidos; Guatemala, hundida en una guerra civil que llevaba casi un cuarto de siglo, y Honduras, cuya situación de violencia llevó a que Estados Unidos desplegara tropas en su suelo en 1988, haciendo del país su base de operaciones en Centroamérica.
Los esfuerzos de Arias se materializaron con la firma de los acuerdos de Esquipulas I (1986) y II (1987), cuyo principal contenido apuntaba al cese de las hostilidades, la democratización a través de elecciones libres, el control de armas, y la asistencia a los refugiados, entre otros aspectos. Cabe señalar que la iniciativa avanzó por obra y gracia de los antecedentes que había sembrado en el camino el llamado Grupo de Contadora, integrado por Colombia, México, Panamá y Venezuela, cuyos mandatarios se habían reunido en la isla de Contadora en 1983 con el fin de impulsar una acción conjunta de paz para el conflicto centroamericano.
De inmediato, el mundo supo apreciar los efectos de los acuerdos de Esquipulas en la región, por lo cual a Óscar Arias le fue concedido, no solo el Nobel de Paz en 1987, sino también el Príncipe de Asturias de Cooperación Iberoamericana en 1988.
Arias terminó su mandato en 1990 y en 2006 volvió a ganar la Presencia de Costa Rica, ejerciéndola hasta 2010. Hoy continúa trabajando en favor de la democracia, el desarme, la igualdad de género y la desmilitarización a través de la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, creada gracias a los 335.000 dólares que recibió con el Nobel de Paz. Pero ¿qué significó para Óscar Arias ese reconocimiento? Escuchémoslo en una emisión de 2016 del programa Historia de Colombia de la Radio Nacional de Colombia, en diálogo con el periodista Diego Perdomo.
Autor: Fernando Nieto